El pasado domingo 10 de julio se dio cita en Santo Domingo y la semana anterior en Santiago la caravana del orgullo de la comunidad LGTBIQ+

Participantes en la caravana en la ciuda de Santo Domingo, capital de la República Dominicana. Fotografía Jesús Vásquez.

La caravana cumplía su 15 aniversario de celebración continua como actividad significativa y trascendente para las personas con orientaciones sexuales diversas que aprovechan el espacio para compartir, celebrar, festejar y expresarse con libertad con relación a su identidad de género y desfilar en la ciudad de Santo Domingo y sobre todo en varios de los barrios urbano-marginales de esta ciudad.

La caravana tiene una gran importancia para esta comunidad que no cuenta con espacios lúdicos y recreativos abiertos en nuestra ciudad ni en los pueblos y ciudades del país para transitar libremente demostrando su orientación sexual desde sus vestimentas, accesorios y la expresión libre de su afectividad en las relaciones de pareja. Por el contrario, sufren continuamente humillaciones, bullying, discriminación y maltrato en espacios laborales, educativos y comunitarios donde no se respeta la diversidad sexual ni se toma en cuenta que son sujetos de derechos igual que las personas heterosexuales.

A pesar de que todavía en nuestra sociedad no existen legislaciones que protejan a esta población del ejercicio de sus derechos y de prácticas discriminatorias existe una población joven de diferentes estratos sociales que apoya y/o se adhiere a la comunidad LGTBIQ+

Esta presencia juvenil de apoyo y adhesión presenta otro rostro de la sociedad dominicana en la que el conservadurismo está en continuo quiebre y erosión desde las nuevas generaciones con demandas de nuevos espacios de participación y la ruptura con los tabúes y los estigmas que arrastran los grupos conservadores, adultocéntricos con apego al patriarcado y a la doble moral.

Los recorridos por los barrios mostraban rostros de aprobación que se unían a la celebración del orgullo desde el carácter de fiesta que tiene la caravana a través del baile, la música y las expresiones corporales de aprobación y apoyo a la misma. Grupos de personas de diferentes edades y condiciones sociales se sumaban y disfrutaban de la celebración del orgullo de forma abierta e incluso con movimientos de banderas de la comunidad LGTBIQ+. A pesar de que se recorren barrios estigmatizados en la opinión publica como “calientes” “violentos” e “inseguros” no sucedió ningún hecho que responda a estos prejuicios. Por el contrario, el ambiente es festivo y de “coro” continuo y constante en todos los ámbitos.

La caravana favorece asi a generar alegría y fiesta no solo para la población LGTBIQ y quienes apoyan sus reivindicaciones y sus derechos sino también para los barrios marginados que demuestran que son espacios de acogida para la juventud que busca romper con las barreras culturales que limita su ejercicio democrático con una estrecha conexión que anida la cultura popular.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY