Este viernes por la mañana, como lo hice todos los días desde el comienzo de la semana, salí a examinar mi barrio. A 200 metros del hotel Marriott, 4 barricadas relativamente imponentes resumen la situación haitiana.

Ese viernes por la mañana, mientras pensaba en el cierre de la embajada dominicana, una caravana de tres Toyotas blindadas se deslizó por el único paso abierto en la zona. Tuve los suficientes reflejos para estudiar la postura despectiva del alto funcionario que se escondía tras unas ventanas medianamente opacas. Estas son simplemente las palabras que me hubiera gustado decir al joven periodista que me propuso una entrevista el jueves por la tarde. Una entrevista que decliné con cautela, porque, sinceramente, por respeto a mis vecinos, no me pierdo en disertaciones sofisticadas. También existe en Haití ese desprecio por la población que se ha convertido en una norma de gobierno que escapa a la opinión internacional.

El viernes 16 de septiembre de 2022, al conocer las tragedias ocurridas en la capital, Puerto Príncipe, y en sus regiones vecinas, Petionville y Delmas, los daños son suficientes para comprender la inmensidad del desprecio de la clase política, de las fuerzas del orden, de las autoproclamadas élites y de parte de la comunidad internacional hacia la población haitiana. Evidentemente, no voy a discutir con quienes prefieren utilizar las palabras «crisis, guerra civil, etc.». Muchos meses antes de las evidentes manifestaciones del actual desprecio, los dirigentes y sus asociados habían instaurado cuidadosamente un increíble clima de terror por todo el país. El jueves 15 de septiembre, la autoridad policial firmóࣸ una hoja informativa: «Todos los permisos de porte de armas quedan anulados provisionalmente este jueves 15 de septiembre en todo el país, según una nota emitida por el alto mando de la Policía Nacional. Los responsables de las empresas de seguridad deben tomar las medidas necesarias.» Cabe preguntarse si los que organizan las matanzas necesitan permiso…

El viernes 16 de septiembre, usted notará que no menciono el elemento que habría causado esta semana de saqueos, asesinatos y parálisis. El aumento del precio de la gasolina. Por último, nuestros comediantes (bien descritos en la novela de Graham Green) han descubierto maravillosamente nuevos pretextos para imponerse. Estos primos de todas las coronas, con residencia en todas las cortes, son mucho más hábiles que sus protectores…

El escritor Graham Green

Nota: Los comediantes (1965) es una historia de gentes comprometidas y no comprometidas, en el escenario del terror de Haití. Brown está de regreso en el hotel que no ha podido vender en los Estados Unidos (pues el régimen de Duvalier ha alejado a los turistas) y tiene una atormentada relación con la mujer de otro hombre. Jones ha buscado en Port-au-Prince un último refugio. Smith sueña con cambiar la dieta de los haitianos. […] Greene indaga apasionadamente en estas páginas el significado de la vida y los límites de la borrosa frontera que separa el bien del mal. Fuente: lecturalia.com

“Los comediantes”, se considera una de las obras maestras de Greene y enfureció a Papa Doc, que lo prohibió. (Reuters).