Aproximación de los bosques ribereños de la microcuenca río Arroyo Blanco. Elaboración del autor.

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Los bosques ribereños o de galerías de Arroyo Blanco, son de las mayores riquezas naturales que podemos observar cuando visitamos Cola de Pato y otros charcos de la zona. Si nos damos una vuelta por la microcuenca, encontramos vestigios del tradicional cafetal típico que fue emblemático durante más de un siglo, al cual se le puede atribuir la sobrevivencia de la vegetación de galería o ribereña; cafetales que han sido sustituido por la regeneración natural de especies de la zona, como también por sistemas agroforestales que combinan cacao, zapotes, aguacates y especies de árboles maderables establecidos por cogestión entre los propietarios de terrenos y el Ministerio de Medio Ambiente dentro del Plan Nacional de Reforestación.

Toda esta cobertura vegetal considerada bosques y no bosque, forma una estructura verde que une lo natural (bosque ribereño o galería), lo seminatural (regeneración natural dentro de los antiguos cafetales y potreros abandonados) y los bosques artificiales como agroforestales, plantaciones forestales, de aguacate y cítrico. Todas se unen, imbricándose una de la otra, siendo de utilidad para la diversidad biológica de la zona porque, como ecosistemas, se benefician uno al otro con el intercambio de energía y flujo de alimentos, sirviendo así de refugios para las aves y todo tipo de animales que viven o visitan la zona por período determinado.

En la cartografía preliminar elaborada para esta entrega, a partir de una imagen aérea de abril de 2022 (Google earth), tratamos de que el lector pueda distinguir ese bosque de ribera o galería de los demás, el cual ocupa unas 634 hectáreas, equivalente a unas 10,080 tareas de las 38, 128 de la microcuenca, equivalente a un 26. 4 % del área aproximada que tiene la microcuenca.

Un análisis geomático especializado, en el plano científico, podría darnos otros resultados más detallados que sería de mucha utilidad para los tomadores de decisiones en el campo de los recursos naturales, del turismo y también de aquellos que manejan intereses privados productivos.

Esta entrega no pretende sustituir el trabajo científico (que es necesario y urgente en la microcuenca), sino mostrar a grosso modo dicha conectancia y señalar la importancia del bosque de ribera de Arroyo Blanco o Cola de Pato que pueda llamar la atención a los visitantes, autoridades y sociedad en general para su preservación, conservación y disfrute, al mismo tiempo de hacerlo extensivo  al resto montañoso de la provincia, porque son muchas las bellezas grandiosas en la zona, son muchos los ríos, como citó el señor Fari cuando escribió sobre Cola de Pato en Acento.

Los ríos Arroyo Frío, Arroyo Grande, La Yautía, Partido y Jamao son una seducción enorme para viajar a la parte alta de la provincia Espaillat, sin menospreciar a otros de menor cuantía en tamaño pero con incontables charcos bellísimos.

A pesar de los niveles de conservación de los bosques de ribera y otros contiguos a estos, hay que llamar la atención por tres situaciones que tienden a manifestarse no solo en dicha zona, sino en todo el país:

Una, la amenaza de la ganadería extensiva en lugares no apropiado para esta, donde antes hubo bosques.

Dos, el crecimiento de un mercado inmobiliario turístico e infraestructuras viales que no atañen a la sostenibilidad ambiental de la zona, pudiéndose crear inconvenientes de gestión ambiental si no se regula a tiempo.

Tres, la limitada capacidad que tienen los charcos para recibir gente, sobre todo Cola de Pato, que no ha sido monitoreada. Creemos que, si continúa el crecimiento de visitas como se augura que será en los próximos años por los altos niveles de temperaturas por el calentamiento global, con la cercanía de los grandes centros urbanos del norte y las relativas buenas vías de accesos, aumentarán los niveles de alteración poniendo en juego los propios ecosistemas de los charcos y aquellos que están en relación biológica con estos, como son los ecosistemas de paredes, farallones y otros relictos.

Algo muy importante a destacar es que, junto con el bosque de ribera o galería donde están los charcos, encontramos ecosistemas frágiles como los farallones, paredes de hasta 30 y 40 m de altura, donde abundan arbustos, lianas, orquídeas y bromelias, entre otras especies; anidan vencejos y golondrinas, Barrancolí (Todus subulatus) y el Papagallo (Priotelus roseigaster), este último avistado en los árboles de la barranca por  el Grupo de Acción Ecológica (GAE),  cuando hacía una evaluación ornitológica rápida en la zona de Cola de Pato; avistamiento muy particular, porque se encontró el ave llevando una semilla en el pico para la alimentación de su cría, como se observa en la fotografía de esta entrega.

El Papagallo, toma fotográfica de Luís Paulino durante el monitoreo del Grupo de Acción Ecológica (GAE) en julio 2019.

Según María Paulino, ornitóloga del grupo, no lo habían avistado anidando en altura de menos de 500 metros sobre el nivel del mar. Esta hermosa ave es única de nuestra isla, habita en las sierras de Bahoruco, Neiba, Cordillera Central, Septentrional. El hecho de haber visto al papagayo y otras aves emblemáticas en la cercanía de Cola Pato, lo reviste de mayor interés para su conservación junto al bosque que lo acoge.

El bosque de ribera o galería del río y los contiguos a este, son ricos en especies arbóreas, y donde también se encuentran muchas especies de nuestra fauna, como la boa de la Hispaniola (Chilabothrus striatus). Encontramos, en algunas de las galerías, arboles de cabirmas Guinea (Carapa guianensis) y Santa (Guarea guidonia); diferentes tipos de ciguas como la Prieta (Ocotea leucoxylon), más hacia arriba de la galería, la Amarilla (Ocotea leucoxylon), el árbol de la peonía (Ormosia krugi). Podemos encontrar árboles de 40 a 60 centímetros de diámetro a la altura del pecho de cualquiera persona normal de tamaño; además de los árboles, encontramos algas, hongos, bromelias y orquídeas de manera abundante.

Es importante hacer algún tipo de evaluación ecológica para ver los niveles de abundancia y de riqueza de las especies de la flora y la fauna nacional que se encuentran en dicha microcuenca, como también de otras microcuencas que están en la palestra de los visitantes.

Debemos ir a esos lugares a disfrutarlo, pero también a respetarlo, porque son espacios de aves, animales y plantas; todas oyen y siente cualquier tipo de agresión, como tirar papeles y botellas plásticas, latas, música a alto volumen y el constante vocear de muchos visitantes en medio de la solemnidad del bosque.

Y así, como se debe tener mucho cuidado por la seguridad personal y la de los demás, se debe tener el mismo cuidado para conservar la naturaleza.