A propósito de celebrarse el 2 de febrero de cada año el Día Mundial de los Humedales y de cumplirse 43 años de la firma de la Convención Sobre los Humedales de Importancia Internacional Especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, o Convención Ramsar, queremos llamar  la atención sobre las amenazas que atentan contra  los humedales en República Dominicana y en todo el mundo, que podrían disminuir considerablemente el recurso agua y agudizar la crisis ambiental generada por el cambio climático en nuestro planeta Tierra.

Cuando hablamos de los humedales nos referimos a todos los cuerpos de aguas que existen en la biósfera o la parte que ocupa la vida en la esfera terrestre, tales como las marismas, lagunas, ciénagas, ríos, estuarios, manglares, presas, terrenos irrigados, entre otros cuerpos de agua que son vitales para la vida.

En la generalidad de los países, un alto porcentaje de los humedales o cuerpos de agua han sido convertidos en solares, residenciales u otras construcciones que han sustituido sus aguas, quedando el entorno sin la “humedad del humedal”, como dijo una persona al ver desaparecer uno de ellos.

En muchos casos la desaparición de los humedales ha sido para cultivos agrícolas, vitales para la vida también; pero, la sustitución de fuentes de agua en busca de comida, sumado al manejo irresponsable de los recursos naturales, nos conducirá a quedarnos sin el agua y sin los alimentos que buscamos conseguir.

Humedales de Montecristi.

Esa mala práctica queda evidenciada cuando, por las inundaciones como manifestación de la dinámica de las aguas para recuperar sus espacios, se ven afectadas casas, residenciales, ciudades, carreteras y campos de cultivos que se han erigido sobre pantanos, pequeñas lagunas o sobre los nacimientos de las primeras aguas de un río.

Para bien de los humedales del mundo, surge La Convención Sobre los Humedales de Importancia Internacional Especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, o Convención Ramsar, firmada el 2 de febrero 1971 en la ciudad de Ramsar, Irán, tomando vigencia en 1975; actualmente firmada por 172 países con “La misión de la   conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales, regionales y nacionales, con la cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo”.

La Convención Ramsar, según el informe La Biodiversidad en la República Dominicana Biodiversidad(2020:10-17), es “…un tratado intergubernamental en el que se consagran los compromisos contraídos por sus países miembros para mantener las características ecológicas de sus Humedales de Importancia Internacional y planificar el uso sostenible, de todos los humedales situados en sus territorios.”

 La Convención emplea una definición amplia de los tipos de humedales abarcados por esta misión, incluidos pantanos y marismas, lagos y ríos, pastizales húmedos y turberas, oasis, estuarios, deltas y bajos de marea, zonas marinas próximas a las costas, manglares y arrecifes de coral, así como sitios artificiales como estanques piscícolas, arrozales, embalses y salinas[i].

Humedal de Cotinilla, Parque Nacional Jaragua.

Según la Secretaría de la Convención de Ramsar sobre los Humedales en el informe Perspectiva mundial sobre los humedales: Estado de los humedales del mundo y sus servicios a las personas (2018:18) Gland (Suiza)), citando a Davidson et al., 2018; el mayor porcentaje de humedales del mundo están en Asia, con un 32%, luego América del Norte con un 27%; América Latina y el Caribe, con un 16% , Europa (13%), África (10%) y Oceanía (3%),

República Dominicana se adhiere a la Convención de Ramsar entre 2001 y 2002, cuando se designa al Parque Nacional Lago Enriquillo como sitio Ramsar el 15 de mayo del 2002, incorporando 20,000 hectáreas.

