Al correr de los siete meses que duró el Gobierno de Juan Bosch las amenazas aumentaban hora tras hora y día tras día.

La conjura era de conocimiento general, pues, circulaba en forma de rumores, mentiras, calumnias.  Eran conocidas las acciones de sabotaje de los planes del gobierno con la participación de conspiradores locales y extranjeros.

Los discursos pronunciados entonces por el presidente de la República ofrecen una visión cronológica del grave peligro que se cernía sobre la naciente democracia dominicana.

En ellos Bosch revela los puntos decisivos de la conjura; da claros indicadores de que no desconocía la inminencia del derrocamiento de su gobierno.

El 23 de mayo de 1963, ante la petición de determinados grupos de presión de que su Gobierno se defina ideológicamente, Bosch afirma:

“La República Dominicana, el pueblo dominicano, como la mayoría de los pueblos, pues, está dividida en grandes grupos, por lo menos en tres grupos, uno de ellos considera que el gobierno de la República Dominicana tiene que estar a las órdenes del gobierno de Washington.

‘Cuando se me pide que defina ideológicamente el gobierno lo que se quiere es que yo diga que me voy a poner de rodillas ante una de esas dos capitales. Pues bien, de rodillas, ante nadie. Yo fui elegido por este pueblo, porque soy dominicano, para gobernar a los dominicanos, para el beneficio de los dominicanos. En primer lugar, a mí me cubre la bandera dominicana y no me cubrirá ni muerto ni vivo ninguna otra bandera, y porque estoy y está luchando el gobierno, por la República Dominicana, voy a dar esta noche noticias que me enorgullecen como dominicano.”

El 29 de mayo de 1963 el periódico El Mundo, de Puerto Rico, divulgó la especie de que el gobierno de Bosch estaba cediendo ante la izquierda dominicana. En respuesta a esa campaña afirma Bosch:

“[…] esta novela tiene un estilo muy parecido al de cierto periodista dominicano. Dice así: ‘Impone alto tributo a exportación azúcar’. Y luego el título dice: ‘Temen Juan Bosch ceda ante la presión de la extrema izquierda’, por Bienvenido Ortiz Otero. ‘Una ley instrumentada por el Gobierno de la República Dominicana imponiendo un elevado impuesto al azúcar que se exporta de dicho país, ha infundido temores a los inversionistas norteamericanos y al Departamento de Estado, en el sentido de que el presidente Juan Bosch está cediendo a las presiones del ala de extrema izquierda’ .

El 18 de julio de 1963 Bosch responde al partido Vanguardia Revolucionaria Dominicana, que lo acusa de insultar y mentir:

“Pero es el caso que cada día se va aumentando el tono de la oposición y se llega a términos que no son concretos. Por ejemplo, aquí tenemos lo que se dijo ayer en la emisora Radio Universal a las 12 y media del día, en la hora de Vanguardia Revolucionaria Dominicana. Dice lo siguiente: ‘Cada vez que el ciudadano presidente habla de sus labios no se escuchan más que denuestos y mentira. La soberbia se ha apoderado de su ser. Su lenguaje no es el propio de un escritor de talla ni el de un hombre público, mucho menos el de un presidente. Pretendiendo llegar al pueblo al través de la palabra sencilla, lo hace en un lenguaje procaz y hasta soez’.

‘Bueno, denuesto, en primer lugar, quiere decir insulto, y yo desearía que los dominicanos que me han oído alguna vez insultar a alguien me lo dijeran; que me lo escribieran, queme enviaran telegramas para yo medir por esas cartas y esos telegramas la opinión pública, la opinión de mi pueblo.

‘Dice Vanguardia que hablo con soberbia. Parece que Vanguardia confunde la firmeza con la soberbia. Los soberbios son los orgullosos; los orgullosos generalmente son vanos, no tienen de qué enorgullecerse. Yo no soy vano; soy un hombre simple, un hombre del pueblo. ‘Mi lenguaje, según estos señores, es procaz y hasta soez. Procaz quiere decir desvergonzado y soez quiere decir indecente. Nunca me he expresado en una forma desvergonzada ni en una forma indecente. Así, por este tono, se mantiene una parte importante de la oposición.”

