“Crime is common. Logic is rare. Therefore it is upon the logic rather than upon the crime that you should dwell.” Sherlock Holmes
En 1982, caso Francisca Rojas, en Argentina, fue la primera persona condenada utilizando como prueba de la comisión del hecho la huella dactilar. El inspector de la policía detectó una huella de un pulgar en una mancha de sangre en la puerta de entrada de la casa. Cuando la compararon con una muestra del dedo pulgar de Francisca Rojas, constataron que era igual. Fue condenada por el asesinato de sus dos hijos, un niño de 6 y una niña de 4 años. El motivo, al hombre del que estaba enamorada no le gustaban los niños por lo que no quería estar con ella. (Ibáñez Peinado, 2012; Garrido, 2007)
Garrido (2007) puntualiza que “Cuando este escrupuloso policía corta el trozo de madera donde está la huella, a continuación hace que Francisca imprima sus huellas en un tampón, y finalmente con una lupa comprueba que la huella de la puerta es igual que su pulgar derecho, está escribiendo una página de historia de la criminalística”.
La dactiloscopia es una ciencia que tiene por objeto permitir la identificación de una persona por medio de las crestas papilares de la yema de los dedos. Constituye uno de los indicios probatorios que permiten vincular o establecer la presencia de un individuo en la escena del crimen.
Ibañez Peinado (2012), define la Lofoscopia como “la ciencia que estudia las crestas papilares con fines identificativos. Dentro de la Lofoscopia se distingue la Dactiloscopia, cuando el estudio se centra en las crestas papilares de las yemas de los dedos (…).” Luego añade que “(…) las crestas papilares tienen tres características fundamentales: perennidad, inmutabilidad y diversidad. La perennidad determina que las crestas papilares se mantienen en la piel durante toda la vida de la persona, empiezan a formarse en la onceava semana de vida intrauterina, y desaparecen después de la muerte con el proceso de putrefacción. La inmutabilidad implica que las crestas papilares permanecen invariables en número, forma, situación y dirección; y que su destrucción no da lugar a otro dibujo. Y la diversidad establece que los dibujos papilares son distintos a cada persona, y dentro de cada persona también son diferentes.”
Ibañez acentúa la importancia de recabar la mayor cantidad de indicios probatorios posibles dentro de la escena del crimen. Esta es una de las razones vitales por la que la escena del crimen debe protegerse, sumado al hecho de evitar la contaminación de los indicios probatorios.
En rigor, en algunos casos, el ADN puede contribuir al esclarecimiento del hecho, en otros, puede ser la Lofoscopia, etc. No obstante, puede darse el caso de que se encuentren tanto ADN como huellas dactilares de la persona que ha cometido el hecho. De manera que, el autor en referencia recalca lo siguiente: “Aunque la huella lofoscópica es una evidencia más, no hay que olvidar la importancia que tiene, importancia derivada de su doble valor. Tiene un valor fehaciente en cuanto permite acreditar la presencia de un sujeto en un lugar determinado, y un valor indiciario en cuanto a la supuesta autoría del hecho.”
Con relación al análisis del ADN y las huellas dactilares para la resolución de los casos, Garrido (2007), destaca que “hoy, por hoy, son muchos más los criminales que pagan su deuda a la justicia en virtud de la dactiloscopia que del análisis del perfil genético.”
Me interesa resaltar un artículo que leí el otro día de la revista Muy Interesante, sobre las huellas dactilares latentes, que son casi imposibles de detectar. El artículo hace referencia a la Nanotecnología como medio para detectar las huellas dactilares latentes in situ.
La huella dactilar latente, según Guzmán (2000), “es como una combinación de químicos (sustancias) exudada por los poros que se encuentran en la superficie de la piel.” Luego manifiesta que “una presión excesiva de la mano, dedos o pie, con frecuencia deposita esa humedad excesiva; este tipo de huella latente presentará el mayor grado de dificultad en lo que se refiere a su revelado”.
Según el artículo más arriba mencionado, un grupo de investigadores desarrollaron una nanopartícula fluorescente que permitirá detectar huellas dactilares latentes (invisibles) en la escena del crimen. Esto implica que la muestra no tendría que ser trasladada al laboratorio, disminuyendo las probabilidades de que dejen de ser perceptibles, y la contaminación de la muestra.
Por igual, señala, citando al profesor de química física Robert Hillman, lo siguiente: “el objetivo general de este estudio fue crear un material de visualización de huellas dactilares latentes versátil y eficaz basado en MSN, quitosano y derivados del dansilo. Estas nanopartículas se aplicaron como reveladores de huellas dactilares latentes para marcas en superficies de diversa composición química, topografía, características ópticas y naturaleza especialmente variable, típicas de evidencias forenses difíciles”.
Esto supone un enorme avance para la Criminalística, puesto que, de conformidad con el artículo, “las nanopartículas fluorescentes producen imágenes de huellas dactilares de alta calidad que cumplen con estándares rigurosos legales que garantiza que las huellas dactilares capturadas sean adecuadas para una identificación confiable y precisa para usar de forma oficial. El hecho de eliminar de la ecuación el traslado de muestras al laboratorio y poder procesar en el mismo lugar las huellas que se pretenden extraer, permite a los equipos forenses obtener resultados más rápidamente, lo que ayuda a realizar investigaciones con más celeridad y efectividad.”
En suma, según el principio de intercambio de Locard cuando una parte entra en contacto con otra no puede evitar dejar algo de sí, ni evitar llevarse algo de aquella consigo. Es decir, todo contacto deja rastro. Como se ha podido observar con las técnicas de detección del ADN, las huellas dactilares y la utilización de la nanotecnología para detectar huellas dactilares latentes indetectables, se van reduciendo las posibilidades de que una persona que ha cometido un hecho no sea detectada o identificada.