Américo Lugo, “el más radical hostosiano de inicios del siglo”, se ocupa del problema de la educación, para 1894 aceptó ‘el encargo de la Inspectoría de Escuelas’ de Puerto Plata, trabajaría con las escuelas primarias municipales, encontró que ‘el estado de la instrucción pública era este: una gran mayoría de escuelas sin dirección competente, donde apenas se enseñaban otras materias que las de orden religioso y moral; predominio casi absoluto del sistema de enseñanza de pura memoria, hasta el punto de recitar el alumno tanto la pregunta como la respuesta del texto (…) una mayoría de padres de familia (…) envían sus hijos a la escuela porque es costumbre tradicional (…) irregularidad extraordinaria en la asistencia de los alumnos; imposibilidad absoluta de terminar la educación escolar’, porque ‘apenas poseída la ‘regla de tres’ eran quitados de la escuela para ingresar en la fila infinita de los dependientes de comercio’.
Para ‘mejorar las condiciones de la enseñanza pública’ sometió un proyecto ‘reflexivamente elaborado’ / ‘la reforma mejor preparada’ y en el que ‘se innovaba’, la reforma escolar proponía, entre otros puntos, que las escuelas primarias tuviesen ‘carácter de preparatorias’ ‘a fin de que, al salir de las aulas (…) el alumno pudiese optar al noble título de maestro’, que el sistema de enseñanza debía ser ‘objetivo reflexivo’ de modo que superara ‘la enseñanza de memoria’.
La Normal de Hostos fue combatida bajo la acusación de ser la ‘Escuela sin Dios’, a finales de 1901 Lugo escribe para ‘las damas puertoplateñas: ‘La Religión y la reforma educacional’, texto en el que, para defender a la escuela de Hostos, establece una relación de no contradicción entre la religión y la reforma educacional hostosiana, Lugo comienza su argumentación confesándose creyente religioso: “Religión, para el creyente, es el cultivo de relaciones espirituales con Dios. Ser Supremo, Autor de cuanto existe. Para amarle con infinito amor no es necesario en sí, sino admirarle en la perfección de sus obras”.
Ahora bien; al cultivo de la relación con Dios sólo se llega por la vía de la ilustración; por tal razón: “No son religiosos los pueblos ignorantes; no pueden serlo”, estos pueblos con ‘una mala educación’/‘una instrucción deficiente’: ‘en virtud de su inferioridad intelectual, serán supersticiosos, fanáticos, intolerantes, inquisidores; pero no serán, no podrán se religiosos”, ejemplos de pueblos ignorantes son España y los dominicanos.
En conclusión, ‘sólo ilustrándose’ podrán los hombres y pueblos ignorantes conocer a Dios, y, ‘si esto es religión para el creyente’, entonces ‘la reforma educacional sería el paso más profundamente religioso para el espirtu nacional’/“La reforma educacional, lejos de ser ‘la escuela sin Dios, es (…) la verdadera escuela con Dios’, así que: “Los dominicanos que quieran (…) aprender a amar a Dios como se le deba amar, abracemos a la reforma educacional de D. Eugenio M. Hostos”.
Lugo mira a la escuela dominicana y formula observaciones sobre la responsabilidad de los padres, el local, los castigos, los estudios, el sistema de enseñanza, los profesores, los directores y termina viendo ‘un conjunto de ignorancia y crueldad’: “Todavía el sistema de enseñanza de la mayoría de nuestras escuelas es el uso tradicional de la memoria que aleja progresivamente al alumno del verdadero objetivo de la enseñanza escolar. Todavía, como si los conocimientos científicos no fuesen los más importantes en la mayoría de nuestras escuelas se da preferencia a las letras sobre las ciencias, formándose así la tendencia hacia las artes liberales que hará de nosotros un pueblo sin industrias (…) Todavía son pocos los profesores que tienen entera conciencia de su sagrada función”.
En su análisis de la educación del pueblo Lugo parte del criterio de que: ‘Una escuela es un sendero hacia la verdad: la experimentación’, predominando en ella el espíritu científico/la cultura científica y la separación Estado-Iglesia: ‘Somos una democracia representativa en la que lo derechos de la conciencia exigen la separación completa entre la iglesia y el Estado’, esa educación superaría el espíritu religioso supervivencia de la Edad Media.
Sobre esa base propone ‘la instrucción patriótica’/‘una enseñanza nacionalista, basada en nuestra historia, en nuestras tradiciones, en nuestra situación marítima, y en nuestra capacidad agrícola’, esta enseñanza sería para que nuestras escuelas puedan crear en los dominicanos ‘el concepto positivo de la patria’, pero para alcanzar ese objetivo se necesita ‘la nacionalización de la enseñanza (…) debe organizarse en un sistema de generalización nacional’.
La educación era una problemática nacional, en 1925 se publica la declaración de principios del Partido Nacionalista, texto redactado por Lugo y de inspiración claramente hostosiana, en materia de educación el documento plantea que: “El Partido Nacionalista considera que es asunto capital la completa superación del analfabetismo en la República, como primer paso hacia la posibilidad de la educación del pueblo y de la igualdad de oportunidades entre los ciudadanos”.
El Partido Nacionalista proponía convertir a los dominicanos en ‘hombres productores’ para lograrlo sugería la creación de escuelas técnicas: ‘escuelas industriales, con cursos breves de pequeñas industrias tales como manufacturas de madera, metal, pasta, cuero y papel, perfumería, jabonería, cremas y grasas para el calzado, encuadernación de cajas de cartón, cestería, alfarería, mimbrería, cerda, tejidos de lana y palma, sombrería, flores artificiales, bordado, juguetería, paragüería, confecciones, repostería (…) centros nocturno de cultura popular para el aprendizaje de estos mismos oficios e industrias, escuelas de constructores para la adquisición de los conocimientos de las artes y oficios relacionados con la construcción de edificios, como mueblería, plomería, herrería, decorado.
La enseñanza impartida es estas escuelas técnicas deberá ser absolutamente gratuita, porque en la clase trabajadora están vinculadas todas las esperanzas de la patria; y en esta enseñanza el maestro ha de ser maestro tanto del espíritu del alumno como de la materia que enseña. Serán creadas asimismo escuelas de ingenieros mecánicos y electricistas, de ingenieros agrónomos en donde se adquirirá la enseñanza general de la agricultura, y escuelas de comercio; y además, una escuela naval de comercio, una de náutica y otra de aviación”.
Consultas:
-Américo Lugo, La Reforme Escolar en Puerto Plata. 1894. La Religión y la reforma educacional. 1901. Sobre Escuelas. 1905. La educación del pueblo. 1915. Declaración de Principios del Partido Nacionalista. 1925.
-Antonio Lluberes (2009), Positivismos, Hostos y Normalistas. En: Retrospectiva y perspectiva del pensamiento político dominicano. Festival de las ideas.