La vida de estos dos titanes: Iván Rodríguez y Raúl Pérez Peña, alcanzó para iluminar la conciencia de varias generaciones. Sus ciclos vitales, sus proceras andanzas, son patrimonio legítimo de todos(as) los que nos hemos desvelado y sufrido por la libertad, el patriotismo, el lento avance de la dignidad humana en nuestro país, afanes de los cuales ellos fueron enhestada bandera.

El viento del futuro del pueblo la mantendrá en lo alto, vigilante y altiva.

En sus decorosos ejemplos nos miramos. Tras sus pasos audaces nos fuimos.  Persistimos, despiertos, en sus anhelos. La recompensa a la memorable trayectoria de sus hazañas ha de ser el compromiso honesto a su emulación. La honra de serle fieles.

Algún día intentaré escribir un poema, un ensayo, tal vez, a estos insignes compañeros de utopía, pero hoy solo puedo entregar estos poemas, que bien podrían representar, con sublime belleza, la rosa de homenaje y el arma subjetiva para espantar las sombras que amenazan la plenitud de la memoria de Raúl e Iván.

No me equivoco si aseguro que estos versos de dos inmensos poetas: Diógenes Abréu y Dagoberto López, amigos por demás, están a la altura de los merecimientos de nuestros amados y respetados compañeros ya idos.

Al Comandante Iván Rodríguez, sembrador permanente de La Línea Roja Del 1J4.

 

Desde el hueco más hondo de LR

veo entre sombras tu imagen compañero

de tu esbelta sonrisa nacen pájaros

murmullos y riachuelos de tus ojos

y el retén que avecina frente a todos

se doblega al relinche de tus botas

y al sonar imponente de sus tacos

y al saludo infalible al conjugarse

Te recuerdo en la voz de Ibarra Ríos

en la nuca del sol de tu morada

en la sed del silbido Bacho adentro

en la fuerza de Aniana y su mirada.

 

Te recuerdo con Miuny frente a Tilo

conversando de luz sobre la marcha

Hoy te tocó partir (duelo perenne)

invencible y vital tu huella y siempre

Sempiterno y cabal tu pensamiento

será como el farol que siempre fuiste

Orgullo y redención de nuestro Pueblo

e infinito crecer de nuestra Patria

Tú  que a modo de amor y de esperanza

sembraste las insignias de lo humano

el verbo allí estaremos y el nosotros

la fuente del honor y el no me rindo

Aquí estamos Iván frente a tu vuelo:

invocando la luz de tu enseñanza…

Dagoberto López Coño

11/07/3023

 

LA MUERTE TEMBLOROSA TE ACECHABA.

 

―Bacho: No podrá la Gazuza en su malicia sepultar el fragor de tu enseñanza―

Temblorosa la muerte se hizo adulta

en todas las instancias del espejo

en el borde del solen las paredes

en la risa y el viento y las palabras

Yo la palpé infeliz junto a sus muecas

donde Armando y René le abrieron fuego

allí donde Manolo fue inmolado

y le puso el pulmón a la estatura

Tú  que palpaste desde el centro del dolor

todas las cicatrices de Manaclas

tú  que viste temblar entre la sombra

el filo del cobarde y su estocada

la impronta de la huella de Lorenzo

su firme redención en la mirada

el sigilo del Pai siempre preciso

cuando el cerco en Guamita no escampaba

y aquella cicatriz que en su mochila

llevaba Iván Rodríguez ensangrentada

Hoy la muerte vencible y despiadada

emergió desde el odio y sus pisadas

Ella sabe que en ti creció la vida

más allá del silencio y su morada

Bacho eterno  la gloria que alcanzaste

en la Raza Inmortal quedó grabada.

Dagoberto López Coño

11/07/2023

 

Las flores de nuestro adiós

a Raúl Pérez Peña (el Bacho)

en memoria

Veloz se empantana el camino

cuando marcha el militante cuesta arriba

dibujando futuro con el pincel de sus pasos

y la tormenta intenta detenerlo; el relámpago de su voz

abre las compuertas de la madrugada,

despeina las nubes del infinito

y se proclama vencedor del mal agüero;

el militante, Bacho,

así como tú y otros tantos,

enrolla la sábana de la noche

y parte hacia la luz entonando serenatas de amor;

después, sabiéndose espiga de recuerdos,

pronuncia la patria con fervor

y lanza las manecillas de sus ojos contra el olvido

para que no muera de soledad su alma;

entonces, Bacho, para ti

el poema debe ser tan simple como el humo,

tan cristalino como el rocío de madrugada,

tan tierno como la cálida sonrisa de un niño en la ventana,

tan breve como el adiós de los amigos para volver a verse:

hasta pronto, militante trazándonos senderos,

hemos de abrir la compuerta de tu voz

y tararear la cantata de tu ejemplo

camino a dejar sobre tu tumba las flores de nuestro adiós.

© Dió-genes Abréu

6 de noviembre de 2023

New York

 

El epitafio de tu adiós

a Iván Rodríguez, en memoria

 

Debo reponerme, Iván,

de tantas pérdidas continuas

ahora que la lluvia lava con su caer

las lápidas de quienes partieron;

debo retomar el camino de la meditación,

acorar mi marcha en las sombras del camino

para decirte adiós, Iván,

esculpiendo el ondular de las hojas caídas;

sabemos cómo perfora el carpintero un árbol

para hacer el nido de sus sueños,

cómo frota la mariposa sus alas sobre el río

para untarlo de vuelo y deshacer torbellinos;

sin embargo, Iván,

aún no aprendemos a sanar de sopetón

el sofocante dolor de las partidas

o curar la herida permanente de la muerte;

el epitafio de tu adiós, Iván,

verde y rojo danzará en la plaza de los olivos,

así como el canto del colibrí

anuncia el arribo primaveral del bosque;

el epitafio, Iván,

también llevará el sudor de tu frente

y el pellejo de tu desvelo,

también doblarán las gloriosas campanas

cada vez que pronunciamos tu nombre.

 

© Dió-genes Abréu

7 de noviembre de 2023

New York