Heriberto forma parte de la comunidad El Arca de la República Dominicana desde el siglo pasado. Con su sonrisa y eterna buena disposición ha contribuido grandemente a la creación de un ambiente de paz.  Nacido con serias limitaciones, la evolución de su vida ha ido marcando diversas pérdidas que, sin embargo, no han hecho mella en su capacidad de aceptación y felicidad. Empezó por tener pocos conocimientos y tratos con su madre biológica. Luego, fue perdiendo progresivamente muchas de sus capacidades motoras y, últimamente, también algo de la visión y de la salud general.

Eilleen y Heriberto

En los últimos años también han fallecido personas a quienes era muy apegado: su padre y, pocos años después, a Unilvia, otra de las residentes de la comunidad. Él ha tenido consciencia de estas pérdidas, pero las ha encajado con dulzura. Dice que su papá está en el cielo y que sabe que no lo volverá a ver más. Ahora, con el reciente fallecimiento de Unilvia, algunos compañeros parecían creer que ella estaba de viaje y él respondía que no, que sabe que ella está con su papá y que de ese viaje no se regresa.

También tiene buena memoria. En el año 2017 él y yo representamos a la República Dominicana en la reunión internacional de la federación de comunidades El Arca celebrada en la ciudad de Belfast, y donde participaron más de quinientos miembros provenientes de más de 30 países.  Aunque nos conocíamos de antes, ahora, cada vez que me ve, me saluda recordando que fuimos a “Inglaterra” juntos.  Él confunde Irlanda con Inglaterra, pero en ese error tiene muchos compañeros y es verdad que estuvimos breves días en Liverpool primero.   Le gusta conservar fotos de las personas que han pasado algún tiempo en el espacio físico donde habita, así sean literalmente visitantes ocasionales.  Pocas personas tienen tanto disfrute con una fotografía como él.

Está dotado de capacidad de esfuerzo. En ese viaje a “Inglaterra” ya empezaba a registrar dificultades de caminar y, como sabía que no debía estar dependiente de una silla de ruedas, nunca pidió usarla y era solo cuando estaba frente a escalones que se armaba de valor para desplazarse.

Aunque muchos no quisiéramos tener la enormidad de dificultades que él ha tenido que enfrentar, ya todos quisiéramos contar con su resiliencia, confianza, alegría y dulzura.

Heriberto