Julio Antonio Mella McPartland nació La Habana, Cuba, el 25 de marzo de 1903 y falleció en Ciudad de México el 10 de enero de 1929. Fue el primer líder estudiantil que se convirtió simultáneamente en una figura nacional. Siempre había sido el espíritu guía del movimiento de reforma universitaria en Cuba. Hijo de Nicanor Mella Brea y Cecilia Magdalena McPartland Reilly, una irlandesa; su abuelo fue el prócer dominicano Matías Ramón Mella, ambos pertenecientes a la clase media.

Julio asistió a una escuela privada de la cual fue expulsado tras numerosas disputas con los profesores. En la escuela secundaria estatal, un maestro le impartió algunas de las ideas políticas y sociales de la revolución mexicana.

Ingresó a la universidad en septiembre de 1921, ejerciendo rápidamente una influencia magnética sobre su generación. Un contemporáneo lo describió como "joven, guapo e insolente, como un héroe homérico". Poseía una voz fuerte y profunda que surgía desde lo más profundo de su pecho. Cuando comenzaba a hablar bajo el gran laurel del patio universitario, las aulas quedaban vacías y los profesores tenían que dirigirse a asientos desiertos.

Mella era un ateo militante y dogmático. En una ocasión, reprendió a un compañero por abogar por la abolición de la Enmienda Platt, argumentando que, al provenir de una escuela católica, no sabía nada al respecto. Gracias a su constante lucha, desarrolló una gran fuerza física que luego empleó para romper los cordones policiales durante las manifestaciones frente al Palacio Nacional en La Habana.

Posteriormente, organizó un ambicioso Congreso de Estudiantes Revolucionarios en La Habana, que resultó en la fundación de un instituto de educación para adultos siguiendo las líneas inspiradas por José Carlos Mariátegui en Perú. Este instituto, llamado Universidad Popular José Martí, tuvo a Julio Antonio Mella como secretario general, mientras que Tallet, un joven poeta, ocupaba la presidencia. El nombre era significativo, ya que Mella admiraba a Martí y expresó, de manera algo sentenciosa, algo similar a lo que Lenin había dicho recientemente sobre Sun Yat-sen: "Aunque representante de una democracia burguesa, es aún capaz de hacer mucho porque no ha cumplido su misión histórica".

Julio Antonio Mella.

En ese momento, Mella, influenciado durante algún tiempo por la APRA de Haya de la Torre en Perú, se inclinaba hacia la extrema izquierda en política. Cada noche, en diversos lugares de la ciudad de La Habana y sus alrededores, Mella, Tallet u otros intelectuales impartían lecciones de marxismo a grupos de obreros muy interesados. Ninguno de estos hombres era aún comunista, pero pronto abandonarían las pretensiones puramente literarias por un análisis social más profundo.

En 1923, aunque fue un año razonablemente próspero, marcó el comienzo de un agudo movimiento de protesta contra el corrupto y aparentemente incapaz sistema político. El fraude en la venta del convento de Santa Clara fue vehementemente denunciado por los estudiantes en la famosa "protesta de los 13″, encabezada por el joven y brillante poeta Rubén Martínez Villena. Su estilo, al igual que el de los radicales cubanos del siglo XIX, era literario pero inequívocamente milenarista. Así, el poeta Martínez Villena expresó:

 

Nuestra Cuba bien sabes cuán propicia a la caza

 

De Naciones y cómo soporta la amenaza

 

Permanente del Norte que su ambición incuba

 

La Florida es un índice que señala hacia Cuba.

A principios de 1929, ocurrió la siniestra muerte de Julio Antonio Mella, quien se había exiliado en 1927. Después de asistir a la conferencia "Antiimperialista" en Bruselas y visitar Moscú, Mella se estableció en México, donde fundó periódicos como "Cuba Libre" y una asociación de exiliados, al mismo tiempo que colaboraba con la Escuela Emiliano Zapata, de carácter revolucionario, y con el Socorro Rojo Internacional. Durante un tiempo, parecía que Mella era miembro del Partido Comunista mexicano y se dedicaba a colaborar en la organización de la rama azteca de la Liga Antiimperialista.

En la noche del 10 de enero de 1929, Mella fue asesinado a tiros mientras paseaba con su hermosa compañera Tina Modotti, una italiana comunista y fotógrafa, en la Ciudad de México. Aunque las relaciones entre Mella y los comunistas tuvieron dificultades antes de su muerte, todas las pruebas indicaron que el asesinato fue perpetrado no por los comunistas, sino por un pistolero a las órdenes de Machado llamado Magriñat, que se había unido al servicio del presidente tras participar en incidentes promenocalistas en las elecciones de 1924. Magriñat y Antonio Sanabria fueron enviados específicamente a la Ciudad de México para asesinar a Mella. José Agustín López Valinas, un pistolero profesional sin afiliación política definida, fue más tarde acusado de ser el autor material de los disparos. Mella fue trasladado al domicilio del pintor Diego Rivera, donde finalmente falleció a causa de las heridas.

Referencia bibliográfica.

Thomas, Hugh. Cuba: La lucha por la libertad 1762-1970, Tomo II. Ediciones Grijalbo, S.A., Barcelona-México, D.F., 1974.