Después de la derrota aplastante de la llamada alianza opositora Rescate RD en los comicios municipales de F-18, los opinólogos no se callan con el CD de que la única forma de sacar del poder al PRM es si la oposición llegara a hacer cuajar una candidatura común. Lo hacen con una vehemencia, sin profundidad política -inferencia nuestra-, que el asunto se hace aparentar como una tarea mágica de juntar dos mellizos, ya viejitos, que se buscaban desde hace tiempo para darse un beso y un abrazo fraterno y unirse en el amor eterno. Y eso no es así, y tampoco es realista y objetivo desde la óptica de la naturaleza política de las contradicciones propias del poder.

Y pido disculpas por plantear que a mi juicio  dicha idea, desde mi enfoque personal, raya con una opinión sin fundamento político y me atrevo a juzgarlo como absurdo y de profundo desconocimiento de que cada partido, aunque le toque ser oposición, jamás de los jamases significa un ente común con los demás partidos y agrupaciones que comparten estar fuera del poder, con lo cual resulta  que lo único en común que tienen es que están en el banquillo de los derrotados, porque la mayoría de casos ni oposición común resultan.

Cabe decir, como reforzamiento, que las maniobras políticas son una combinación de lo deseable, lo posible, lo real y el deseo de que jamás la trama se convierta en un bumerang a los propios actores. Y me explico, en el caso de la Fuerza de Pueblo y el PLD de fundir voluntades para sacar el PRM del poder podría sucederle que si logran ese propósito, ipso facto marca el estrangulamiento político del partido cuya figura no sea el presidente. En esto, una cosa es una estrategia y lo otro es una escaramuza -contienda de poca importancia-. Y ya el tiempo de la primera está precluido. Esto así, porque en materia política es igual al arte del ajedrez que, después de un jaque mate al rey las fichas no se mueven si no se empieza otra partida. Y la segunda sería beberse la cicuta política, porque las escaramuzas son jugadas pasajeras que solo surten efecto de trucos de atajar el avance de la tropa contraria.

Y aquí quiero recordar el caso del Frente Patriótico -junte de maco y cacata por un fin común.  ¿Y cuál era ese fin común. Atajar a Peña Gómez por racismo?. Nooo, eso fue la expresión de una oligarquía política, social y económica que se sintió amenazada, primero por el binomio Peña-Álvarez Bogaert (un enemigo ideológico) y por el otro lado por un enemigo de las entrañas del monstruo del Baleguerismo.

Por lo tanto, es menester decir que, para que se dé una coalición de esa naturaleza -Frente Patriótico-, debe primar una causa de profundas raíces políticas, que en el caso del junte de Leonel y Danilo no es el caso. Al contrario, los dos fueron los que echaron al PLD al pozo con profundas contradicciones grupales e irracionalidades políticas.

Por lo tanto, los proponentes de esa patada mediática olvidan que por naturaleza y razón de ser de los partidos estos han de operar de forma individual en la búsqueda del poder o incidir en este a través de alcanzar curules o representaciones propias que de hecho sean de su corriente y, por lo tanto, jamás cederían su espacio político para que la oposición -figura inorgánica desde el punto de vista de la naturaleza política- sea la que gobierne, no sabiendo que cuando gobierna la ¨oposición¨ no gobierna nadie en particular. Sería como proponer un triunvirato de forma inconsciente, por pasión política o mediática, pero peor, el mismo espíritu de contradicción política generaría un gobierno anárquico.

Pregúntense que pasó con las tendencias del PRD que, siendo todos de un mismo partido, con ¨ideologías idénticas¨, no pudieron gobernar con aciertos y se chuparon al partido del jacho prendí’o y el buey que más jalaba. Incluso, las fiestas terminaban a rabaso limpio. Y más, la crisis fue tan abismal que el sector conservador de dicho partido optó por reciclarse en un clon que, con las mismas gentes, se le denominó Partido Revolucionario, pero Moderno, el llamado PRM, ese que si no se quita de encima todo el lastre del pasado jamás llegaría al poder. Esto, porque comprendieron que el germen de la discordia le rondaba como la maldición de la primera división desde que se instaló en el país en 1939.

