Hoy es el último domingo de julio y, como cada año, en nuestro país es una jornada especial en la que honramos a nuestros padres. En muchas casas se escucha la música que les gusta, se les prepara su comida favorita y llegan hijos, hijas y hasta nietos con regalos para ellos. Les decimos cuánto los queremos y lo importantes que son para nuestro desarrollo adecuado como seres humanos.

 

Esta última semana me la he pasado trabajando política, organizando mi proyecto, articulando con gente en las calles y, de manera repetitiva, he escuchado tantos comentarios sobre la celebración del Dia del Padre que me motivé a escribir estas lineas. Igualmente las redes sociales están plagadas de memes de burla por la poca promoción que se hace a esta fecha.

 

Los comentarios en mi presencia han sido variados: que el día del padre nadie lo recuerda, que a esta celebración no se le presta la misma importancia que a la de las madres, que ellos son los que dan el dinero y no se les reconoce su valor ni siquiera ese día, y podría seguir citando frases que van desde lo simpático hasta lo grotesco, pero todas ellas son expresiones de reclamo, de necesidad de visivilización y procura de un mejor trato.

 

Evidentemente no todos se quejan. Cada persona vive su realidad con su contexto y, en muchos casos, esa apatía es el resultado de una paternidad ausente, maltrato, violencia, falta de afecto, abadono, irresponsabilidad. Por eso entiendo que es necesario que nos replanteemos la figura del padre en el siglo XXI, tanto desde su rol al estar presente e involucrado en la crianza y vida de sus hijos e hijas, como en la construcción de una nueva paternidad responsable y amorosa.

 

Hoy quiero resaltar la importancia de la figura paterna y lo primero es que siempre, siempre, siempre, debemos agradecer a nuestro padre, presente o ausente, porque de él nos viene la vida y en términos espirituales o energéticos esa integración del padre a nuestros corazones nos da la fuerza necesaria para enfrentar la vida. Hagamos ese ejercicio y observemos cómo las cosas se colocan en su lugar y todo empieza a fluir.

 

Como me gusta conocer el origen de las cosas y compartirlo con ustedes, me puse a urgar para saber desde cuando y por qué se inició esta celebración. Encontré que la idea de crear el Día del Padre surgió en Estados Unidos en 1910, cuando una mujer llamada Sonora Smart Dodd, cuya madre falleció al dar a luz a su sexto hijo en una granja del estado de Washington, quiso rendir homenaje a su padre que la había criado en solitario a ella y a sus cinco hermanos. La idea le llegó mientras escuchaba un sermón sobre el Día de la Madre en la iglesia y propuso celebrarlo el 5 de junio, que era el cumpleaños de su padre.

 

En 1924 llegó la primera declaración oficial, por parte del entonces presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, quien apoyó la idea de establecer un día nacional del padre, pero fue en 1966 cuando el presidente Lyndon Johnson estableció la fecha de la efeméride en Estados Unidos, fijando el tercer domingo de junio de cada año. La celebración fue ganando adeptos y se expendió por todo el mundo, eso sí, con diferentes fechas y adptada a las tradiciones de cada país.

 

En España, por ejemplo, se celebra el Día de los Padres el 19 de marzo, que es el día de San José, el esposo de la virgen María.

 

En nuestras sociedades los roles de hombres y mujeres nos vienen impuestos en la educación y crianza, que marcan el comportamiento de las personas, por lo que es en este punto donde me voy a detener un poco a analizar cómo vemos, aun hoy en día, algunos de esos roles.

 

Por ejemplo, está normalizado que el hombre sea el proveedor, los afectos se asocian a lo femenino y por ende a las madres. Esto ha reproducido padres poco afectivos, que limitan la paternidad a proveer económicamente las necesidades de la familia, de las y los hijos.  Y ese pensamiento es el más arraigado.

 

Hoy necesitamos promover que los padres, además de procurar adecuada vivienda, alimentación, educación, salud y vestimenta a sus hijos, también estén presentes, les brinden amor, amistad, tiempo, disciplina y protección. La paternidad responsable se basa en eso, en involucrarse desde el embarazo, proporcionando afecto y creando vínculos afectivos que permanecerán por siempre.

 

A ti, padre que me lees, te invito a que este domingo reflexiones sobre cómo estás ejerciendo la paternidad y, sin importar la edad de tus hijas e hijos, le digas que les amas y que quieres aprender a ser un mejor padre. Date tú mismo de regalo esa sensación de felicidad que solo se logra con el intercambio de amor que se produce cuando abrazas con fuerza, mirando a los ojos a ese ser especial que son las y los hijos.

