“Un gobierno humano, decididamente humano”

Las dos políticas principales del gobierno de Hipólito Mejía — lucha contra la pobreza y lucha contra la corrupción — parecieron ser acciones sin grandes resultados para conjurar terribles males sobrehumanos.

El gobernante se dedicó a lanzar fórmulas mágicas, mientras los males se agrandaban. El 15 de agosto de 2002 el tono era desesperante en el discurso de rendición de cuentas del medio término de su mandato.

Mejía repitió el mismo glosario de las expresiones sociales que estrenó en su discurso de juramentación el 16 de agostos de 2000. Recordó su compromiso con los pobres.

Pero también volvió a atribuir los obstáculos a la “herencia maldita” del pasado gobierno de Leonel Fernández , agregando nuevos obstáculos ajenos a la acción de su gobierno : “nubarrones muy oscuros”, presentes en la situación internacional.

Nubarrones muy oscuros

Entonces abrazó otra vez los recursos favoritos de todos los gobernantes de turno: la austeridad y el aumento de los ingresos, vía impuestos. He aquí algunos fragmentos de ese discurso cargado de malas noticias para el pueblo:

“Pueblo dominicano, hace dos años asumí el mando de la nación y el compromiso de conducirla hacia un nuevo progreso, interpretando la esperanza de la gente. Dije entonces que también (asumía) el compromiso de administrar con sano equilibrio los destinos del país, y que lo hacía con el firme propósito de sustituir la desesperanza y el abandono de las grandes mayorías por una política que propicia la inversión en la gente”.

”Sano equilibrio, acción e inversión para atacar de frente la pobreza. Ésa es mi filosofía de gobierno: un gobierno responsable, vigoroso, progresista. esto, y no otra cosa, es un gobierno al servicio de la gente.”

”No olvidemos, sin embargo, las piedras que el gobierno encontró en el camino hace dos años, entre ellas un serio déficit fiscal que amenazaba con quebrar la estabilidad macroeconómica.”

”Como si esto fuera poco, nubarrones muy oscuros definían la situación externa. Los vientos de recesión que se avecinaban a la principal economía del mundo, y la sacudida generada por el aumento en los precios del petróleo, pronostican un ambiente recesivo para América Latina y el Caribe.”

”O dejamos que las cosas sigan como van y la resaca nos amargue el 2003, o nos esforzamos todos, para adecuar nuestros gastos y nuestros ingresos, a niveles compatibles con la sostenibilidad financiera de la nación.”

”Si los ingresos que recibe el país bajan, los gastos deben bajar.”

”Hay que ser responsables, con la economía no se juega.”

Austeridad y nuevos impuestos

”Para evitar que el déficit externo alcance niveles insostenibles, el Poder Ejecutivo ha considerado que la alternativa más sana es elevar el ahorro interno del sector público, a través de un recorte del gasto y un aumento de las recaudaciones fiscales…”

”Este es un gobierno responsable, pero también un gobierno humano, decididamente humano. Por eso, el esfuerzo que reclama en lo económico tiene un claro objetivo social: combatir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de miles y miles de hombres y mujeres, que todavía ven disminuidas sus esperanzas de progreso.”

”Es fundamental que ustedes conozcan las iniciativas en el área social que ejecutaremos en lo que resta del 2002 y a principios del 2003.”

”Principios del 2003, todas las asignaciones a entidades vinculadas al programa de lucha contra la pobreza serán integradas en un Fondo de Inversión a ser administrado por el Gabinete Social, lo que permitirá elevar el nivel de calidad, coherencia y cobertura de la acción social del gobierno”.

”Hemos hecho mucho, pero todavía falta mucho por hacer.”

Calamidades in crescendo

Los demás discursos del presidente Mejía son una repetición in crescendo de las calamidades de esa administración y de la sociedad. En el discurso del 15 de septiembre de 2002, se centró en el problema eléctrico.

La crisis de los apagones era insoportable, algo que nunca se resolvió y que se agravó hasta el final de ese gobierno, sin atención ni solución. El presidente criticó la capitalización o privatización del anterior gobierno, como una herencia maldita.

En el discurso del 9 de febrero de 2003 Mejía disertó acerca de la continuación de la caída de la economía dominicana por motivos de la situación externa. Expuso todas las causas externas que influían en la situación catastrófica de la economía dominicana. Crisis del Golfo Pérsico, Venezuela, etc.

Ahorrar, ahorrar

En esta fase Mejía descubre la terrible situación y proclama : “Ahorrar, ahorrar es la mejor opción que tenemos para vadear el impacto negativo de la crisis de los precios del petróleo…”.