Pensar y sugerir que la única forma que la ¨oposición¨ tiene de derrotar al PRM es llevando una candidatura común resulta, además de una quimera, una idea insulsa mediática o discurso hueco que queda afuera de toda naturaleza de lo que es un partido político. Además, seria socavar la razón de ser de estos, pero, además, sería desnaturalizarlos para que se conviertan en entelequias que más que partido solo serían compañías por acciones de naturaleza electoreras, cuyo mercado sean las elecciones teniendo como rentabilidad las reparticiones de posibles ganancias y dividendos, como si fueran las acciones en su nueva bolsa de valores tipo Wall Street.

Siguiendo el hilo conductor de lo ante dicho, como sustentación de nuestro criterio que resulta peregrino, utópico y de ribete de discurso populista, y por lógica, carente de realidad política y,  sobretodo negando la existencia de lo que hoy llamo la célula madre de los nervios del poder, que precisamente significa la médula espinal del mismo poder que jamás descansa en ilusiones y pajaritos en el aire, sino en lo que se ha llamado la ley de hierro de la oligarquía política que se entroniza como voluntad patriarcal y caudillista de cada líder, en particular de los que los hacen esclavos de patrones megalómanos, lo cual le genera una personalidad ególatra que todo debe girar alrededor de su íntima voluntad y decisión.

Y si el primer ejemplo de la debacle del otrora PRD -generado por el patrón monárquico y ególatra de cada líder, no les convence-, démosle un vistazo retrospectivo a la propia existencia de la dos fuerzas mayoritarias de la actual oposición. Sus dos líderes, -aun irreconciliables o por lo menos con las espadas al cinto por si alguno se espanta, Danilo y Leonel, que prefirieron que entrara el mar antes de cederse cuotas de poder, oigan eso, en pleno gobierno- y máxime, dos líderes con formación política.  Señores, en política a veces vale más ser líder de una parcela que incide en el poder, como es el caso de estos dos líderes, que tienen partidos, además de generarse caudillismo político, también le genera riqueza económica, prestigios individuales, y la savia del poder, que es mandar sobretodo la cosa.

Por ejemplo de lo imposible. Converger en un sólo proyecto común se le hizo imposible a las izquierdas, que, tras sus contradicciones ¨ideológicas, sectarias y filosóficas¨, nunca cuajaron un frente común. Esto porque desde la óptica ideológica, resulta un imposible. Lo propio ha sucedido en las iglesias, oye esto, que teniendo un solo Dios único y verdadero, según ellos, jamás se han fundido en una sola congregación.  Por lo tanto, en la parte de cierre de estos razonamientos, cabe reforzar que, los sectarismos son propios de los liderazgos. Imaginemos que desparpajemos los partidos políticos para convertirlos en instrumentos de atajar al partido gobernante y que limiten sus acciones políticas a formar solo frente opositor que lacera la integridad particular de las organizaciones políticas, ¿dónde entonces quedaría su verdadera esencia?

Y finalmente, no hay partido que deje vivo a otro partido con vocación de poder o que haya sido un símbolo histórico, que se haya aliado para darle el poder a otro y que no haya sido absorbido  y,  de paso que no convierta en acólitos sus propias militancias. Simplemente, los 20 años de gobierno del PLD, se tragaron al PRSC, el Partido Reformista de José Augusto Lora, fue tragado y  chupado por Balaguer, etcétera, en fin, estaría pintado que Danilo y Leonel como estrategas políticos, no concilien una candidatura común, y me atrevo a asegurar por lo ante dicho, que inmediatamente que estos han pensados que si esto se diera, se saldrían del confort de su liderazgos para convertirse en cola de ratón.   Máxime, que Leonel si pierde yéndose solo, garantiza fácilmente su barrera del 5%-y aun ya viejito-, queda habilitado, mas Danilo, si perdiera, queda fuera prácticamente del escenario político.  Y como cierre final, a modo de chanza popular, sería como la crónica aquella de los esposos, que uno falleció, y cuando el otro también murió, se juntaron el en cielo, y uno fue a darle un abrazo y un beso a su difunta pareja, y esta le dijo, ¨! Nada de besos, usted y yo nos juramos solo estar juntos, hasta que la muerte nos separara, así que coja su camino!. Por lo tanto, resulta casi un imposible esa alianza pro candidatura común, por todo lo ante dicho y lo que pudiera aún quedar pendiente por discutirse en este sentido.