José Vicente Rangel, vicepresidente de Venezuela. El hombre que estuvo a cargo de las primeras entregas de combustible antes de que nos uniéramos a la familia de Petrocaribe en 2008.
«Venezuela tiene el deseo de ayudar a Haití y por eso hoy firmamos el acuerdo de Petrocaribe. Y tengo que decir que esta mañana, hacia las 7 horas locales, han llegado a Puerto Príncipe 100 mil barriles de petróleo», declaró el presidente de la República René García Préval el día de su toma de posesión (14 de mayo de 2006).
En aquel entonces, que hoy parece mucho más lejano, los rumores insinuaban que Haití no tenía expertos en materia jurídica para comprender las dimensiones del acuerdo de Petrocaribe, ni la capacidad para almacenar tantos barriles de petróleo. La historia demostraría, unos años más tarde, que nuestros dirigentes tenían otras capacidades.
Nunca he intentado entender por qué la gente de nuestro país ha minimizado los contornos explosivos del complejo producto.
«Bajo el gobierno de Juan Vicente Gómez (19 de diciembre de 1908-13 de agosto de 1913), Venezuela se convirtió en el primer productor mundial de petróleo, con un suministro preferente a Estados Unidos a precios inusualmente bajos. Carlos Andrés Pérez (presidente de 1974 a 1979 y de 1989 a 1993) envió al ejército a reprimir las protestas populares de 1989, matando a más de 6.000 personas en todo el país. Después, Pérez fue calificado como un demócrata ejemplar, por George Bush Sr (Francisco Vielma).
Ya tenía mi propia visión y experiencia de los lugares de la memoria, en América y en Europa, cuando un domingo por la tarde (en 1992) me senté en la escalera de galerita de la casa del sureste, en la ciudad de Jacmel, donde El Libertador permaneció algún tiempo durante su estancia bajo nuestros cielos (1816). Aspectos tristes, descuidados y sinceramente lamentables.Un espacio monumental de esta dimensión debería haber recibido toda la atención del poder central…
Majestuosa, frente al mar, la estatua de El Libertador de la capital parecía indiferente a los murmullos de unos y a los lamentos de otros. Frente al mar, uno se preguntaba si no lo cruzaría, asqueado, por el espectáculo de la viciosa estupidez de la política nuestra… Me recordaba al capitán Prato de la Brigada Simón Bolívar. Desde su tienda en la orilla del mar sabía con una precisión microscópica quién hacía qué con el dinero de Petrocaribe.
Entre nosotros, los caribeños, entendemos rápidamente las cosas complicadas, con delicada sonrisa filosófica en nuestras conversaciones… Sabíamos que a los políticos nacionales solo les interesaba el dinero de Venezuela, pero no la historia del país venezolano.
En pocos días y sin mucho esfuerzo, El Libertador, desde lo alto de su caballo en la Avenida del Bicentenario, entre el Parlamento haitiano y la embajada americana, sabía que Petrocaribe se terminaría con decenas de cadáveres.
En enero de 2019, el voto de la administración del presidente Jovenel Moïse de no reconocer la legitimidad del presidente venezolano Nicolás Maduro debilitó el poder haitiano. Esta decisión gubernamental alimentó la crisis política y movilización ciudadana para exigir luz sobre el despilfarro de los fondos de Petrocaribe.
El asesinado presidente de la Junta Militar del Gobierno de Venezuela del 24 de noviembre de 1948 al 13 de noviembre de 1950, coronel Carlos Delgado Chalbaud (1090-1950), decía: «El petróleo de Venezuela debería pertenecer a los venezolanos».
Cuatro presidentes haitianos (René Préval, Michel Joseph Martelly, Jocelerme Privert y Jovenel Moise) y cinco primeros ministros (Michèle Duvivier Pierre-Louis, Jean Max Bellerive, Gary Conille, Laurent Lamothe y Evans Paul) fueron los que gestionaron Petrocaribe.
En junio de 2018, Venezuela, con dificultades, suspendió el programa con algunos países, entre ellos Haití. En agosto de 2018 comenzaron las protestas para exigir «explicaciones» sobre el despilfarro de los fondos de Petrocaribe.