No nos referiremos a su amplia biografía de mujer de ciencia, de bien y de patria. Los grandes fardos de papeles bibliográficos de nada sirven si no se anclan en valores profundamente humanos, fundamentados en el bien común y en el servicio a los demás.
Tuve el inmenso privilegio de conocer físicamente a la maestra Idelisa Bonnelly de Calventi en una actividad de la Comisión Ambiental de la UASD, pero ya conocíamos su nombre, que caminaba entre sus seguidores por toda la academia estatal y en muchos sectores de la sociedad dominicana. La alianza entre los miembros de la Comisión Ambiental y la maestra Idelisa constituyó un unidad única e indestructible, así como las instituciones en las que militaron.
La maestra Idelisa puso la ciencia al servicio de su patria; su profundo amor al prójimo, la llevó a asumir el compromiso social con su país y su pueblo. Ciencia, arte, amor y compromiso fueron sus catapultas para librar sus grandes batallas para preservar los recursos marinos del país.
El Centro de Investigaciones de Biología Marina (CIBIMA); la creación de la Escuela de Biología de la UASD; su participación en la fundación de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y la creación de áreas protegidas como el Santuario de Ballenas Jorobadas en el Banco de la Plata, son sólo algunos indicadores o muestras de la gran obra de esta gran maestra y ambientalista ejemplar.
En vida, la maestra Idelisa Bonnely de Calventi recibió las más importantes condecoraciones, dentro y fuera de la República Dominicana, por su gran trabajo de investigaciones marinas; también por su labor docente y científica, así como por la fundación de muchas instituciones defensoras del medio ambiente.
La República Dominicana despide a una gran luchadora por el medio ambiente y la vemos partir con la misma paz con que vivió. Las instituciones a las que sirvió, y toda la sociedad, hoy le rinden merecido homenaje. La gran maestra Idelisa Bonnelly de Calventi sembró la semilla y nosotros debemos seguir y educarnos en su gran ejemplo.