Los Chatbots (ChatGPT) copilotos en la educación (1)

En los diversos encuentros nacionales e internacionales, siempre he reiterado que parte de los problemas en el ámbito educativo están conformados por la ausencia de una cibercultura, de un espíritu de innovación y compresión cognitiva de la transformación digital, virtual y cibernética que son características del cibermundo.  Se confunde internet con el ciberespacio, el mundo real con el cibermundo virtual, no articulándolos en el plano del pensamiento y la ciencia de la complejidad: Se maneja la tecnología digital como si fuese la Inteligencia Artificial, el software virtual de esta inteligencia con el androide, y este último, con el robot; también se asume el sujeto cibernético como aquel que está excluido del mundo y sin referencia en lo real.

La falta de compresión de la cibercultura tiene que ver con el enfoque filosófico tecnológico que se percibe como un uso corriente de herramienta o instrumento técnico digital manipulable, para bien o para mal de la humanidad. Es de ahí que se llegue a pensar que este mundo cibernético caracterizado por la Revolución 4.0 (nanotecnología, IA, internet de las cosas, biotecnología y robótica) se encuentra al margen del conocimiento, de la cultura, la política y la educación, que son consustanciales a ese mundo virtual.

Se tiene la creencia que estas tecnologías que edifican al cibermundo, solo son para ingenieros de sistemas y desarrolladores en el ámbito digital y de la IA, así como para especialistas en  lenguaje de programación  virtual y nada con la cultura cibernética y sus diversos campos de saber, que  abarcan desde la filosofía  tecnocientífica, del lenguaje, el pensamiento complejo social  y humanístico.

 

Desde los principios de la  primera década de los noventa del siglo XX, cuando apenas comenzaba a pensarse sobre estos temas filosóficos ciberespaciales, me di cuenta de que es en el ámbito educativo donde más confusiones se genera hasta el punto que se sigue manejando el concepto del maestro fundamentado en explicaciones  obsoletas en relación con el ciberespacio, no comprendiendo la dinámica de que el profesor es un facilitador en todo el proceso de enseñanza- aprendizaje que moldean los entornos virtuales educativos, y los procesos híbridos virtual-real, espacio-ciberespacio, presentes en el cibermundo.

Se aprecian muchos escritos sin organización conceptual y sin línea de investigación donde se relacione al sujeto con estos temas tecnológicos-educativos y de otras áreas de saber. Pareciese que tales ideas han sido examinadas por algunos de los chatbots para luego darle forma. Actualmente, comienzan a aparecer escritos que informan, pero no forman. En las redes sociales se encuentran algunos medios de prensa y páginas que nos brinda mucha información y de escaso conocimiento.

Como resultado de los chatbots de IA, ha surgido un escritor light (Rojas, 2012) que está contribuyendo a la infoxicación acelerada y la falta de criterios éticos, no niego la ventaja que tienen estos dispositivos como copilotos virtuales para el profesional, profesor y el ciudadano; lo que adelanto es el surgimiento de la prostitución de la escritura entretejida de estos programas virtuales de IA.

Como se puede apreciar hago referencia a los chatbots de IA, y no solo al ChatGPT-4 en la educación, sin embargo se incluye en el título del presente trabajo , dado que este Chat es de inteligencia artificial desarrollado por OpenAI y siendo uno de los modelos de lenguaje más portentoso y avanzado en la actualidad, el cual puede generar respuestas de texto similares a las humanas y puede utilizarse para diversas tareas de procesamiento del lenguaje natural: generación de texto, creación de contenido, traducción de idiomas, canciones o poemas, entre otros.

Antes de que surgiera el ChatGPT, en sus distintas versiones, la UNESCO en su documento “Inteligencia artificial y educación. Guía para las personas a cargo de formular políticas” (2021), precisa la importancia que tienen los chatbots educativos y nos da una definición de estos:

Los chatbots son programas informáticos en línea que utilizan servicios en la nube y técnicas de IA para mantener conversaciones simuladas con las personas. El usuario humano teclea o formula una pregunta y el chatbot responde, proporcionando información o realizando una tarea sencilla. Hay dos niveles de sofisticación de los chatbots. Mientras que la mayoría utiliza reglas y palabras clave para seleccionar entre respuestas previamente programadas, aquellos que cuentan con asistencia virtual (como Siri, Alexa, DuerOS y Xiaoyi) utilizan el procesamiento del lenguaje natural y el aprendizaje automático para generar respuestas únicas. En contextos educativos, los chatbots se utilizan en una gama de aplicaciones cada vez más abarcadora (UNESCO, p.18).

El cibermundo se distingue por el aprendizaje permanente, los chatbots que dejarán huellas con cierta formación de meritocracia y de mediocracia en el conocimiento. Muchos educadores y profesionales piensan que el ChatGPT Open AI es el único, pero existen otros como son el chatbot Bing de Microsoft, o el Bard de Google, los cuales vienen siendo copilotos para maestros que agilizan la producción de nuevo conocimiento, para pensar y construir pensamiento allí donde otro no ha pensado; siempre y cuando el sujeto se reconozca como piloto forjador de la construcción de pensamiento. De lo contrario, el copiloto no le va a servir para nada. Solo un desquiciado se sube al avión confiando en que el que va a conducir la aeronave es el copiloto automático y por lo tanto no es necesario que haya para el vuelo en la cabina un piloto experimentado en todos los tipos de aeronaves.

¿Por qué copilotos y no pilotos?

