El tema de los grandes taponamientos que a diario se viven en el Gran Santo Domingo y del caos que representa la movilidad vial parece inagotable y también de vida eterna porque no hay voluntad política y ninguno de los gobernantes que hemos tenido en los últimos 40 años le ha dado la importancia a este grave flagelo que afecta a toda la población del país y aun más a la económicamente activa. Las acciones integrales que se requieren no son graciosas y ello contribuye a que los actores del sector no muestren el interés o la capacidad para evaluar las implicaciones y grandes derrames negativos que esta situación produce, lo cierto es que ellos son de magnitudes tan grandes que de cuantificarse muchos quedarían asombrados y quizás incrédulos con esas eventuales cifras. Eso solo hablando de los derrames materiales y económicos, sin contar lo que es más importante; es decir, en cómo esta situación afecta la calidad de vida de los dominicanos, la educación y la propia seguridad ciudadana.

Aunque algunos de los últimos gobiernos han hecho intentos para mejorar esta situación, los que al final solo han sido “paños tibios” y el problema sigue creciendo de manera exponencial, a veces bajo el argumento de que esta es una situación que no tiene solución ya que ningún país en el mundo ha podido resolverla, lo cual no sería cierto si de lo que se trata es de convertir el “infierno” en un “purgatorio”, que es lo que han hecho muchos países con mas grandes parques vehiculares, que hoy día pueden exhibir sobresalientes índices de movilidad vial, como son los casos de ciudades como New York, Berlín, Singapur, Santiago de Chile, Buenos Aires, entre otras.

Si hacemos un parangón, con las medidas de mejoramiento de la seguridad ciudadana que ha venido tomando el presidente del Salvador, Nayib Bukele, situación que históricamente ha estado afectando igualmente todas sus actividades económicas y en general, las cuales han sido criticadas por muchos a nivel internacional, pero bien valoradas por la población salvadoreña que lo mantiene como el presidente mejor valorado de Latinoamérica, con la situación del caos vial que se vive en la República Dominicana, se podría concluir que pese a las grandes diferencias de sus respectivas poblaciones, en el caso de que tengamos un gobierno con un verdadero interés en mejorar sustancialmente esta situación, ello de seguro será bien apreciado por una gran parte de la población dominicana, no importando las medidas que sean necesarias, ya que ello tendrá sus frutos, reflejados en niveles de movilidad vial que hagan posibles mejores desplazamientos y menos costosos, menos demoras, mayor seguridad y menos contaminación.

Se sabe que las autoridades actuales crearon el llamado Gabinete de Transporte en julio del año 2021, que reúne todos los actores del sector y el que estaría dirigido por el Ministerio de la Presidencia, con las funciones de diseñar y llevar a cabo proyectos de transporte masivo y además el diseño de un plan de movilidad urbana sostenible. El transporte masivo, es solo un aspecto de lo que pudiese contribuir a mejorar la movilidad vial y entendemos que las acciones que se emprendan deberán tener en principio un carácter interdisciplinario, ya que es necesario que se incluyan las mejoras que a simple vista se requieren ejecutar en las vías del gran Santo Domingo y la importantísima educación y capacitación de los conductores, así como también de los usuarios del transporte; por lo que se entiende que estas acciones deberán tener un carácter multifacético que analicen y lleven a cabo profesionales multidisciplinarios. Hasta que no se cree una estructura orgánica que aborde este tema de manera integral, entendemos que los resultados que se obtendrán no serán suficientes para que se produzcan las mejoras que todos esperan en las vías cada día y que vayan mitigando las grandes dificultades que experimentan los usuarios.

No estamos diciendo que la eliminación de los taponamientos en las calles puede llevarse a cabo, pero si se le da la importancia que amerita esta situación por lo menos podríamos detener su crecimiento y tener un purgatorio vial en lugar de un infierno en nuestras calles.

Recordar, además, que la movilidad sostenible del futuro proyecta que en las ciudades se vayan sustituyendo los vehículos privados por medios de transporte mas limpios, mas ecológicos, masivos y que la misma tenga como eje preeminente a la gente.