A principios de este mes, específicamente el 2 de mayo, la oficina del Cirujano General de los EEUU dio a conocer un reporte titulado: Our Epidemic of Loneliness and Isolation (nuestra epidemia de soledad y aislamiento) que como indica el título, nos revela que EEUU atraviesa por una epidemia de soledad, carencia de conexión, aislamiento y depresión entre su gente, lo cual conlleva sorprendentemente a la posibilidad de muchas enfermedades en las vías respiratorias, cardiacas, diabetes, demencia, alto riesgo de infartos y riesgos prematuros de muerte. De acuerdo con el mismo, inclusive mucho antes del advenimiento de la letal pandemia de la COVID 19; alrededor de la mitad de los adultos estadounidenses habían reportado elevados síntomas observables de soledad, desconexión y aislamiento.
Para el Dr. Vivek Murthy, Cirujano General de los EE. UU., al ser entrevistado dijo que “es difícil ponerle precio, si a eso vamos, a la cantidad de sufrimiento humano que la mayoría de gente está experimentando en estos momentos”. Según estima, la sociedad norteamericana ha atravesado una serie de cambios dramáticos en las últimas décadas. “Nos hemos mudado, cambiado de empleos, y ahora vivimos con una tecnología que ha alterado profundamente la forma en la que interactuamos los unos con los otros”. “Y puedes sentirte solo aun si tienes muchas personas alrededor de ti puesto que la soledad se relaciona con la calidad de tus conexiones” agregó.
Y no sorprende las conclusiones de dicho estudio. Tales tendencias ya se venían dando a conocer desde hace décadas. Robert D. Putnan por ejemplo escribió Bowling Alone: The Collapse and Revival of American Community (2000) (boleando solos: el colapso y reavivamiento de la comunidad americana) en donde con marcada preocupación notaba como el capital social, es decir las conexiones entre individuos, las redes sociales, las normas de reciprocidad y confianza que se entretejían entre los norteamericanos desaparecían a pasos agigantados en el país. En su investigación, noto que los lazos, puentes existentes en las organizaciones fraternales, logias, clubes, las membrecías en las iglesias, sociedades de ayuda mutua, etc.… que durante todo el siglo XX crecieron de manera vibrante en el país, a partir de los años 70 empezaron a decaer estrepitosamente. En su investigación identificó a las presiones laborales, falta de tiempo, las horas largas de trabajo, la movilidad espacial, el rol de la televisión y las diferencias intergeneracionales como los principales causantes de este alejamiento progresivo de dichos lazos conexionales en el norteamericano común.
Pero retornando al reciente estudio de la oficina del Cirujano General estadounidense, el reporte también indica que, a través de las edades, los grupos están pasando menos tiempo con cada uno en comparación con décadas anteriores. Cito el reporte, que los jóvenes de 15-24 años tienen un 70 por ciento menos de interacción social con sus amistades y compinches. Muchos jóvenes hoy día están utilizando las redes en lugar de la interacción cara a cara. Con la llegada de la COVID, un gran porcentaje de niños y adolescentes encontraron comunidad en las redes para así manejar el stress de la soledad y las prolongadas ausencias en detrimento de las relaciones interpersonales.
La soledad incrementa en un 30% la posibilidad de muerte prematura al tiempo que contribuye a nutrir la depresión, ansiedad y hasta la demencia. Dichos datos se avalan con otros estudios que señalan que Estados Unidos es el único dentro de los países que conforman la OCDE en donde se ha registrado una reducción significativa de la tasa de expectativa de vida en amplios sectores poblacionales. EE. UU., el país más rico del mundo es también el país en donde el estadounidense promedio tiende a morir más joven que en otras partes del llamado primer mundo, pero también si se compara a otras naciones como Cuba, China, y el Líbano.
Dicha anomalía ya no solo queda restringida a los adultos mayores. Cada vez más jóvenes y niños tienden a morir tempranamente. Datos indican que uno de cada 25 niños de 5 años no llegara a cumplir los 40 en EE. UU. Esta tasa de mortalidad es 4 veces mayor en que la que se experimentan en otros países industrializados. Ya no por el COVID, mismo que fue el culpable de un 2% de las muertes entre los jóvenes. Hoy día las armas de fuego son responsables de casi la mitad del incremento (incluyendo tanto a suicidios como homicidios) entre otros factores. En el 2021, murieron 10 veces más estadounidenses por heridas de armas de fuego (45 mil, incluyendo los suicidios) que los soldados muertos en la guerra de Irak y Afganistán combinados.
La pérdida de nuestro compromiso con el tejido social que nos rodea y nuestro sentimiento de pertenencia está contribuyendo al incremento inusitado de la ansiedad, tristeza y aislamiento lo cual se refleja en el incremento de los suicidios, sobredosis de opioides entre otros en Norteamérica. La reducción de la soledad implica construir conexión social y ello comienza con el individuo. ¿Cuál es mi responsabilidad individual en este aislamiento?
En respuesta, el reporte recomienda un marco de acción fundamentado en 6 diferentes ejes de acción: el fortalecimiento de la infraestructura social, que incluya parques, librerías y programas públicos. Formulación de políticas públicas que patrocinen la conexión en los diversos niveles del gobierno incluyendo transportación publica accesible y el pago por la ausencia laboral por maternidad. Tercero, movilizar el sector salud de manera que se ventilen los problemas de salud relacionados con la soledad, aislamiento y depresión. Reformar nuestro ambiente digital de manera que podamos evaluar nuestra relación con la tecnología. Profundizar nuestro conocimiento mediante investigaciones robustas alrededor de esta problemática y por último cultivar una cultura de la conexión u enlace entre los unos con los otros.
Aunque el reporte estuvo enfocado en Norteamérica, no es menos cierto que el mismo puede arrojar luz a nuestros países de los riesgos asociados con el distanciamiento social, la pérdida de nuestra conexión con nuestros vecinos, familiares cercanos y amistades producto de estas dinámicas socio estructurales que pudiesen gravitar en estos momentos en nuestros países. El aumento de la delincuencia y criminalidad en nuestro país ha inclusive obligado a nuestra gente abandonar las reuniones en las galerías u terrazas, parques por miedo a los atracos. “Ya las cosas no son como cuando tú vivías aquí”, “ya aquí nos trancamos temprano para que no nos coja la noche en la calle” es los que escucho una y otra vez. Ojalá pues, las observaciones de dicho análisis nos puedan servir de base para implementar los correctivos de lugar y tender los puentes necesarios que permitan disminuir nuestra desconexión, aislamiento, soledad y depresión.