El reto era ahorrar. Y, entonces, el presidente dispuso un conjunto de medidas de ahorro en el gobierno y sus organismos: un festival de suspensiones.

  • Mantener la misma asignación presupuestaria del año pasado en consumo de electricidad y combustibles.
  • Suspensión del uso de los aires acondicionados en las dependencias del gobierno durante los meses de febrero, marzo y abril.
  • Suspensión de la compra de vehículos de motor por parte de los organismos del gobierno en el primer semestre del año.
  • Suspensión de las exoneraciones de impuesto en la importación de vehículos de motor.
  • Suspensión de los viajes al exterior de todos los funcionarios de la administración pública.
  • Suspensión de todos los gastos de publicidad.
  • Ahorro del gobierno de 100 millones al mes.

Mejía exclamó, extendiendo la fiebre del ahorro, “todos debieran ahorrar, incluyendo el sector privado”.

A la vez, Mejía anunció el subsidio del transporte público, dispuso el subsidio a los derivados del petróleo, en especial el GLP.Los alimentos fueron también subsidiados.

Pero, la otra gran dificultad del gobierno era de tipo político y social. La palabra estaba en la esquina de la oposición, sobre todo, de los movimientos populares que se multiplicaban: “Reconozco el legítimo derecho que tiene la oposición política del país a sacarle provecho al descontento interno que se deriva de los factores externos no controlables por el gobierno”.

Entonces Mejía apareció, evocando el gobierno de Jorge Blanco, en 1984, la amenaza de la oposición de alterar la paz social: “Ya lo sabe la oposición, tiene el derecho a rentar el descontento, pero no tiene derecho, escuchen bien, no tienen derecho a atentar contra la paz social”.

Canto del cisne del gobierno de Mejía

Todos esos acontecimientos fueron el comienzo del canto del cisne del gobierno de Mejía , pero no glorioso, como lo es el último canto de esa ave, sino fatalmente amargo. Nada nos salvó, el 2003 fue peor.

A los obstáculos invocados llegaron los acarreados por el hecho del 11 de septiembre en Estados Unidos y la crisis del BANINTER.

Para colmo de los males, en las elecciones de 2004 se presentó a la reelección en un país sumido en la peor crisis social. Fue estrepitosa la caída de ese gobierno, al ganar las elecciones el Dr. Leonel Fernández, con un 60% de los votos del electorado.

Ante tan lamentable gestión de un gobierno sumido en la ineptitud y la crisis económica y social más aguda de la historia política dominicana, sólo falta evocar ese desafortunado gobierno reproduciendo las palabras que recogen las imágenes positivas de un presidente de la República, quizás bien intencionado, pero sumamente negativo en el ejercicio del poder, para la suerte de los dominicanos:

Recordemos su ideal de país: lo humano.

“¿Qué aspiración tengo para mi país?  Que sea una nación respetada y respetable con creciente igualdad y dignidad de la gente autosuficiente en materia alimentaria y ambiental. Un atractivo para el turismo y un refugio de paz. Una plataforma mundial, moderna y eficiente para los servicios y las actividades productivas. Un país competitivo en su producción, serio en sus reglas, y responsable en sus decisiones democráticas… y sobre todo para su gente. Esa es mi visión del futuro: un futuro humano, abiertamente humano”.

Recordemos su credo personal: democrático y cristiano.

“Soy un hombre de principios. Un firme creyente en los valores democráticos. De la transparencia en el manejo de los valores públicos. Oigo y respeto las opiniones de mis conciudadanos. Soy ante todo cristiano, y creo en el fortalecimiento de los valores familiares”.

La otra gran baza: lucha contra la corrupción

Al fracasar la lucha contra la pobreza, la lucha contra la corrupción fue la otra gran baza en la que el gobierno de Mejía aposto todo su crédito. Ese segundo gran objetivo fue anunciado en el discurso de rendición de cuentas de los primeros cien días, el 6 de noviembre de 2000 con el ímpetu de reiteración :

“He dicho, y lo reitero, que en mi gobierno no voy a permitir el cáncer de la corrupción. La corrupción del pasado tampoco la olvidaremos, no perseguiré a nadie…”.

Sin embargo, de aquellos credos de Mejía los que mas fuertes resuenan son los exorcismos, las increpaciones y las invocaciones contra malos espíritus de la crisis económica, política y social que lego al país tras su gobierno de “rostro humano” 2000-2004.