Probablemente no existía en la filmografía de largometraje nada igual hasta que HER apareció. Repercute en todos los universos de una obra maestra: guión, dirección, arte, actuación, personajes, géneros entretejidos, cinematografía.
Cine de verbo, paradigmático, algo que Jonze viene haciendo en el mundo de los cortometrajes donde se pulió para alcanzar esa maestría al pintar el mundo futurista de personas que hacen de la telecomunicación su medio para ser felices.
Dicen del filme que este es una crítica al modo en cómo las personas se distancian entre sí fomentados por las tecnologías, indicando lo funesto del uso del celular y tabletas.
No obstante el mismo filme nos indica el camino u orientación de la trama al citar claramente al filósofo Alan Watts a quien, obvio, me puse a buscar y me encontré con esta frase que me parece define el propósito del filme: “El mundo es, para nosotros, tal como son los medios que poseemos para asimilarlo”, y por ahí sigue con la filosofía Zen.
Es, por tanto, un gazapo encuadrar este filme en la idea de que denuncia un futuro demencial en las relaciones humanas. En mi opinión, lo que dice es que si somos algo es porque lo pensamos, especulativamente existimos lo que meditamos que somos. Y es nuestro intelecto lo que crea nuestra idea de amar o de qué o a qué o a quién amar.
El filme traduce esto en un magistral argumento partiendo propiamente de lo que aparentemente reprocha, teniendo como resultado una historia de amor que conmueve, porque realmente nos muestra ese amor por una mujer que es creada en la mente del personaje y, consecuentemente, en la mente del público, y uno cree en ese amor profesado.
La exposición de esa necesidad que todos tenemos de ser amados y amar, de tener contacto y querer evolucionar es bien expuesta al valerse de todo y cualquier género pues en un momento es ficción científica, en otros se vuelca completamente en un drama para luego resurgir en una comedia y concluir en un romance triunfante.
Al igual que Gravity, el filme arma un personaje ausente de la pantalla que interactúa con el protagónico, es lo que se llama un “personaje off.” Apropiado arquetipo el de Joaquín Phoenix y acertados tonos y modos en la voz de Scarlett Johansson. Ganó un Óscar en guión. En Netflix con ese título.