La cibernética, que adquiere importancia a mitad del siglo XX con Wiener, implica una teoría sobre el control y la comunicación entre animales y máquinas. La entendió como interdisciplinariedad, como estudio de la relación compleja, organización e información en las máquinas y los organismos vivos.

Es sobre este enfoque cibernético, de primer y segundo orden(Wierner,1985;Von Foester,1996; (Morin,1981; 1996;1991) que he ido construyendo una teoría sobre el cibermundo, la cual tiene raíces en el prefijo ciber, de la cibernética. Tiene un origen conceptual griego (kybernetiké), relacionado con el mundo de la navegación, con el piloto de la nave. El piloto o capitán del barco, en la antigua Grecia, para poder mantener la trayectoria de una embarcación en medio del océano y llevarla a puerto seguro, tenía que calibrar permanentemente con el movimiento de los vientos, el oleaje y las tormentas. En la relación entre el piloto y el entorno, no hay ley natural, dependerá del sujeto navegante y su capacidad estratégica para poder llevar, en medio de la tormenta y los vientos, el barco a su puerto (Merejo, 2010; 2015).

Parte de estos enfoques tienen un componente filosófico, que precisa el filósofo Barbosa Martínez, (2004) cuando explica que la noción de cibernética se encuentra en la filosofía griega y de manera puntual, en los textos de Platón, Aristóteles, Epícteto, Jenofonte, Heráclito y Parménides.

Desde esos tiempos, el sujeto cibernético se encuentra como función práctica, en ese pilotaje reducido a la técnica, aunque solo llegó a forjarse en todas sus dimensiones: social, política, económica y cultural hace apenas unos 30 años. Las fibras cibernéticas (diferentes tipos de tecnologías, aplicaciones digitales, IA, nanotecnología, biotecnología, cuántica…) que, desde los finales de los años 60 del siglo XX, fueron convergiendo hasta lograr construir el cibermundo.

El sujeto cibernético actual, en tanto que pilotea su propia navegación por el cibermundo, por los chatbots y las redes sociales del ciberespacio es el responsable de esta. Los copilotos, tan solo le ayudan a trazar coordenadas para facilitar que su llegada a puerto seguro (mente ordenada) y así no perderse en maremágnum de datos e información.

El chatbot IA, es el navegador Bing de la empresa Microsoft, desde que inicia dice” Experimenta tu copiloto con tecnología de inteligencia artificial para la web”, reconoce que el sujeto es el piloto, y el copiloto es el chat. La situación se tiende a complicar cuando se piensa que primero a que consultar estos chatbots, a la hora de escribir, redactar e indagar sobre determinado tema, dejando al olvido la reflexión, la duda y el cuestionamiento y toda estrategia de indagación como resultado del ejercicio de la lecto-escritura.

La lecto-escritura nos ayuda a desarrollar el pensamiento crítico, creativo y dialógico. Pensar y escribir bien se logra leyendo y escribiendo a diario, con pasión y rigor; no postrado con frecuencia ante el ChatGPT, el cual cobra importancia siempre y cuando se valore como copiloto para tareas puntuales.

El sujeto cibernético de dimensión ética se reconoce como piloto de sus navegaciones en el ciberespacio y tiene estrategias para no ahogarse o padecer infoxicación, ciberadicciones o ser un instrumento del poder de control virtual.

Como sujeto comprende que estos programas virtuales fungen como parte de la mente, en tanto mente extendida: La degradación aparece cuando el sujeto cree que es un chatbot, y es el comienzo del trastorno de conducta y de enseñanza-aprendizaje.

Pronto veremos nuevos retos en el ámbito de la ciberpsicologia, el uso excesivo de los chatbots que interferirán en la vida cotidiana de una franja de sujetos cibernéticos, causándoles trastornos emocionales y físicos, y descuidándose de la vida del mundo real por estar viviendo solo para el cibermundo virtual.

Otros saldrán airosos de estos cambios tecnológicos disruptivos, porque sabrán lidiar con estos para que no les produzcan insomnio, ansiedad, depresión y aislamiento, que son parte de los síntomas de las ciberadicciones que se manifiestan al vivir en el cibermundo o nacer en este, como el caso de los nativos digitales, de las aplicaciones y los que ya comenzaron a nacer con la irrupción de la IA y los chatbots.

Sin embargo, no hay nada qué temer, y lo fundamental es prepararse, formarse y comprender estos cambios que se están produciendo en el cibermundo. Hace más de dos décadas venimos repitiendo la línea trazada por, Jacques Delors (1996), quien, a mediados de los noventa del siglo XX, llegó a decir ante las trasformaciones digitales que estaban produciéndose, que la educación es a lo largo de toda la vida y que los pilares del proceso de enseñanza– aprendizaje pasarían por: enseñar a conocer, enseñar a hacer, enseñar a ser y enseñar a convivir.

(1) Nota. Voy analizar los riesgos y oportunidades que  para la educación tienen los chatbots (ChatGPT), en dos entregas, quedando dos  más para completar la 8 de esta serie; dado los acontecimientos sociales, económicos ,educativos , éticos y políticos que se desprenden de la IA , luego de terminada estas entregas escribiré una 6 entregas más para lograr la ampliación del tema: en septiembre de este año  saldrá a la luz mi libro: “Ética del sujeto cibernético ante la inteligencia artificial”, estos trabajos y otros han sido publicados  en revista de prestigio nacional e internacional y formaran parte junto a dos capítulos inéditos de ese texto.