Con mucha emoción leí un reportaje sobre la Dra. Honna Silfa. Fui donde ella por recomendación de una endocrinóloga infantil que trataba a mi primer nieto.

Cuando Luis Alejandro tenía tres años estaba en sobrepeso; su pediatra, Luz Mireya Jiménez, quien fue mi compañera de colegio desde la niñez, nos recomendó llevarlo donde una endocrinóloga pediátrica para que lo tratara.

Como la vida es una cadena, un médico diabetólogo muy amigo de mi hijo le recomendó -como le dijo-la mejor endocrinóloga infantil del país. Hace poco tiempo sentí mucho su partida, porque el resultado con su conducción no pudo ser mejor.

Cuando le dio el alta, porque tenía el peso deseado para su edad, me fijé que el niño tenía las piernitas abiertas, ella me dijo que era por el exceso de peso que había tenido, pero que para la tranquilidad me recomendaba a la mejor ortopeda del país, la Dra Honna Silfa.

A mis hijos le dio mucho trabajo conseguir una cita, cuando al fin la lograron llegué bien temprano a su consulta, tuve que esperar mucho tiempo, pero allí me encontré a una joven pareja conocida con sus tres niños. Al escuchar mi protesta ellos me hablaron maravillas de la doctora, me dijeron que cuando la conociera sería capaz de esperar más tiempo. Me comentaron que ella les había operado a sus tres hijos.

Cuando mandaron a pasar a esa pareja y a sus niños, también yo pasé. Mi primera impresión fue única. Esos niños la abrazaron con tanta alegría y cercanía que me compraron. Mi nieto estaba sentado junto a mí esperando su turno. Cuando nos tocó, nunca había visto un examen tan minucioso. Al final de éste ella me dijo “señora, diariamente yo veo cientos de niños y a pocos puedo decirles que no tienen nada, su niño está perfectamente bien”. No mandó ningún análisis, ni radiografía, pues para no hacerle una me dio una razón de mucho peso. Hoy mi nieto tiene unas piernas perfectas.

Pasado unos cuantos años coincidí con una de esas sobrinas que nos regala la vida, me decía que su niño tenía problemas en las piernas, por mi experiencia con la Dra. Silfa se la recomendé, ahí mismo trató de concertar una cita, solo había turno como para tres meses. Ana Wilda es una joven muy agradable logró conseguir un huequito con la secretaria. Su niño fue operado. Duró un tiempo en absoluto reposo y al día de hoy está completamente bien. El agradecimiento de esa sobrina al igual que el mío para esa doctora, es inmenso.

El conocer a la Dra. Silfa, a quien jamás he vuelto a ver, saber de su carisma, de su entrega, de sus conocimientos, de su dulzura y de su amabilidad, hacen que leer un reportaje como el que le hicieron,  mi corazón vibre de emoción y doy gracias a Dios de que haya personas que el amor al dinero no sea lo que les mueva, sino esa ayuda en donde la necesiten.