(Proyecto por la memoria histórica Raúl Pérez Peña (Bacho), auspiciado por sus hijos Juan Miguel, Amaury y Amín Pérez Vargas)

Durante la dictadura yanqui-balaguerista, la represión contra los dirigentes de los partidos políticos de izquierda alcanzó niveles extremos. En este contexto de terror y violencia, el 10 de septiembre de 1966 fue asesinado Miguel Reyes Santini, mejor conocido por sus amigos y familiares como “Mico”. Este puede ser definido como el primer caso de sicariato político en la República Dominicana post-intervención norteamericana de 1965.

Se sabe que el dirigente del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, se desplazaba caminando hacia su casa ubicada en la calle Juana Saltitopa #24. Ahí residía con su hermana Emma Margarita Santini Reyes, cuando a las 11:30 de la noche fue alcanzado por la espalda de un disparo que se le hiciera desde una motocicleta “Vespa” en marcha en la que viajaban dos personas, en la intersección de las calles Juana Saltitopa casi esquina Benito González, Villa Francisca, Distrito Nacional.

A pesar de los grandes esfuerzos que llevaron a cabo los moradores del sector para trasladarlo al Hospital Padre Billini, Reyes Santini falleció en esa instalación sanitaria a las 11:45 PM por causa de “una hemorragia interna que le provocara la herida por arma de fuego”. De acuerdo con el testimonio de su madre, Doña Emma Reyes, su asesinato se produjo “como consecuencia de su participación en la revolución de abril de 1965”. En las declaraciones que se recogen en el Listín Diario, del viernes 20 de julio de 1967, se aprecia como detrás del crimen estuvieron agentes del gobierno, especialmente miembros de la Policía Nacional, los cuales durante más de un año estuvieron hostigando a Doña Emma y su hija Yocasta Reyes en La Romana, calificándolas de “comunistas e insultándolas con palabras obscenas”.

Miguel Reyes Santini era oriundo de San Pedro de Macorís, hijo de la unión entre Bienvenido Santini y Emma Reyes, los cuales procrearon a su vez a Emma y Yocasta. Para la familia y los compañeros del dirigente político del 14 de Junio, la muerte de “Mico” a los 22 años de edad, no solo representó una pérdida irreparable, sino también un mensaje claro y brutal por parte del sanguinario régimen de Balaguer. Su propósito era amedrentar a los hombres y mujeres que habían “empuñado las armas en la pasada guerra de abril”, ya que ese cruel homicidio seguía “los casos de Pichirilo, Bisonó Mera, Anastasio Sosa, Guillermo Peláez, y otros”.

En la nota de prensa titulada “Denuncian supuesto plan contra excombatientes”, publicada en el periódico El Caribe del viernes 16 de septiembre de 1966, se detalla cómo en el país se instauró un clima de terror donde la vida de cualquier opositor político estaba en constante riesgo. Según la nota, “se está llegando al colmo de vigilar en forma descarada nuestros pasos e intimidar a nuestros familiares, novias y esposas mediante llamadas telefónicas y cartas anónimas”.

El documento entregado al diario dirigido por Germán Emilio Ornes estaba firmado por Diego Guerra, Federico Orsini, Luis Gaspar (Guigui), Homero Hernández, Ulises Cerón, entre otros. Dicha publicación, emitida por el asesinato de Reyes Santini, subrayaba que “con estas medidas… se busca eliminar físicamente a los más sobresalientes combatientes que se destacaron en la revolución y lograr, que otros, ante las amenazas y presiones, se aparten de la lucha o sirvan a los yankis traicionando los ideales de los tres mil muertos de la guerra patria”.