Híbridas máscaras es el más reciente libro publicado por el poeta Mateo Morrison (Eds. Amargord, Madrid, 2023, 93 págs.). Dicho poemario representa un giro productivo en cuanto a su obra poética anterior. Nos referimos a libros como: Aniversario del dolor,  A propósito de imágenes, Espasmos en la noche, El abrazo de las sombras, Pasajes del aire, Nocturnidad del viento, y otros.

 

El libro remite a un proceso asimilador de ritmos, contrastes y movimientos de la materia verbal, de sus diversos rasgos y matices poético-verbales respaldados por una búsqueda y un diálogo con poetas posmodernos  recesivos, reflexivos, metafísicos y simbólico-alegóricos. En estas Híbridas Máscaras podemos leer en tal sentido poemas como “Híbridas máscaras” (pp. 9-27), Mejillas sorprendidas (pp. 31-32), Dentadas caretas (pp. 35-39) y Enigmas de un hermosos secreto (pp. 43-46). Dichos poemas se sostienen en una “fábrica” de significación poético-metafísica que sostiene todo el poemario desde el comienzo hasta el penúltimo poema titulado Espacios que nos ofrece el mar”.

 

Veamos el campo extensivo de dicho poema en estos versos:

 

“Seguimos sin tiempo

Por los espacios que nos ofrecía el mar.

Un conjunto de senderos nos recordó

que otras dimensiones existían (…)

¿Será el mar nuestra hábitat preferido?” (p. 89)

 

Los signos de este poema tienen su registro en el mismo orden cardinal del poemario que en su forma interior va ordenando sus propios significados desde los ejes funcionales del ritmo poético en escalada. El poema se “dice” como visión de sus metáforas, alegoremas, prosopopeyas y otras figuras llamadas retóricas y poéticas.

 

De esta suerte, es el poema mismo que engendra su propio movimiento de figuras reconocidas en la visión transgresora de lo real. De ahí que en Perplejidades entre julio-agosto, lo poético se reconoce entre el adentro y el afuera del poema. En este caso, la perplejidad es por antonomasia una figura que se desplaza como gesto y cuerpo:

 

“Te deslizas,

agitas tus piernas

en el leve suspiro de una hoja.

Ves que el riachuelo

tiene solo dos destinos:

secarse  o llegar al abismo”. (p. 53)

 

Destinos, abismo, suspiro y hoja crean desde el punto de vista de la relación forma-contenido una línea con los siguientes versos:

 

“Tú sigues.

Voy hacia tu horizonte…

Vas hacia un océano de cenizas.

Sigo detrás de ti;

no soporto el enorme peso del silencio.” (p. 53)

 

En efecto, lo que se comprende es el espesor de los sentidos del poema, la unicidad del mismo:

 

“Transversales a tu huida,

Hay otras aves,

Tu unicidad impide

que formes parte

de sueños etéreos.

No vas ahí,

Te alejas demasiado

INASIBLE.” (p. 54)

 

El marcador que abarca aquello que no se puede asir o tomar con la mano y es por lo mismo incapturable, funciona como inaprensible o imposible de comprender. Dicho lexema referido a un cuerpo que se aleja y resulta incomprensible activa una fuerza significante del poema. De ahí el sentido que se expresa mediante la perplejidad y el horizonte. Todo lo cual conecta con el sentido profundo del verbo “navegar” visible en el poema titulado “Navegar sobre aguas más profundas”, donde el hablante o autor se reconoce entre el navegar y lo inasible:

 

“Aguzas las briosas

cabalgaduras de lo ignoto,

serpenteas en escalas de abastos.

Sé que te vas en tu marea de burbujas.

Lanzo mi anzuelo.

Quizás esa prenda extraída

seas tú,

la que en los ceremoniales ofrece solo el cuerpo

mientras el espíritu navega en piélagos

más profundos”. (p.55)

 

En efecto, se hace visible la relación entre objeto/captura/ceremoniales, que ofrece el cuerpo/espíritu/navegación en piélagos más profundos/, toda vez que desde esta visión en perspectiva la profundidad de aguas conecta con lo ignoto y con la mujer en su “marea de burbujas”.

 

En este sentido es importante establecer el vínculo del poema con su universo y la profundidad de un imaginario ceremonial en el orden de la marea como simbolismo que late y se expresa en el poema.

 

El giro que se percibe en este poemario también se interpreta desde el poema en libertad, donde su estrategia se explica también desde la alteridad-otredad. El trazado propio del poema se reconoce en el “encuentro fugaz” y la memoria de lo inaprensible:

 

“Este encuentro fugaz,

furiosamente hermoso,

trazó la línea

entre el amor y el deseo” (p. 56)

 

Lo que acentúa como Imago una respuesta de viaje y movimiento intencional es la cardinal poética que subyace en el siguiente bloque:

 

“Ignoro de qué lado estamos

qué paisaje nos cubre,

pues el mar no sabe

de respuestas precisas.

Su movimiento juguetea

con nosotros,

Anochece…

Nada que no sean estos

instantes inciertos

nos pertenece”. (pp. 56-57)