Hace unos días, en medio de varios artículos y comunicados de prensa relacionados con Jovenel Moise, nos enteramos de que «el asesinato del presidente es considerado asunto de seguridad nacional en Estados Unidos» (RFI). Las palabras «seguridad nacional» causaron mucho daño en la historia de Haití durante las décadas 60, 70 y 80.
«La fuerza de seguridad más temida bajo el régimen de Duvalier era la policía civil secreta […]. Con sede en el palacio presidencial, […] estaba bajo el mando del jefe de la policía de Puerto Príncipe, que también era miembro del ejército, y era responsable de la detención e interrogatorio de todos los sospechosos de delitos políticos» (Human Rights Watch, 2011).
Si la historia del puesto de jefe de la policía de Puerto Príncipe y de las personalidades que lo ocuparon, aún no está escrita, el triste periodo de los Duvalier (1957-1986), asociado con la doctrina de seguridad nacional en tiempos de guerra fría, hicieron del oficial un sofisticado superpolicía, con inmensas responsabilidades tanto nacionales como hemisféricas. Era una pieza clave para los adinerados (en adelante el sector empresarial privado); la embajada americana (socio indispensable del agregado militar y del jefe de sección de la C.I.A.); a veces, el visitante nocturno favorito de Su Excelencia. En pocas palabras, era al mismo tiempo el jefe de la policía de la capital y especialmente de la policía secreta nacional, con unos poderes represivos incalculables… Recuerdo aquella tarde de los años 70 en la que, de repente, el jefe de policía de la capital decidió detener a escolares, estudiantes y a cualquier ciudadano con el pelo largo (el estilo conocido entonces como «afro»). En silencio, desde el aula, miramos al patio a los profesores convertidos en peluqueros con las tijeras en la mano. Los beneficiarios de este corte de pelo se fueron tranquilamente a casa.
El teniente coronel Jean Tassy se asiló en la embajada de Brasil en Haití (1968). Se cuenta que cruzó rápidamente la barrera de la misión diplomática, casi cantando en voz alta «¡Viva Duvalier, Duvalier presidente de por vida!». Así logró escaparse de los soldados que lo llevaban al mismo Duvalier, quien sin duda lo mandaría al paredón. Según el profesor Gérard Pierre Charles, en su libro «Radiografía de una dictadura », Tassy -cuyo nombre aparece en el capítulo haitiano de Johny Abbes García- fue responsable del asesinato de por lo menos 3.000 presos políticos. Perecieron en el cuartel general de la policía militar de Puerto Príncipe, que en aquella época se llamaba «Cuartel François Duvalier».
De hecho, ¿está jurídicamente claro dónde y cuándo empieza y termina la doctrina de seguridad nacional de los Estados Unidos de América?