El 18 de julio de 1963 Bosch responde al Movimiento Popular Dominicano, MPD, que como una forma de oponerse a la Reforma Agraria que el gobierno llevaba a cabo, acusa a Bosch del crimen de Palma Sola acaecido en diciembre de 1962:

“Ayer, o antes de ayer, en el programa del Movimiento Popular Dominicano, el MPD, se decía que Palma Sola fue el primer crimen del gobierno de Juan Bosch. Palma Sola ocurrió en el mes de diciembre de 1962 y nuestro Gobierno comenzó el 27 de febrero de 1963.Sin embargo, ya somos responsables de lo que ocurrió en Palma Sola. Así se va, poco a poco, confundiendo al pueblo, con una serie de infundios, de “acumulos”, como dice el campesino de mi tierra, y el pueblo debe saber con claridad, que lo están conduciendo, lo están llevando como si fuera buey con narigón, a una posición que no es la correcta.”

Bosch afirma el 18 de julio de 1963 que el Partido Revolucionario Social Cristiano hablaba ya de golpe de Estado, habiéndose opuesto antes a la Constituyente y a la Constitución:

“Con motivo de los acontecimientos que han mantenido agitado al país en estos días, el Partido Revolucionario Social Cristiano dijo que, si se da un golpe militar ahora, es porque hay descontento popular debido a la poca acción revolucionaria del Gobierno; pero ese partido olvida que él fue que encabezó la acción contra la Constituyente cuando se estaba redactando, discutiendo, la Constitución que permitiera a este Gobierno, hacer una revolución legal.

Incluso ese partido llevó al Congreso a jóvenes escolares que apedrearon el Congreso y rompieron los cristales de las puertas del Congreso; de manera que el Gobierno está obligado a hacer una revolución dentro del límite que le fue impuesto por una opinión pública movida por grupos agresivos en los días en que se estaba haciendo, redactando la Constitución, y entre esos grupos agresivos, los social cristianos fueron de los más.”

El 18 de julio de 1963 Bosch denuncia el saboteo de la Reforma Agraria:

“Han salido equipos organizados por los campos a decirles a los campesinos que no les paguen al Banco Agrícola. Esa sería una traición al Gobierno, y una traición a ellos mismos. A los campesinos que no les pagaran al Banco Agrícola, porque si no les pagan, el año que viene el Banco Agrícola no podrá darles dinero a los campesinos. En estos meses, en estos cuatro meses y medio, hemos dado más de doce millones y medio de pesos a más de 25,000 campesinos, para que puedan producir con tranquilidad y ganar dinero y mantener a su familia. Los que se dejen engañar, que siempre serán pocos, van a perjudicar a los demás. Los campesinos honrados y trabajadores deben tener el ojo abierto y el oído atento, y cuando vaya alguien a decirles que no le paguen al Banco Agrícola, sáquenlos de su sección, que ese es un enemigo de ustedes.”

El 18 de julio de 1963 Bosch habla de su visita a San Isidro, ante rumores de un ultimátum dado al presidente por los jefes militares:

“Bien, ahora vamos a lo que en este momento es de gran interés nacional; vamos a hablar de lo que ocurrió en la Base Aérea de San Isidro, el sábado día 13 de julio.

‘Se ha dicho en la prensa que un grupo de oficiales le sometió al presidente de la República un ultimátum o un pliego de condiciones con varias condiciones, entre ellas, establecer un servicio de Inteligencia Militar y la de perseguir a líderes políticos, o hacerlos presos.”

La respuesta de Bosch ante la petición de los militares fue un elemento decisivo para que la conjura contra su gobierno se materializara:

“Yo me senté y les expliqué a los militares lo siguiente: Un Gobierno democrático no puede ser democrático para unos sectores y dictatorial para otros. Debo decir, señores, que yo no voy a repetir aquí palabra por palabra todo lo que dije allí, porque los tendría a ustedes frente a los televisores o frente a los radios una hora, que fue más o menos lo que duró aquella conversación, y por tanto voy a resumir, voy a tratar de decir en pocas palabras lo que   dije entonces: No puede ser democrático para unos y dictatorial para otros, así como una dictadura no puede ser tiránica para unos y democrática para otros.”

