El 18 de mayo se celebra desde hace un siglo el Día de la Bandera, creada en 1803. El 18 de mayo es también el Día de la Universidad. Siendo Haití, por definición, un lugar de contradicciones, muchas aparecen alrededor de «la» bandera.
En el departamento de oeste, donde se encuentra la capital del país, para sobrevivir de forma inteligente hay que pensar en 4 o 5 banderas.

No hace falta ser experto militar para entender que en el sur de Puerto Príncipe las facciones tienen sus banderas; la misma situación al norte de la capital y en otras partes del territorio haitiano. Más allá del oeste, otras banderas ondean en los arsenales. El arsenal es esencial para la creación de una bandera. Si no se entiende el concepto depósito de armas y municiones, es difícil comprender el significado de las banderas de Haití en 2022.

Dantès Bellegarde, quien luchó con publicaciones por una bandera y una universidad respetadas en medio de la ocupación militar estadounidense (1915-1934), nos dejó esta importante reflexión: «El 27 de abril de 1920 llamé la atención de mis colegas sobre el espantoso espectáculo de las calles de Puerto Príncipe a todas las horas del día, llenas de mendigos harapientos, porteadores en harapos y lisiados con llagas supurantes en el cuerpo. Insistí especialmente en la necesidad de estudiar un proyecto de construcción de casas populares sanas, cómodas y de bajo coste. El ingenioso colega que se encargó del informe sobre mis dos propuestas las cubrió de flores. Y como yo era entonces miembro del gobierno, un amable periodista de la oposición, que se había especializado en criticarme, a mis palabras y a mis actos, utilizó esto como pretexto para acusarme de los más oscuros designios: yo quería, escribió, vender el país a las empresas extranjeras, y al mismo tiempo hacer bolchevismo, lo cual era un tanto contradictorio. Otro, igualmente bien informado, me reprochó duramente mis tendencias. En resumen, algunos políticos me consideraban un peligroso pescador de lunas, y otros, un malhechor. Y sin embargo, ¿hay algún problema más angustioso y más urgente que el de la vivienda popular?
[…]
¡Preocupados! Hacemos bien en estarlo, porque existe, si se me permite decirlo, una solidaridad mórbida que nos une a estos desgraciados. En efecto, es en los barrios pobres de la ciudad donde las epidemias nacen y se desarrollan más rápidamente. Desde allí emprenden su irresistible vuelo hacia Turgeau, Bois-Verna, Bellevue, Pacot, Bolosse y otros lugares. Los mosquitos, hinchados de parásitos, viajan al vuelo de la brisa marina desde los charcos fangosos donde pululan hasta las suntuosas residencias que adornan las verdes colinas de Puerto Príncipe con sus guirnaldas floridas. Y los perniciosos microbios de la tuberculosis, la viruela y tantas otras terribles enfermedades -que encuentran en la suciedad de los barrios obreros una condición propicia para su infinita multiplicación- conocen mil maneras ingeniosas de introducirse en las villas mejor protegidas.» (Dantès Bellegarde, Haití y sus problemas. Montreal: Éditions Bernard Valiquette, 1941.)