Me he enterado a través de medios de comunicación capitalinos que el Instituto Tecnológico de las Américas (Itla) y el Instituto Dominicano de Telecomunicaciones (Indotel han inaugurado en nuestro pueblo, Pedernales, un centro para capacitaciones en tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Celebro la iniciativa, aunque pienso que debía estar en pie mucho antes. Al menos, desde hace tres años, a la par con las primeras obras del proyecto de desarrollo turístico, en Cabo Rojo, como los hoteles, acueducto, sistema de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales y la terminal de cruceros, ya con notorio avance.
No había que esperar el boom turístico anunciado. No sólo de turismo viviremos. Explorar áreas alternas, animar emprendimientos más de ese sector vibrante sería estratégico, por si acaso.
La posibilidad de acceder a la formación en destrezas digitales no sólo contribuye a cerrar la gran brecha del país en ese campo, sino que abre las puertas del mercado de trabajo a quienes se apropien de tales conocimientos en esta provincia fronteriza con el sur de Haití, donde el déficit de empleos y el índice de desarrollo humano, como la formación técnica, siguen siendo bochornosos en comparación con las grandes ciudades.
El Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep) comenzó a hacer pinitos en la gestión del periodista Rafael Ovalles, durante el gobierno de Danil Medina (2016-2020). Ahora, bajo la rectoría del profesor Rafael Santos, se ha instalado y ejecuta un programa orientado a preparar técnicos para el turismo masivo en camino.
Indotel instaló y equipó una cabina para formación de jóvenes en Informática cuando era dirigido por el periodista y abogado José Rafael Vargas, en última gestión de gobierno de Leonel Fernández (2008-2012).
Ahora, el Itla, dirigido por el tecnólogo Omar Méndez, se alía con Indotel e inauguran una extensión en el municipio cabecera. Bien.
Ligado yo a la docencia en Comunicación, durante 30 años, y nativo de la provincia, lo menos que podría hacer es aplaudir el proyecto; sin embargo, dejo la constancia de mi preocupación por la sostenibilidad.
El gobierno dominicano, sin importar quien lo regentee, tiene la mala fama de ejecutar obras millonarias e iniciar proyectos importantes que inaugura con toda la parafernalia y luego se olvida de seguimiento y mantenimiento, hasta que, un día, funcionarios descubren la imperiosa necesidad de continuarlos y, en vista del estado ruinoso que exhiben, requieren de grandes inversiones, muchas veces mayores al costo original. Señor negocio siempre ronda.
En el caso del Itla-Pedernales, sería un pecado capital que corriera en algún momento el pestilente camino del descuido oficial.
El Indotel debe proveerle cuanta tecnología necesite para el proceso aprender-aprender. Conocida la alta velocidad de la obsolescencia programada en las tecnologías, debe reponerlas cuando sea necesario.
Y la Dirección del propio Tecnológico de las Américas debe garantizar el flujo de facilitadores experimentados en las aulas, no pasantes de la carrera de las carreras tecnológicas.
Sólo así habrá garantía de sostenibilidad
Mientras tanto, bienvenido sea el Itla a Pedernales. Nuestro voto de confianza. Aspiro a que, a partir de ahora, decenas de jóvenes se arremolinen en sus instalaciones para aprovechar la oferta curricular. Deseo que no les desanime la tentación del narcotráfico creciente y la vida de lujo de algunos turpenes.
Y, no menos importante, que los actores conscientes de la comunidad sean veedores de ese proyecto, garantes de su permanencia con calidad, por el bien del colectivo. Vale la pena.