La Gran Ola de Kanagawa llegó a costas ajenas treinta y cinco años después de que fue creada, ya que Japón estuvo aislado del mundo durante dos siglos, permitiendo solamente una relación limitada con China y Holanda.

Pero, aunque los extranjeros no podían entrar en Japón físicamente, sus conocimientos e inventos sin duda podían hacerlo, y La Gran Ola es un claro ejemplo de ello. Las estampas en la serie son reconocidas por sus colores profundos e intensos, particularmente, sus tonos azules que Hokusai logró gracias al uso de azul de Prusia, primer pigmento sintético moderno fabricado en Alemania.

Azul de Prusia

Y esa no fue la única "importación" que Hokusai aprovechó. El hecho de colocar el monte Fuji al fondo de la escena demuestra que él había estudiado la perspectiva lineal propia del arte occidental. Así La Gran Ola resulta ser una obra híbrida, una fusión de sensibilidad japonesa con materiales y tecnologías europeos.

Cuando Japón abre sus fronteras en 1853, se produce una avalancha de cultura japonesa en el Occidente de tal intensidad que nace una tendencia seguida por la mayoría de los artistas plásticos europeos, el japonismo.

La Gran Ola fue presentada al mundo en la Exposición Universal de París en 1867, y su impacto fue revolucionario. El primero en sucumbir bajo sus encantos fue el movimiento impresionista francés. Los artistas occidentales de la época comenzaron a coleccionar los grabados japoneses. Hacia finales del siglo XIX, el grabado de Hokusai sirvió de inspiración para artistas como Claude Monet, Edgar Degas, Vincent van Gogh y Henri de Toulouse-Lautrec entre otros.

La Gran Ola empapó muchas más creaciones, no sólo en pintura, y en el último cuarto del siglo XIX aparecen numerosas obras basadas en la misma. En 1880 el diseñador británico Christopher Dresser vinculado al movimiento Arts & Crafts es uno de los primeros personajes que se inspira en la obra japonesa cuando diseña el cuenco La Ola.

Ch. Dresser, La Ola, 1880

La francesa Camille Claudel crea la versión escultórica que representa tres bañistas que se agachan ante una ola que les viene encima.

El compositor francés Claude Debussy, quien tenía una impresión de La Gran Ola en la pared de su estudio, elige esta obra de Hokusai para la portada de la primera edición de la partitura de la pieza orquestal La Mar.

. Debussy en su estudio

En el periodo contemporáneo varios representantes del Pop Art, como Andy Warhol y Roy Lichtenstein, el graffitero español Pejac o el diseñador de moda John Galliano reinterpretaron La Gran Ola en sus creaciones.

Incluso llegó a salpicar aquí, en el Caribe. Recientemente el artista visual dominicano Limber Vilorio citó a Hokusai en varias de sus obras que forman parte de la serie Memoria flotante.

R. LIchtenstein, La chica ahogada, 1963 y Pejac, Todo el mundo es un artista, 2015
J. Galliano, Colección primavera-verano de Casa Dior, 2007
L. Vilorio, La Gran ola del Malecón, 2021
L. Vilorio, Memoria flotante 1, 2022

Hoy, casi doscientos años después de su creación, La Gran Ola de Kanagawa nos sigue hechizando y todavía se perciben sus ecos en disciplinas tan diversas como el cómic, la publicidad, el diseño gráfico o el cine.  ¿Cuántos secretos más se esconden detrás de su cresta? ¿Cuántas historias quedan tras su historia?