La Inteligencia Artificial (IA) es un tema de actualidad y ciertamente es un avance en el desarrollo de los sistemas informáticos. Como cualquier herramienta importante, tiene riesgos si se utilizara de forma incorrecta. Hay quienes la ven como algo que producirá un mundo mejor y otros la ven como una amenaza. Es un recurso que llega para quedarse, pero requiere capacitación por parte nuestra para que verdaderamente sea provechosa. Este tipo de inteligencia no nos excusa de usar nuestra inteligencia natural.
Lo primero que debemos analizar es cuál de nuestras necesidades va a solucionar la IA, y decimos esto, porque actualmente el problema principal de la humanidad no es lograr procesos de computación más rápidos.
Si tuviéramos que resumir en un párrafo nuestra crisis actual, lo haríamos de la forma siguiente: el hombre ha logrado un importante desarrollo científico y tecnológico, que no ha sido proporcional a su desarrollo de consciencia, por lo que, teniendo mucho más, no es más feliz. Gran parte de la humanidad tiene un acceso restringido a los recursos materiales necesarios, porque se agotan en los esfuerzos de los más poderosos por superar a sus contrarios, esto crea tanto resentimiento a nivel mundial, que mueve a hacer brutales inversiones en la carrera armamentística; ya que sabemos que las injusticias tarde o temprano tienden a generar violencia, por lo que el dinero que se arrebata a los más débiles debe emplearse para pagar las consecuencias de ese desequilibrio. Esa intensa búsqueda de la supremacía nos mueve a descuidar nuestras prioridades. Aunque sabemos que necesitamos los valores humanos para poder convivir, esperamos que sean los demás quienes se rijan por esos valores y nosotros poder encontrar la forma de no acatarlos. A menudo cuando injustamente nos adjudicamos privilegios, podríamos llegar incluso a sentirnos orgullosos y especiales. Esa ambición desmedida nos lleva a ser irracionales, desvalorizando la vida humana y a todo el planeta, por lo que provocamos daños terribles e incluso irreversibles, de manera que ya nuestros nietos tendrán un mundo diferente al nuestro. Cuando desprecias otras vidas humanas, también desprecias la tuya, aunque no te des cuenta. La IA es un recurso muy valioso, pero nuestras crisis existenciales dependen de nuestras deficiencias y no de las deficiencias de nuestras computadoras.
Pese a la IA, nuestros problemas seguirán siendo: nuestra violencia, ansiedad, depresión, vacío existencial, relaciones humanas deficientes, incoherencias, adiciones, destrucción del medio ambiente por lucro, etc. Nuestras peores crisis las llevamos dentro, como dice el refrán: la fiebre no está en la sábana.
La IA permite eficientizar muchas funciones humanas, pero es lamentable que la esté esperando una humanidad que no ha logrado ser coherente con su realidad existencial. Uno de sus principales peligros es que, al sentirnos cómodos con ella, lleguemos a limitar nuestra capacidad mental.
Seguimos esperando que llegue el invento que haga que seamos felices sin ningún esfuerzo y sin necesitar a otros; sin comprender que la naturaleza humana exige retos, esfuerzos, sacrificios, valores, empatía, resiliencia. Somos capaces de buscar tanta comodidad que podemos llegar a atrofiarnos.
Normalmente la tecnología y el desarrollo industrial ciertamente han eliminado empleos. Pero siempre surgen nuevos empleos, aunque generalmente requieren un mayor nivel de estudios y preparación. Si usted en una empresa se limita a transportar objetos de un lado para otro, tiene alto riesgo de perder su empleo y ser reemplazado por una máquina; pero si antes de que eso suceda, se dedica a superarse, cuando la máquina llegue, usted estaría a otro nivel que garantice su permanencia en la empresa. Lamentablemente muchos odian pensar.
La IA no viene a evitar que pensemos, de hecho, ayudará más a quienes cultivan su intelecto, siendo los que mejor la aprovecharán. Actualmente quien sólo sabe un idioma, no sabe usar la computadora y sólo conoce su cultura, es casi un analfabeto.
La IA no siente, no sufre, no teme morir, por lo que, un robot no podría sustituir los médicos. La persona que va al médico, además de eliminar enfermedades, busca compartir su situación con alguien capaz de sentir y comprenderlo, necesita del calor humano ante su padecimiento, habida cuenta de que muchas veces la enfermedad no es más que una manifestación de conflictos psicológicos. Sin embargo, podría ser un gran apoyo para los médicos capaces de aprovecharla.
La mejor forma de no temerle a la IA es estudiándola, porque lo desconocido nos asusta. Realmente cualquier instrumento mal utilizado puede ser dañino, pero no por eso debemos limitar el desarrollo. El paraíso futuro no es el de la IA encargándose del mundo, mientras nosotros nos pasamos los días viendo TV, comiendo, bebiendo y haciendo nuestras necesidades. El proyecto humano es mucho más que eso.
Es preciso recordar que la IA es programable, pudiendo alimentarse tanto de verdades como de mentiras, por lo que nada proporcionado por ella, puede recibirse como verdad absoluta. La IA es excelente para conocer al Mundo, pero tú eres superior para mejorarlo.