Posteriormente se hicieron las evaluaciones pertinentes y Dominicana logra declarar de importancia Ramsar a los humedades Refugio de Vida Silvestre Laguna Rincón en el 2011, con 4,600 hectáreas, dos años después el Parque Nacional Manglares del Bajo Yuna,, con 77 518 hectáreas, y al siguiente año Los Humedales del Parque Nacional Jaragua y del Área Nacional de Recreo Cabo Rojo y Bahía de Las Águilas, con 32,978 hectáreas y para noviembre del años pasado se incorporan los Humedales de Montecristi con 84,322 hectáreas, formados por los parques nacionales El Morro, Estero Balsa, el Submarino Montecristi y el Hispaniola en Puerto Plata, así como los refugios de vida silvestre Cayos Siete Hermanos, Laguna Saladilla y también para el año pasado se registran Los refugios de vidas silvestres Lagunas Redonda y Limón, Ría Maimón, con 5,754 hectáreas, incluyendo  a los humedales de Miches,  sumando unos 6 humedales de importancia Internacionales o Sitios Ramsar, con unas 192,194 hectáreas, equivalentes a 19.22 kilómetros cuadrados, según la Convención. (https://rsis.ramsar.org/ris-search/?f%5B0%5D=regionCountry_en_ss%3ALatin%20America%20and%20the%20Caribbean ).

 

A 43 años de haberse reunido por primera vez un grupo de países en la ciudad persa de Ramsar, donde se firmó Convención, llama la atención las amenazas a los humedales.

 

Como hemos visto, la República Dominicana cuenta con 6 sitios Ramsar “… lo cual le confiere una alta responsabilidad en su conservación” porque de nuestros humedales es que se abastecen de agua los pobladores para consumo personal y la producción, sobre todo agrícola, sean estos de origen antrópicos o naturales, cumplen una función de regulación del sistema hídrico, así como de regulación de los fenómenos naturales que son parte de la vida.

 

En la actualidad, República Dominicana cuenta desde cabo Engaño a Sabana de La Mar, con un litoral costero marino rico en humedales, con 5 estuarios y 16 playas que están en conectividad con otros ecosistemas costeros marinos; pero es un ejemplo de una zona estresada por el crecimiento de las actividades antrópicas debido al   crecimiento del turismo. Igual sucede con el litoral que va desde Río San Juan hasta Cabarete, con tres estuarios y 4 playas con grandes amenazas, los primeros por el turismo desordenado que se ha llevado a cabo. Otro humedal de importancia internacional, sitio Ramsar, Parque Nacional Manglares del Bajo Yuna, con 2 estuarios de la ría Barracote y el propio Yuna, amenazados por los cultivos de pastos y arroz.

 

Por otro lado, están las humedades artificiales producto de los sistemas de riegos, como son los casos del Pozo de Nagua, en conectividad con los humedales naturales del Bajo Nagua y Bajo Yuna; los que se encuentran en el valle de San Juan hasta el río Macasías, en Elías Piña y los sistemas de riego del Yaque del Sur, en conectividad con las Reservas de Vida Silvestre Laguna Cabral o Rincón y Humedales del Bajo Yaque del Sur, en Barahona.

 

Nuestros humedales están bajo amenazas, no solo por la causas citadas: el crecimiento del turismo y la agricultura, sino por el mal manejo de estos; tal como cita el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en 2010, las Causas de la perdidas de nuestros humedales han sido:

 

  • Rellenos de tierra y colocación de residuos sólidos.

 

  • Pérdida de la vegetación, particularmente tala de

madera sin regulación para producción de carbón.

 

  • Recuperación de tierras para agricultura, incluyendo

acuicultura.

 

  • Alteración hidrológica, particularmente por

carreteras y esquemas de desvío de crecidas.

 

  • Contaminación por efluentes de fábricas y

domésticos.

 

  • Sedimentación excesiva debida a deficientes

prácticas de uso de suelos en las áreas adyacentes.

 

Todo esto peligra los microorganismos, hongos, bacterias, vertebrados e invertebrados en general, que hacen de los humedales la vida misma, afectando a la migración de especies de la avifauna que viven en las humedades, y que son de extraordinaria importancia para la vida del planeta y de los seres humanos.

 

 

 

[i] Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. (2020). La Biodiversidad en la República Dominicana. Proyecto Aumento de la capacidad de adaptación ecosistémica en las Reservas de Biosfera fronterizas en la República de Haití y la República Dominicana, Cooperación Alemana, GIZ. Primera Edición. Santo Domingo, República Dominicana. 606 páginas