Las desafortunadas declaraciones de Noelia Hazim, calificando a las Hermanas Mirabal como “comunistas inservibles”, han causado una profunda herida en todos los que conocemos y respetamos el legado de estas valientes mujeres dominicanas. Sin ser familia de las Mirabal, sus palabras me han indignado profundamente, pues Patria, Minerva y María Teresa no solo fueron mártires, sino que desde su juventud se entregaron en cuerpo y alma a la lucha por la libertad en contra de la dictadura brutal de Rafael Leónidas Trujillo.
Lejos de ser inservibles, estas mujeres demostraron un coraje que aún hoy nos inspira. Desde temprana edad, Minerva, la más conocida de las hermanas, y su familia participaron activamente en la resistencia contra el régimen trujillista. Junto a sus primos, como Francisco Aníbal González, conocido como “Pachico”, y otros jóvenes, se escondían en el patio de la casa familiar. Allí, después de recolectar cohetes chinos, extraían la pólvora para fabricar bombas artesanales. Estos explosivos se utilizaban como una forma de resistencia, en un esfuerzo por intimidar y debilitar a las fuerzas del régimen dictatorial.
El conflicto de Minerva con Trujillo comenzó durante un baile en San Cristóbal, cuando ella rechazó con dignidad las propuestas indecorosas del tirano. Este gesto desató la persecución de toda la familia Mirabal. El tirano, un hombre implacable, no toleraba el desafío a su autoridad, y Minerva había osado desafiarlo públicamente.
Algunos intentan distorsionar los hechos históricos. Angelita Trujillo, hija del dictador, ha afirmado que la orden de asesinato de las Hermanas Mirabal fue emitida por un general con el fin de desestabilizar el régimen. Sin embargo, sabemos que en ese oscuro periodo de la historia dominicana no se movía una sola hoja sin la aprobación de Rafael Leónidas Trujillo. Él fue directamente responsable de la muerte de las hermanas, cuyo asesinato ocurrió el 25 de noviembre de 1960, un crimen que conmocionó a todo el país y contribuyó a precipitar la caída de su dictadura.
Es cierto que Minerva leyó El Capital de Karl Marx, pero ese hecho no la convierte en comunista. Leer obras de pensamiento crítico es una parte fundamental del desarrollo intelectual y político, independientemente de las ideologías que una persona finalmente adopte. Conozco individuos que han leído y releído a Marx sin adherirse al comunismo, siendo algunos incluso de posiciones conservadoras o de ultraderecha. Las Hermanas Mirabal no luchaban por imponer una ideología política, sino por liberar a su país de la tiranía y por defender los derechos fundamentales de su pueblo.
Las Mirabal fueron mujeres extraordinarias, y su valentía no debe ser minimizada ni tergiversada por comentarios irresponsables. Ellas, junto a otros hombres y mujeres que resistieron, pavimentaron el camino hacia la libertad que hoy disfrutamos en la República Dominicana. Es un legado que sigue siendo tan relevante como en el pasado, y no podemos permitir que la historia sea distorsionada por la ignorancia o la malicia.
En reconocimiento a su sacrificio, la Organización de las Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre, aniversario de su asesinato, como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Este día no solo honra a las Hermanas Mirabal, sino que también nos recuerda el sufrimiento de miles de mujeres que han sido víctimas de la violencia y la opresión a lo largo de la historia. Su legado de lucha y resistencia continúa vivo y debe ser recordado con respeto y admiración por todos los que creemos en la libertad y la democracia.
Las palabras de Hazim no hacen justicia a lo que estas mujeres representaron y siguen representando: la lucha por la dignidad, la libertad y la justicia. Su sacrificio no fue en vano, y su memoria debe ser defendida y preservada por todo dominicano que ama a su país, ante cualquier intento de desacreditarlas.