El 18 de julio de 1963 Bosch denuncia las acciones conspirativas de algunos curas de la Iglesia Católica:

“La campaña de comunista que comenzó el sacerdote Láutico García y que en estos momentos están haciéndonos otros sacerdotes jesuitas en la Línea Noroeste, esa campaña ahora ha derivado. Ahora yo no soy comunista, sino que les estoy entregando a los comunistas el país.”

El 24 de julio se refiere a la trama de Petán Trujillo, quien solicita la devolución de los bienes confiscados:

“El pueblo dominicano está en peligro de que todas las propiedades confiscadas sean devueltas. Yo no soy juez y no puedo decir si en esas propiedades hay algunas que deben ser devueltas o no deben ser devueltas. Pero estamos en un momento crítico porque la devolución de cualquiera de esas propiedades, dictaminada por el Tribunal de Confiscaciones, puede producir una sublevación nacional.”

El 13 de septiembre de 1963, es decir 12 días antes del golpe de Estado, Juan Bosch anunció al país un viaje al extranjero, en esa ocasión a México; “por primera vez” el viaje de un presidente constitucional.

Se propagó la idea de que ese viaje era para Bosch juntarse en México con representantes de los países comunistas: de Cuba y de Rusia. En su mensaje el presidente previno al Pueblo contra la trama de sus opositores:

“Llamo la atención de todo el Pueblo dominicano hacia el hecho de que la invitación espontánea no buscada ni solicitada, que me ha hecho Su Excelencia el presidente de los Estados Unidos de México, no es un honor para mí sino para la democracia dominicana, el presidente que eligieron libremente los dominicanos, no la persona privada de Juan Bosch. Si en este momento yo no fuera presidente de la República, el presidente López Mateos no me hubiera invitado a mí; hubiera invitado al que hubieran elegido el 20 de diciembre.

‘Llamo también la atención hacia el hecho de que el embajador dominicano en México es miembro del partido que ha dicho que yo voy a México para veme con diplomáticos comunistas de Rusia y Cuba. Y eso significa que, si yo voy a verme con esos diplomáticos comunistas, el partido que ha dicho tal cosa está participando en el plan de esas entrevistas misteriosas con embajadores comunistas.”

Bosch terminó ese discurso dándole seguridad al pueblo: “Me voy y volveré y en esta tierra no pasará nada”.

Sin embargo, ya el golpe de Estado estaba prácticamente consumado. Era la crónica de un golpe de Estado anunciado.

El 17 de septiembre de 1963 disertaba en México durante una cena que ofreció en honor del presidente de México, Adolfo López Mateos.  Bosch comenzó sus palabras con una imagen premonitoria: “Los griegos de los tiempos homéricos conmemoraban con un banquete la muerte de sus amigos.”

El 23 septiembre de 1963 hubo un banquete en el que participaron el presidente y el almirante William Ferrall, comandante de las Fuerzas Navales del Comando Sur Norteamericano, junto a la cúpula de las Fuerzas Armadas Dominicanas. ¿Qué buscaba ese almirante en el país; por qué permaneció hasta el 25 de septiembre de 1963?

Simplemente estaba brindando en el banquete por la muerte de sus enemigos: Juan Bosch y el Gobierno constitucional de1963, invirtiendo la imagen empleada por Bosch en honor al presidente de México.

A ese respecto escribe Víctor Grimaldi:

“Lo más curioso es que el golpe se produce unas seis horas después de que en una recepción celebrada en el Club de Oficiales de las Fuerzas armadas el presidente Bosch compartió cordialmente con el comandante William Ferrall, comandante de las Fuerzas Navales del Comando Sur Norteamericano, con sede en Panamá.

‘Ferrall estaba en el país hasta el mediodía del 25 de septiembre, y ¿cómo era posible que fue derrocado en sus propias narices un gobierno democrático y representativo acorde con la filosofía que decía sustentar el presidente John F. Kennedy?” (GRIMALDI, Víctor, Golpe y revolución, Santo Domingo, Editora Corripio, 2000, p. 65 ) .

