Las fuerzas armadas norteamericanas atraviesan una situación muy singular en la actualidad. El pasado mes de junio, por ejemplo, la Marina emitió una ordenanza que rápidamente tuvo que rescindir instruyendo a los soldados reclutadores el que trabajaran 6 días a la semana. De igual manera, la Fuerza Aérea rescindió de una prohibición de los tatuajes tanto en el cuello y manos de manera que más jóvenes pudiesen ser admitidos al servicio militar. Por otra parte, el secretario del Ejército en declaraciones sugirió que estaba contemplando la reducción del número de tropas para a su juicio modernizarlas y evitar “formaciones huecas” debido a la carencia de personal militar en las filas.
Y es que los problemas tanto de reclutamiento como los de retención de jóvenes en las fuerzas armadas norteamericanas son históricamente conocidos y, por lo visto, la solución a corto y mediano plazo no se ven en el firmamento de las propuestas de los estrategas militares norteamericanos en estos momentos. Los datos están a la vista de todos, el porcentaje de la cohorte de jóvenes entre las edades 19 a los 25 en Norteamérica está a su nivel más bajo, lo cual quiere decir que tanto el universo disponible de jóvenes hábiles para ingresar a las ramas castrenses como para otros puestos de trabajo ha venido reduciéndose vertiginosamente en los últimos años en el país. Y seamos objetivos, la economía según las cifras esta rozando el llamado pleno empleo, por lo que el exiguo número de jóvenes existente hoy por hoy tiene alternativas más atractivas y lucrativas de insertarse al mercado laboral que simplemente optar por la carrera militar.
Otra alarmante realidad es que menos de un cuarto de los jóvenes entre las edades de 17 a 24 años califican para el ingreso de acuerdo con los datos suministrados por el mismo Pentágono. Un bajo rendimiento académico, la presencia de un récord criminal, consumo de drogas y la ausencia de cualidades tanto físicas como mentales continúan descartando a miles de aplicantes lo cual hace la situación desesperante a los reclutadores de los distintos estamentos castrenses norteamericanos. Es más, el 80 por ciento de los hoy reclutados provienen de familias con historial en las filas militares.
Y claro, no debemos menoscabar el hecho innegable de que las guerras, tanto de Iraq como Afganistán, sembraron el miedo en la psiquis de nuestros jóvenes. Las imágenes de los jóvenes combatientes destrozados por las bombas, la teatralidad de las ejecuciones de ISIS y el miedo a los conflictos de larga duración han sentado una tónica indeseable en la juventud de hoy que no está dispuesta ofrendar tanta cuota de sacrificio. Lo cierto es que Norteamérica enfrenta en varios renglones unos escasez crítica de mano de obra en ocupaciones vitales como: oficiales de la policía, bomberos, maestros de escuelas y la agricultura.
Inclusive, cientos de promociones dentro de las fuerzas armadas están siendo aguantadas de una manera indigna y maliciosa lo cual amenaza aún más la viabilidad y efectividad de unas fuerzas armadas listas para entrar en acción en cualquier momento. En este sentido, citando al general de la Fuerza Aérea Charles “CQ” Brown Jr; Decano y jefe del Personal Conjunto (Joint Chiefs of Staff) en declaraciones recientes adelantó que “perderemos talento” por los continuos bloqueos a las promociones a los altos mandos aprobadas ya por el presidente Biden. Brown Jr; militar de alto rango se pronunció con relación a los cientos de oficiales cuyas promociones en la actualidad permanecen en el limbo como resultado de la tenaz oposición del senador republicano de Alabama Tommy Tuberville quien, en su negativa a aceptar el derecho inalienable al aborto en las mujeres, ha bloqueado las promociones de cientos de oficiales hasta que el gobierno federal elimine del presupuesto militar los gastos de reembolso a las jóvenes oficiales embarazadas que viajen hacia otros estados en busca de terminar su embarazo.
Es decir que atento a Tuberville, la preparación, destreza y logística de las fuerzas armadas estadounidenses está en efecto secuestrada. Ciento de oficiales cuyas carreras y aspiraciones de movilidad laboral están hoy en suspenso pues el flamante congresista quiere imponer su impronta antiaborto caiga quien caiga hasta que su demanda sea cumplida. Sin la aprobación de Tuberville, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, no podrá dar curso a ninguna de los cientos de vacantes disponibles en las fuerzas armadas hoy día.
De acuerdo con el mismo Pentágono; las tres cuartas partes de los generales y almirantes se verán afectados por esta torcedura de brazos al presidente Biden. No hay China, Ucrania, contención rusa ni demás que valga. Sin adoptar premisas o dejarse guiar por modelos, el primer oficio del analista de políticas públicas es cuestionar los supuestos, problematizar la realidad, probar hipótesis, asumir la complejidad y las incertidumbres y pese a ello, imaginar formas de contribuir a construir un mundo mejor planteando políticas eficaces y robustas… No señor! ¡O se hace lo que digamos! O nos j…. too!!! Hasta risa me da…