Desde los albores de la humanidad, la misma ha venido alterando el entorno en el que vive y en menor o mayor medida las condiciones climáticas generales de nuestra aldea global. Este proceso, que se comenzó incrementar a partir de la Revolución Industrial, ha experimentado un aumento exponencial en los últimos 50 años.

Cada día que pasa y en gran medida por la acción humana, los recursos naturales se van agotando y nos encaminamos aceleradamente a una situación de crisis.  Conceptos tales como Cambio Climático, Calentamiento Global, Energías Renovables, Sostenibilidad, Reciclaje, Protección del Medioambiente, entre otros, están presentes en nuestras vidas a través de los medios de comunicación.

La mayoría de las naciones han venido tomado conciencia real del  panorama, la crisis climáticas y las consecuencias que puede acarrear al planeta y por ende a nuestra forma Sin embargo no todas, y no siempre estas naciones, están dispuestas a aplicar las políticas reales para conseguir la reducción de emisiones de gases contaminantes y de efecto invernadero.  Muestra de ello son los distintos marcos operativos que se han creado y no se han podido o no se han querido cumplir durante los últimos años, siendo el más conocido el Protocolo de Kioto.

Dentro de ese contexto, la arquitectura y sus profundos rasgos humanísticos combinados con su carácter eminentemente técnico, han hecho que sea un vehículo, protagonista principal y a la vez el escenario de los grandes acontecimientos sociales que acompañan a la humanidad.

El quehacer arquitectónico entendido como un servicio a la sociedad y las buenas prácticas en el ejercicio de la profesión plantean soluciones certeras que repercuten positivamente sobre el objetivo de preservar nuestro medio natural y social, interpretando los parámetros que estos últimos de plantean.

En este sentido, la arquitectura inteligente, con vocación sostenible, parte de un contexto ambiental y climático propio del lugar de emplazamiento y, haciendo uso de materiales y técnicas de construcción que garantizan un desempeño energéticamente eficiente, lleva a un importante ahorro y confort para el usuario, además de una relación saludable con el planeta.

Como ya hemos dicho en otras ocasiones, sobre la arquitectura adaptada a su contexto climático y medioambiental existe una amplia bibliografía que sirve de apoyo para todo el estudio de estos temas. Uno de esos autores de referencia, Víctor Olgyay, quien fuera profesor de arquitectura y urbanismo en Princeton, y con quien terminamos la entrega de hoy, planteaba:

“El proceso lógico sería trabajar con las fuerzas de la naturaleza y no contra ellas, aprovechando sus potencialidades para crear unas condiciones de vida adecuadas”

Hasta la próxima amigos.