Ese ese hecho, por la crudeza de la realidad y por la carga simbólica que encierra, refuerza las denuncias de Bosch elevándolas al nivel de testimonio de una conjura, avalado por la situación institución: es el testimonio del presidente Constitucional.

Las investigaciones como las de Víctor Grimaldi consignan que esa conjura fue obra del gobierno norteamericano. Ese gobierno, en tiempo del presidente Kennedy, se propuso conspirar contra el gobierno haitiano, del dictador Duvalier; pero finalmente, a quien derrocó fue a Juan Bosch porque no quiso aceptar que desde territorio dominicano se conspirara contra un gobierno extranjero.

Pero, sobre todo, porque como sostiene Grimaldi en su obra Bosch: el comienzo de la historia, el presidente estadounidense se dio cuenta de que Bosch no era un títere más, como lo eran los presidentes latinoamericanos que seguían a pie juntillas los mandatos de la Casa Blanca.

Los militares que firmaron el comunicado del golpe de Estado el 25 de septiembre, obraron contra Haití y contra República Dominicana, bajo las órdenes del gobierno norteamericano. Ese es otro simbolismo fatal que Bosch construye en sus discursos, en su lucha contra un contexto hostil, dominado por fuerzas que se propusieron destruir la democracia que él encabezó y orientó desde la Constitución del 63.

El conflicto mayor en ese contexto se quedó escenificado entre la palabra constitucional representada por Bosch y el hecho factual del golpe de Estado, representado por los Estados Unidos y todos los sectores aliados para dar al traste con el orden institucional vigente desde las elecciones del 20 de diciembre de 1962.

Y el documento que mejor expresa ese conflicto es la carta de Juan Bosch del 26 de septiembre, dirigida al pueblo dominicano desde el Palacio Nacional donde se encontraba detenido por los golpistas.

Naya Despradel reproduce esa carta destacando el protagonismo de la palabra constitucional que ella representa en esa terrible hora para la democracia dominicana, al señalar “que Bosch escribiera a mano, en un papel timbrado correspondiente al “presidente de la República”:

“ Siempre se ha dicho que a Juan Bosch le advirtieron con suficiente antelación que se fraguaba un golpe de Estado en su contra, avisos a los cuales nunca prestó atención, con la consecuencia de que a los siete meses de su gobierno se produjo la anunciada conflagración. Esta acción tuvo lugar en la madrugada del 25 de septiembre de 1963, lo que provocó que Bosch escribiera a mano, en un papel timbrado correspondiente al “presidente de la República”, aunque ya en confinamiento, la siguiente carta, copia de la cual fue entregada a El Caribe por Milagros Ortiz Bosch en su residencia, y el facsímile de la cual publicara el Listín y que reproducimos en esta Página:

“Al pueblo dominicano:

“Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta…”( DESPRADEL, Naya, “Cartas y golpes de Estado”, El Caribe, 27 agosto, 2016).

Esa carta da cuenta del dramático contexto de los discursos de Bosch en ese momento.

A partir del golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963, el contexto fue otro. A raíz de ese acto se puso fin al apogeo inicial de la democracia dominicana. Se violaron las conquistas logradas durante siete meses de vigencia de un Estado de Derecho, el cual fue sustituido, tal como se afirma en el comunicado de los militares golpistas, por un “estado de deberes”.

La ley marcial, el gobierno del Triunvirato y el desconocimiento de la Constitución del 1963, significaron un retroceso en la democracia dominicana. Las luchas por el retorno a la constitucionalidad, desde entonces, ocuparon el espacio político, cuya culminación fue la guerra de abril de 1965.

Como esa carta, a partir del 25 de septiembre de 1963 los discursos de Bosch expresan la resistencia al golpe de Estado. También se inscriben en una profunda reflexión acerca de la crisis de la democracia representativa en América Latina y en el país.

Ante ese nuevo contexto, sus discursos de 1965 y los que produjo durante y después de la Revolución de abril de ese año se orientan hacia un replanteamiento de la democracia dominicana, buscando superar los obstáculos que hicieron colapsar el primer ensayo genuinamente democrático de la sociedad dominicana en toda su historia.