La República Dominicana no existía hasta que el prócer Duarte la concibió en 1838 y, hasta que la instaló en 1844. Sin embargo no bien la pensó cuando ya los sectores conservadores hicieron un asalto a su independencia nacional. Una vez creado el Estado Dominicano, en torno al poder se enquistó una estructura gobernante cuya bandera principal de lucha fue el exterminio de las ideas trinitarias, y en cambio poner en prácticas sus maquinaciones del protectorado. Y desde entonces, todo su proyecto de nación fue suplantado por la vorágine del control de bandos políticos, cuando no, los patriotas los fusilaron o los condenaron a las mazmorras y destierros, y negando a Duarte, aún andan corriendo muchos líderes que han hecho y hacen el papel de apologista de su púlpito de papel.
Hoy día, a 178 años del trabucazo de Mella, 27 de febrero del 1844, ningún Duartiano, de alma, cuerpo, corazón y sentimiento, ha subido a la presidencia de la República. Ese camino quedó cerrado para siempre, y los primeros en evitarlo han sido las propias gentes del pueblo guiado por los nuevos tabaqueros y hateros. Y lo peor es que se les hacen tantos ritos sociales que en realidad lucen ser carentes de franqueza, sinceridad y sentimientos reales y verdaderos. A menudo, como una forma de etiqueta patriótica, a nuestro presidente eternamente derrocado o colocado en un pulpito de papel, Juan Pablo Duarte, se le brinda en iglesias, palacios, clubes y partidos políticos grandes festejos que según el comportamiento de los que los escenifican, lucen poses y burdas apariencias e hipócritas reverencias al apóstol de la patria. Si, el mismo que sobre sus ideas, cada cuatro años se afianza más y se hace más eterno su destierro, y con ello también entroniza la falta de conciencia social y la carencia de buenas prácticas de conductas políticas y sociales.
Dicho lo anterior, y fijándonos que desde la " independencia", hemos tenido algo igual a 55 presidentes que han ocupado el solio presidencial hasta la fecha, por igual con pocas excepciones, pasando por Santana y Trujillo y otros tantos más, han fundamentado sus discursos y promesas basados en el sueño de Juan Pablo Duarte, que se soportaba en la idea de un país autosufiente, ético y sobretodo, libre, democrático y, serio más que nada. Pero sin embargo, en la práctica ha prevalecido la línea absolutamente contraria a los sueños del apóstol de la patria.
Cuando hablamos de que Juan Pablo Duarte, y que metafóricamente, lo estamos candidateando de forma ad Vitam, desde hoy y para siempre, como nuestro candidato, y decimos, estamos consciente que hasta nosotros mismos estaríamos en duda de que realmente votaríamos por nuestro patricio como presidente. Y como me decía un amigo de larga data, " estoy tan acostumbrado al mal, que hasta lo bueno me hace daño¨. Sin embargo, sé que mi líder,-Juan Pablo Duarte y Diez-, aunque en 1844, tras la propuesta de modificación a la constituyente, incluso con el respaldo militar de Mella, a la sazón comandante en jefe del Departamento Central del Cibao, Duarte, aunque entendía era justo, se negó por defender la lealtad a sus principios del manifiesto del 16 de Enero de ese mismo año. Sin embargo, nosotros decimos que como quiera sus ideas fueron derrotadas desde el 27 de febrero del 1844. Y por eso, Francisco del Rosario y María Trinidad Sanchez, fueron fusilados para consumar el derrocamiento de Duarte y sus ideas trinitarias y, así extinguirlas para siempre. Sin embargo, aún suenan cantos y júbilos ensalzándolo. Incluso, un mausoleo se creó como altar de la patria. Y todos los años se les hacen diversos y muchos rituales patrióticos, escondiéndose el lutos de tantos cientos de jóvenes que fueron fusilados cuando intentaron revivirlo con sus nuevos sueños de patria. Por tanto, todos esos ritos, se comparan como la propia falsa que se hace en la cuaresma como fiesta de resurrección de Cristo, ya que todo se ha envuelto en unas bacanales, y la verdad solo pulula en altares y sermones y en la consigna que Cristo viene, pero sin la interiorización de la verdadera fe o todo dicho, como dicen, de la boca para afuera.
Entonces, tenemos un cristo de la libertad, que cada momento hace más falta su resurrección para ver si los que los alaban y hacen pantomimas con su pureza patriótica, en verdad asimilarían un gobierno en base a la implementación de sus ideas. Te apuesto, que más duraría una cucaracha en un gallinero que los minutos que lo dejen en el solio, sólo sería hasta que se apaguen las luces de las pantallas sociales de la falsa idolatría. Porque si así fuera, aunque Duarte no esté físicamente, sus ideas de la fundamentación de Estado Republicano, Democrático y de Derecho, no sería un discurso o un simple verbo, sería entonces una llama encendida en el pecho de cada dominicano iluminando la conciencia nacional y liberándolo de su templo de barro y de papel.