Haití volvió a ser noticia, y como ya es habitual no fue una positiva, en los primeros días del año 2022. Su primer ministro y acompañantes tuvieron que ser sacados apresuradamente de una iglesia de la ciudad de Gonaives en donde asistían a una ceremonia religiosa con motivo del aniversario de la independencia de ese país. Una intensa balacera producto del enfrentamiento de la Policía y la seguridad del mandatario con miembros de las bandas que controlan esa parte de la Nación vecina provocó la rápida salida de los asistentes al acto. Unos días después, dos periodistas haitianos fueron asesinados a balazos. La situación de aquel lado de la frontera no presenta signos de mejoría y mientras no se erradiquen las bandas armadas de ese territorio la inseguridad y el caos persistirán y entre todos los problemas que tiene la República Dominicana en sus  manos consideramos el haitiano como el más complejo y difícil.

Como ya he dicho otras veces, Haití continuará siendo nuestro vecino mientras este planeta exista y sus problemas y carencias continuarán repercutiendo en este lado, de una manera o de otra, continuamente. Es preciso aclarar que no todo es negativo en la relación con ellos, pues la balanza comercial es enormemente positiva para los dominicanos.

Creemos que los políticos y empresarios haitianos han sido desbordados por una situación que de cierta manera ellos mismos contribuyeron a crear y sus propuestas a la hora de proponer soluciones han sido más bien tímidas. No hemos sabido de nuevas iniciativas luego del acuerdo del " Hotel Montana", el cual buscaba una vía para manejar la crisis creada por el asesinato del Presidente Moise y  me parece no tendrá éxito por falta de apoyo político, ya que la respuesta dada a la Sociedad Civil, fue una reunión similar convocada por el Primer Ministro con otros actores.

Es importante destacar, que en el vecino país existen más de cien partidos políticos, situación que complica muchísimo las negociaciones. Tampoco conocemos propuestas concretas de la influyente diáspora haitiana encaminada a contribuir a la solución de lo que se vive en su país;  sí hemos escuchado continuos reclamos de que la solución a  estos problemas debe ser haitiana,  y ácidas e injustificadas críticas contra la República Dominicana.

Mientras tanto, la falta de documentos de identidad que afecta a gran parte de los extranjeros que aquí viven y trabajan, es un obstáculo que impide su correcta identificación. Coincido con el embajador José Singer en que las autoridades dominicanas, asistidas por la tecnología digital, podrían iniciar una campaña de visitas a los lugares habituales de trabajo de estas personas para dotarlas de un documento biométrico que permita identificarlos, con los consiguientes efectos positivos que esta medida provocaría.

Visto el poco interés demostrado por la comunidad internacional y los Estados Unidos en contribuir a la solución del problema haitiano y siendo Haití uno de los pocos países en el mundo que todavía mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán, una salida que está al alcance de sus manos es la de romper relaciones con esa nación y establecerlas con China;  este último país es reconocido por su pragmatismo y si esto se concreta podría llevar importantes inversiones al territorio haitiano, además de asistencia técnica y otros beneficios. Lo más probable sea que a los norteamericanos no les agrade esa decisión, pero dada la indiferencia demostrada es una acción que podría ser beneficiosa para Haití.

En cuanto a la posición dominicana sobre este asunto, no puede ser otra que la mantenida hasta el momento: control absoluto de la frontera, solicitud del involucramiento de la comunidad internacional y apertura en lo concerniente al abastecimiento de alimentos para nuestros vecinos.

Ahora bien, en este tipo de casos suelen existir contactos y negociaciones que no se divulgan. Esperamos que estas cosas estén sucediendo y que en algún momento nos sorprendan con el inicio de una solución que nadie se está imaginando.