 

El mío

 

Hoy estoy en Constanza con mi padre, un hombre a quien admiro profesionalmente, inteligente, trabajador, honesto, buen mozo y un referente en mi vida. Les cuento que papi fue criado por mi abuela quien lo adoctrinó bajo la fe de la iglesia católica, de niño fue monaguillo y le enseñaron a ser responsable con sus hijos e hijas. Aunque no siempre fue tan afectivo como ahora, siempre fue un padre presente y le digo “papi”.

 

Con el paso del tiempo, tanto él como sus hijos hemos aprendido juntos a expresar afectos, a no callar palabras de amor y reconocimiento, abrazarnos para llorar y para reir. Con papi celebro la vida cada día, con él tengo la confianza de un amigo a quien le cuento de mis anhelos, de mis dudas, mis metidas de pata, mis triunfos y fracasos. Con él hablo de frente, mirándolo a los ojos, del amor y de la vida.

Papi disfruta mucho compartir con sus nietos, pues tiene más tiempo para ellos. Mi hija Dominique fue, como yo, la primera. Y aunque fui la primogénita, de todas las hijas e hijos soy la más joven (Risa socarrona).

 

Papi tiene nietos que hablan inglés y hasta francés, como el pequeño Pierre; otra que le cocina postres como Scarlet y todos le miman y anhelan visitarle siempre, comer dulces con él y escuchar sus anécdotas, aunque mi hijo Diego, que se resiste a dibujarle un caballo, no le gusta subir a Constanza porque las curvas de la carretera lo marean, pero aún así lo visita.

 

Te invito a que este domingo realices cualquier acto que le demuestre a tu padre que te acuerdas de él y que lo aprecias y verás que será más que suficiente para hacerlo feliz. Si estás lejos, una llamada, y si vives en la misma ciudad o a poca distancia, una visita, invitarlo a comer o hacer alguna actividad que le guste.

 

Si no tienes la suerte de tener a tu padre porque falleció, siempre podrás recordar los días de playa o de campo cuando eras pequeña o pequeño, los detalles del día a día, ver alguna foto, o videos y dar gracias por enseñarte todo lo que aprendiste de él.

 

Por ùltimo, porque creo en el poder educativo del séptimo arte, el cine, les dejo de regalo algunos títulos de películas que reflejan las relaciones entre padres e hijos, para que las disfruten y reflexionen en este dia:

  • El Padre (EEUU. Directora: Florian Zeller. Año 2020): un hombre de 80 años vive solo y ha rechazado todas las cuidadoras contratadas por su hija. Ella se encuentra en la disyuntiva de dejar a su padre vivir su vida a su manera o ver cómo se deteriora progresivamente.
  • La Cita Navideña de Papá (Reino Unido. Director: Mick Davis. Año 2020): un padre trata de lidiar con una pérdida devastadora y la relación con su hija adolescente. Ella intentará ayudarlo a través de una plataforma de citas sentimentales.
  • Padre no Hay Más que Uno (España. Director: Santiago Segura. Año 2019): en esta divertida comedia familiar un padre de 5 hijos deberá hacerse cargo de la casa, después de que su esposa se va de viaje. Resultará una tarea más complicada de lo que esperaba.
  • En Busca de la Felicidad (EEUU. Director: Gabriele Muccino. Año 2006): un vendedor con muchas dificultades económicas se hace cargo de su hijo. Deberán afrontar por adversidades hasta lograr alcanzar su sueño de una vida mejor.
  • Big Fish (EEUU. Director: Tim Burton. Año 2003): un hombre no tiene una buena relación con su padre, pero al enterarse que padece de una enfermedad terminal regresará a su hogar para compartir sus últimos momentos.
  • Yo soy Sam (EEUU. Director: Jessie Nelson. Año 2001): un hombre con capacidades diferentes es el padre de una adorable e inteligente niña de 7 años. Deberá demostrar legalmente que está capacitado para criar a su hija.
  • Mrs. Doubtfire: Papá por Siempre (EEUU. Director: Chris Columbus. Año 1993): después del proceso de divorcio un padre pierde la custodia de sus hijos por su inmadurez. Tratará de acercarse a ellos haciéndose pasar por una amable cuidadora de niños.