Hoy que todo el mundo tiene su haitiano de doméstico, jardinero, recepcionista, sereno , encargado de la finca, obrero en la construcción, recolector de café, dependiente  del colmado, chofer, cocinera, Etc.

Hoy que cada uno cuenta con su haitiano, de amigo íntimo, compañero  sentimental, de trabajo,  estudio,  también vemos  la presencia de miles de “dominicani”,  descendientes de parejas mixtas,  criados sin aprender creole, ni  historia de Haití,  negándose a sí mismos, para ser  solo dominicanos.

Hoy que  vemos  los haitianos   en todos los rincones de nuestras vidas  y de nuestro territorio, en las calles  disfrazados de esquimales, vendiendo bebidas refrescantes. Compartiendo   el empleo informal , fruteros y  paleteras   desplazándose  en triciclos a contramarcha, mientras  mujeres y niños mendigan  y algunas prostitutas  pasean de la mano del hombre blanco,  su  prestancia por la calle el Conde ,saturada de negocios que reflejan la riqueza de la  artesanía  haitiana.

Hoy cuando se debate la aceptación en los hospitales de  parturientas   haitianas, que superan con creces los partos de las nacionales,  las páginas deportivas citan la  gloria de descendientes de braceros  en el Base Ball  y  las  olimpiadas.

Hoy  finalmente hemos descubierto, que en medio siglo de vida democrática,  el Estado y sus  autoridades, no hicieron nada  para  recibir  un  flujo migratorio  persistente de forma organizada.

Es necesario entender  que la movilidad poblacional es un evento complejo y doloroso,  que afecta al que se traslada como al que lo recibe.  Todo emigrante necesita un hábitat,  trabajo,  salud, servicios básicos, es un ser humano que  busca lo necesario para sobrevivir en la sociedad que le acoja. Debemos aceptar entonces, que lo está sucediendo con la presencia haitiana, lo hemos construido nosotros, mas allá de la necesidad que puedan tener los haitianos de sobrevivir, aquí se han dado las condiciones históricas laborales para que se queden, les hemos acogido.

No debe ser una tragedia  que los haitianos sean nuestros vecinos, ni que  las grandes potencias abandonen  su responsabilidad frente a ellos, y pretendan que asumamos el desafío de dar lo que no tenemos, lo que ha pasado  lo hemos permitido nosotros, al no asumir  la responsabilidad de poner  límites  a una población, que no podemos, ni tenemos la capacidad, de  absolver e integrar.

El presidente Luis Abinader ,  en su llamado a la comunidad internacional ,ante la crisis que viven nuestros vecinos, parece tener claro  que el problema de Haití  no es solo de la RD ,es  regional, internacional. Y el Estado dominicano junto a 30 organización políticas ha declarado que “no hay ni habrá en el futuro solución dominicana a los problemas de Haití.”

La medida ilustra como la voluntad política puede dar un giro a una situación postergada por años, colocándonos dentro de los Estados que están enfrentado con transparencia y profesionalismo el control de sus fronteras.

Interpretar la sociedad haitiana, con objetividad, es un ejercicio  difícil de realizar, dado el desconocimiento   que tenemos de su clase política y  sociedad en general.  Donde parece existir un resentimiento histórico  hacia el dominicano. Algo vivido por el Dr. Leonel Fernández  en pleno apogeo de sus relaciones  con los grupos políticos haitianos.

“Fue humillado en dos ocasiones en ese país,  tratado de manera indiferente en la primera visita oficial dominicana en 60 años.  Emboscado y atacado a tiros en segunda ocasión, en la debió salir por la puerta trasera del Palacio Presidencial ante la protesta por su presencia allí.” Periodico Hoy , 20 de agosto 2010.

Frente a la crisis  haitiana  lo que debemos hacer es  ordenar nuestra casa, reglamentar y cumplir las leyes migratorias. Reconociendo   que Haití no puede ser un negocio como lo fue durante  20 años, para políticos haitianos y locales  asociados.  Y RD  el escenario de despresurización histórico demográfico de las crisis   haitianas,  porque Haití  puede arrastrarnos  hasta su  derrotero

La política de buena voluntad  del Presidente Abinader de no intervención y respecto a la soberanía, reglamentando la presencia migratoria en el  territorio, indica que podemos  establecer otro tipo de relación con el vecino. Sabiendo que  Haití es el país más mediático de América Latina, y cualquier acción  para frenar el flujo será siempre utilizado en nuestra contra.

La hispanizacion y haitianizacion que se viene efectuando en   ambas sociedades,  es un reflejo  de  las implicaciones  históricas y socio culturales  que ha tenido y tienen los flujos no regulados  para ambos pueblos.

Hoy  ante un movilidad poblacional intensa, donde  80 millones de seres humanos, se desplazaron por el mundo el 2021 desafíando  la pandemia y  los peligros  de las travesías. Las   regulaciones de los Estados, son violentadas por las mafias del tráfico humano. El desplazamiento poblacional , fragiliza las  fronteras donde  puede pasar lo inesperado ,como  viene sucediendo  entre Venezuela y Colombia ,  Europa y  África , Mexico y Estados Unidos y las marchas de emigrantes hacia sus fronteras.

Haití tiene antecedentes de movilidad masiva e inesperada  en la década de los  setenta con los Boat People hacia las costas de Miami y ahora en las marchas hacia las frontera estadounidense, habiendo sido deportados  más de  7 mil haitianos  en octubre pasado, muchos son los que  han logrado permanecer.

Con  políticas  migratorias coherentes  se podrá regular la llegada de un flujo masivo, pero conscientes que la presencia haitiana seguirá llegando a nuestro territorio mientras  tengan la necesidad de hacerlo y   nosotros les proporcionemos las condiciones de permanencia en el país.