Recientemente leí en este periódico un artículo con el título “Cola de Pato, un río para volver a nacer”, en el que su autor nos introduce en las azules aguas de un torrente que percibe como una fuente de salud y de pleno disfrute.
A propósito de dicho escrito, quiero compartir algunas informaciones pertinentes sobre ese lugar que no es solo un charco sino un sistema de charcos rodeados de un mundo rico en biodiversidad y belleza escénica, que forma parte de la Cordillera Septentrional de la República Dominicana y que es visitado por miles de personas al año en busca de sus aguas de múltiples tonos azules y verdes para disfrutar, aventurar y compartir con amigos y familiares.
¿Qué es Cola de Pato? Es un charco localizado entre los parajes Los Calderos, (también existe contiguo a este el paraje Cola de Pato), sección Rancho de Los Plátanos, del distrito municipal José Contreras y La Vereda, sección La Caoba, del municipio de Jamao en la provincia Espaillat, que se ha hecho popular por los videos y fotos publicadas en redes sociales.
Cola de Pato forma parte de una de las microcuencas altas del río Jamao, específicamente a la del río Arroyo Blanco, que se une a la también microcuenca del río La Yautía, de la subcuenca río Jamao, ritual de aguas que forman parte de la cuenca del río Yásica, que recoge aguas norteñas de las provincias Santiago, Puerto Plata, Hermanas Mirabal y Espaillat, lo que convierte al río Yásica en uno de los ríos más importantes de la vertiente atlántica.
Esta microcuenca tiene un área aproximada (delimitación cartográfica propia) de unas 2,300 hectáreas, equivalentes a 22.7 km² (36,478 tareas) y recoge las aguas que caen de manera parcial y total en la superficie de 15 parajes de las secciones Los Plátanos, distrito municipal José Contreras; El Caimito y Alto de Los Pozos o Villa Cafetalera, pertenecientes al municipio de San Víctor; y La Caoba del municipio de Jamao, provincia Espaillat. (ONE, 2021)
Cola de Pato es parte de decenas de charcos y saltos hermosísimos de la microcuenca, cuyo nacimiento está en la mayor altura que tiene la provincia Espaillat: El Mogote, quien recibe el vapor de agua y los vientos alisios del atlántico cargados de lluvia, haciendo un recorrido de 14 kilómetros aproximados hasta abrazarse con el río La Yautía.
¿Cómo se llega al río? Hay diversas vías para acceder al río, sea por Los Rincones, La Vereda o La Puente. Los guías les conducirán; a los lectores interesados a ir por primera vez, se le debe advertir que tienen que desplazarse por caminos pedregosos, de pendientes pronunciadas, en el mejor de los casos; existiendo senderos difíciles para una persona que no tenga entrenamiento físico para la aventura extrema, hasta llegar al curso del agua en la roca madre, donde se forman los charcos, cual si fuesen piscinas labradas, culturalmente hablando; y, sí, están labradas pero por la naturaleza, por la fuerza del agua, que tanto golpea la roca madre que hace el hoyo, y que también es donde radica su monumental valor natural y el interés de visitarlo.
La microcuenca tiene la particularidad de tener múltiples atractivos y accesos; hay trayectos que pueden tener varios kilómetros, desde La Puente, pasando por el Salto de Elena hasta juntarse con las aguas del río La Yautía y por ahí llegará al río Jamao. Todo va a depender de la capacidad de los visitantes, reiterando siempre tener mucho cuidado, ya que quienes guían carecen de equipos de seguridad, salvo cascos y chalecos. En algunos tramos existen argollas en las paredes, colocadas con tarugos por los tours operadores; no cuentan con un sistema de evacuación, radiocomunicación y personal necesario, ni tampoco ha importado la capacidad de carga de los charcos, donde van más usuarios por guía que lo que debe ser, por lo que es urgente pensar en mejorar esas condiciones.
En el pasado, durante décadas, estuvo visitado y todavía lo hacen, por diferentes interesados extranjeros que acostumbran a estar en esos lugares practicando deportes extremos trepando las paredes del cañón del río y en disfrute de las riquezas naturales del bosque de ribera de este río.
Si quieren recorrer parte del curso del río, es imprescindible que los guías les suministren cascos protectores y chalecos salvavidas debido a la profundidad de estos.
Cabe destacar que, a pesar del esfuerzo que hacen muchos en la zona, entre ellos guías y quienes tienen negocios con cierta “seguridad” y “comodidad”, el comportamiento de los visitantes a veces no está acorde con la solemnidad del lugar. Además, la gestión de la misma zona carece de reglas, ordenamientos y compromiso, produciéndose múltiples violaciones ambientales a los ojos de los visitantes, por lo que urge el establecimiento de un plan de manejo del área, si queremos seguir disfrutando de este recurso natural sin perjudicar a la naturaleza y a la propia gente que lo visita.