El padre Giovanni Francesco Fantino Falco, nació en Borgo San Dalmazzo, Italia, el 26 de mayo de 1867. Llegó a la República Dominicana el 8 de noviembre de 1899 y el 24 de agosto de 1903 a La Vega. En 1919 es designado capellán del Santuario de Nuestra Señora de Las Mercedes, en el Santo Cerro, iniciando de inmediato su apostolado. En La Vega el Padre Fantino, de la Orden de los Franciscanos, tuvo una gran influencia sobre Juan Bosch, quien fue su alumno en el Colegio San Sebastián por cinco años, contribuyendo enormemente con su formación espiritual y humana.
A pesar de haber sido satanizado, derrocado, acusado de comunista y de no creer en Dios, Juan Bosch tenía un gran respeto por la iglesia católica y profesaba gran admiración y devoción por el Padre Fantino Falco. Una muestra de ello es que después de ser derrocado por un golpe de Estado, el 25 de septiembre de 1963, Bosch escribió el libro “Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana”, dedicando un capítulo a la iglesia católica y al padre Fantino, en el que expresa la gran influencia que este sacerdote ha tenido en la fe católica, sobre todo, en la Región del Cibao, por haber desarrollado una gran labor sacerdotal en el Santo Cerro, por su humildad, sacrificio, entrega al cuidado de los enfermos, celebrar las eucaristías y por la forma de predicar el Evangelio de Jesucristo, muy diferente a los demás.
“Yo era joven entonces, pero dije a menudo: “Después de su muerte, el padre Fantino será adorado en toda esta región como un santo, y la gente tendrá por reliquia un pedazo de su sotana. Y así sucedió. Del Padre Fantino aprendí el verdadero sentido de la caridad a mi prójimo; por donde pasaba, dejaba huellas de su humildad y pobreza. Su labor no se limitaba sólo a la parte espiritual, sino a resolver las necesidades materiales. Vestía con extremada humildad, a veces con manchas en el hábito”.
Otra demostración de su devoción y veneración profesadas al padre Fantino lo constituye el siguiente testimonio del cual fui testigo presencial:
En los últimos años de su vida, cada vez que don Juan Bosch deseaba visitar La Vega, fui a quien se llamaba para que me encargara de su recibimiento y de sus atenciones, por ser el Gobernador Civil y Provincial de La Vega (1996-2000). En su última visita a esta ciudad, como una forma de recrear su mente, decidí llevarlo al Santo Cerro, lugar donde estudio, disfruto de su niñez, conoció y se formó bajo las enseñanzas del Padre Fantino.
Al llegar allí, acompañado de su querida esposa doña Carmen Quidiello de Bosch, el párroco de la iglesia de Las Mercedes, Francisco Almonte, nos hizo entrega de un manuscrito inédito de su puño y letras y en papel personalizado de Bosch, el cual reposaba en los archivos de dicha iglesia desde su regreso del exilio en 1961, con el siguiente mensaje:
“Saludo al venerable párroco de la iglesia del Santo Cerro en ocasión de enviarle a través de Don Mariano Decamps, portador de la presente, una pequeña suma destinada a cinco misas de difuntos a la memoria del inolvidable Padre Fantino, en cuya palabra aprendí el valor de la caridad cristiana. Ruego que no se dé publicidad a este envió para que no se atribuya a fines políticos, lo que es una promesa de veinte años atrás. Atentamente, Juan Bosch”, Santo Domingo, octubre 8, 1961.
A más de 60 años de las clarividentes predicciones hechas por Juan Bosch de que algún día el padre Fantino Falco sería canonizado o hecho santo, ya es casi una realidad. El obispo emérito de la Diócesis de La Vega, Monseñor Antonio Camilo González es uno de sus fieles precursores.