La pareja nunca se había mostrado tan movilizada por la misma causa. La secretaria de Estado de Estados Unidos Hillary Clinton, y su esposo, el expresidente Bill Clinton, han estado trabajando juntos para ayudar a la población haitiana desde el mortal terremoto que sacudió la isla (martes 12 de enero de 2010). Así, en un hecho raro y significativo, que demuestra la importancia que los Estados Unidos conceden a esta catástrofe, Hillary Clinton interrumpió su gira por el Pacífico y regresó a Washington el jueves para coordinar mejor la ayuda estadounidense. Ya el miércoles pasó largas horas en el cuartel general del mando militar estadounidense en el Pacífico, donde habló por teléfono sobre Haití con sus homólogos francés Bernard Kouchner y brasileño Carlos Amorim.

Donaciones a la Fundación Clinton

Bill Clinton, por su parte, nombrado enviado especial para Haití en la ONU el 19 de mayo por el secretario general Ban Ki-moon «para ayudar a galvanizar los esfuerzos de reconstrucción social y económica», multiplica los pedidos de contribuciones financieras. El ex presidente estadounidense explicó el miércoles en el podio de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York que «incluso uno o dos dólares» podrían ayudar a cuidar de la población de la isla.

Si la ONU aún no ha lanzado formalmente llamamientos a la donación, Bill Clinton no quiso esperar, aunque eso significara poner de relieve su fundación, lanzada en 1997 para liderar campañas de lucha contra las enfermedades, la pobreza y el cambio climático. «Necesitamos agua, alimentos, refugio y primeros auxilios», dijo, enfatizando la urgencia de la situación. Un llamamiento que ha resonado en muchas personalidades, como el ciclista estadounidense Lance Armstrong, que prometió el jueves pagar 250.000 dólares a la Fundación Clinton.

«No es una pelea perdida»

Pero Bill Clinton no quiso limitar su papel a las donaciones, incluso si eso significaba invadir las fronteras de su esposa Hillary. El actual enviado de la ONU en Haití insistió a CNN sobre las dificultades que encontró el envío de suministros de socorro a lo largo de las carreteras dañadas por el terremoto. «Necesitamos más helicópteros», explicó, señalando que la Minustah [la entonces misión de las Naciones Unidas, nota del editor] sólo tiene siete. «Podemos utilizarlos donde las carreteras son intransitables», observó. Una petición que fue satisfecha inmediatamente por Estados Unidos, que envió el miércoles por la tarde un portaaviones con varios helicópteros a bordo.

Bill Clinton también pidió a los líderes mundiales que «no se rindan» con Haití. «Esta no es una lucha perdida: podemos superarla y ahora es más importante que nunca responder a la aspiración del pueblo y del gobierno haitianos de convertirse en nuestros socios y poner fin a dos siglos de infelicidad», abogó.

(Artículo de Flore Galaud, lefigaro.fr, con el título «Haití: el matrimonio Clinton en el punto de mira»; publicado el 14/01/2010); Traducido al español por Gilbert Mervilus

Comentario del traductor: En el terremoto del 12 de enero de 2010, tras el derrumbe de la sede de las Naciones Unidas en Haití (Hotel Christopher), el diplomático tunecino Hédi Annabi (1943-2010), representante del secretario general y jefe de la Minustah perdió la vida. Su cuerpo fue encontrado el 16 de enero.

Siempre es útil recordar a los lectores jóvenes que Bill Clinton no es el primer estadounidense que ejerce influencia en la historia de Haití. En febrero de 1922, por recomendación de la Comisión de Investigación del Senado de los Estados Unidos, el presidente Harding nombró al general John Henry Russell Jr. (14 de noviembre de 1872 – 6 de marzo de 1947) Alto Comisionado en Haití, con rango de embajador extraordinario. Sirvió eficazmente allí hasta noviembre de 1930, compartiendo el poder con el presidente de Haití, Louis Borno. Las instituciones construidas bajo el mando y asesoramiento del general Russell permitieron a Haití entrar en el siglo XX. Es difícil hacer la misma observación para la pareja Clinton…