Este pasado domingo 18 de febrero pasará a la historia como el fracaso electoral más grande de la historia democrática de la República Dominicana, porque, a pesar de que estaban en juego 158 posiciones a alcaldes y la misma cantidad de suplentes, y asimismo 1,164 regidores y el mismo número de suplentes de regidores, también 235 directores y la misma cantidad de subdirectores, así como 735 vocales, solo acudieron a ejercer su derecho al voto un total de 3 millones 775 mil 587 dominicanos, de un total de 8 millones 105 mil 151 personas hábiles para hacerlo. En términos porcentuales, solo acudió el 46.67 % de los dominicanos, mientras que el 53.33 % se abstuvo de participar en los comicios.
En otras palabras, el pasado domingo ganó la apatía política, ganó la indiferencia de la mayoría de los dominicanos, ante una oferta de cientos de aspirantes a alcaldes y directores municipales y a miles de proponentes a regidores y vocales. 4 millones 329 mil 564 dominicanos se abstuvieron de cumplir con su deber ciudadano de ejercer el voto.
Sin dudas, la oposición, encabezada por tres de los partidos mayoritarios (FUERZA DEL PUEBLO, PARTIDO DE LA LIBERACIÓN DOMINICANA Y EL PARTIDO REVOLUCIONARIO DOMINICANO), fracasaron en su intento de generar simpatías y de animar a la mayoría de los ciudadanos habiles para votar, que ejercieran su derecho a elegir.
En mayor medida, el partido oficialista y aliados, muy a pesar de su triunfo, del uso y abuso de los recursos del Estado, de las denuncias de violaciones al régimen electoral, que por ejemplo: Prohibían la promoción partidaria y de candidatos en el entorno de los recintos electorales, incurrieron en esa práctica de forma masiva y ante la mirada indiferente de la Policía Electoral y demás autoridades de la Junta Central Electoral; representó en mayor medida, un impresionante fracaso electoral, sabiendo que solo en la Nómina Pública y la de las Alcaldías con las que contaban, tenían más de 800 mil empleos, y solo lograron superar el voto favorable de un 18% de los ciudadanos habiles para hacerlo, o sea poco más de un millón 500 mil votos.
¿Cómo podemos interpretar este fracaso electoral?
- Hay una clara apatía ciudadana por los alcaldes y directores municipales que, producto de sus bajos presupuestos o su propia ineficiencia, han sido incapaces de dar un eficiente servicio a sus municipios.
- La población se está cansando de los políticos y sus promesas.
- Ante una incumplida promesa de cambio, los ciudadanos castigaron a los políticos absteniéndose de votar.
Claramente, toca a la clase política comenzar a generar confianza y esperanzas a la ciudadanía en general; pero sí de algo estamos completamente seguro, es que estas elecciones Municipales no representan ninguna tendencia de lo que puede acontecer en las elecciones Legislativas y Presidenciales de próximo 19 de mayo, en la que estará en juego el nivel de Deuda Pública, el nivel de Inflación, la Seguridad Ciudadana, la Educación y el futuro de toda la nación.
El pueblo estará eligiendo entre el alto costo de la vida, la baja inversión de capital en obras de infraestructuras, el continuo aumento de la deuda pública, el abandono de los sectoresproductivos y agropecuarios o, en cambio, puede elegir a quien representa el desarrollo, el crecimiento económico y quien puede llevarnos a una nueva oleada de transformación, capaz de generar más igualdad y más oportunidades para los dominicanos.