A principio de la década de los 90, Guido Gómez Mazara se vislumbraba como un joven político de grandes posibilidades, inteligente, heredero de un estirpe de lucha por la democracia, formado históricamente por sus orígenes, dejando claro cierta distancia ideológica con su padre, y académicamente formado en las ciencias políticas.

Fue nombrado consultor jurídico de la Presidencia de la República, con apenas 32 años, bajo el mandato de Hipólito Mejía (2000-2004). Desgraciadamente su gestión se manchó con diversos escándalos donde se relacionaba su nombre, cayendo prácticamente en desgracia, y cometiendo algunos desaciertos – entre ellos, renunciar del cargo para irse a hacer campaña para la reelección de Mejía.

Este joven político siempre se ha destacado por mantenerse fiel a su militancia en el Partido Revolucionario Dominicano, que vio convertirse en una pequeña franquicia, ante la indiferencia de muchos de sus líderes. Surgiendo como contestatario y coherente dentro del bestiario político local, creyó que podía recuperar el PRD, y se mantuvo ahí hasta irse definitivamente al Partido Revolucionario Moderno, siendo una de las últimas figuras en salir del PRD.

De verbo fácil, con estilo y visión de la política, que no tienen que ver con la realidad y el oportunismo tradicional, ha hecho un trabajo para crecer como político y como ser humano. Marcado por una conducta solidaria a ultranza, hacia los desfavorecidos – aunque estos a veces no estén a la altura de la condición de ser ayudados, algo que le critican sus adversarios: “Guido defiende a una serie de delincuentes, bajo la excusa de que son pobres”, nos decía un militante del PRM.

Guido parece haber vivido y observado la conducta de los otros, pero creo que la suya en particular,  que le permite hoy, creer más en sí mismo, y tal vez menos en los demás, consciente de que tiene un papel que jugar en un escenario desvirtuado del quehacer político.

Se ha dedicado a trabajar con entrega al lado del Sr Presidente Luis Abinader, habiendo tenido como responsabilidad en la recién pasada contienda electoral 5 provincias, que dieron exitosos resultados, ya que él es un político de terreno, entregado a las bases, siendo hoy quizás el que mejor puede expresar e interpretar las ideas de Peña Gómez, algo que ni siquiera sus hijos han logrado hacer.

De elegante presencia física, Guido ha asumido sus orígenes, sin poses ni resentimientos, aferrado a valores como la amistad. Es querido por sus amigos y odiado por sus enemigos, que no le han dado tregua. Cada vez que intentaba comentar de “lo bien que lo estaba haciendo’, alguien me contestaba apretando los dientes “¡Ah, ese Guido es un sinvergüenza!”

Independientemente de todos los errores políticos que este hombre pudiese haber cometido, no se le ha vinculado a ningún acto de corrupción. Y es, sin lugar a dudas, el ejemplo de un ser humano que hace un trabajo para ser lo mejor de sí mismo desde su rol de político, reivindicado por un accionar y un discurso realista.

Su intervención en un mediático programa de televisión, en un pasado reciente, es el elemento que mejor habla de la calidad y madurez política que este hombre parece haber alcanzado – en medio de un carnaval de candidaturas inoportunas e inciertas, cuando aún no estaban listos los resultados de la reciente contienda electoral.

Al ser interrogado por el comunicador Julio Hazim en torno a sus ambiciones políticas, Gómez Mazara dió una respuesta para la historia política del país. El anfitrión lo interpeló:

– “¿De ahora en adelante, la búsqueda de poder de Guido Gómez en el 28?”

Y Mazara respondió: “Contrario a las predicciones que hacen muchos compañeros y compañeras, una candidatura presidencial no se construye en un microondas. Es el resultado de un proceso, y lo más inteligente y racional para nosotros como partido, es cerrar filas alrededor de una gestión, que sea lo suficientemente eficiente, que fertilice el camino del éxito electoral y que el partido se mantenga en el futuro”, haciendo énfasis en su relación con Abinader.

Ahora en el caso personal, lo he hablado con el Presidente de la República. Quiero decir que, hasta diciembre del 2026, no hablo de otra cosa que no sea contribuir con una gestión presidencial donde las cosas se hagan correctamente.

El entrevistado no sólo dejó claro lo que quiere hacer, sino que está indicando a los eventuales candidatos de su partido (y militancia, en general), lo que deben hacer: “hay que trillar un camino que fertilice el éxito electoral” del 28. De no ser así, el partido puede encontrar sorpresas inesperadas, porque las sociedades cambian con mucha rapidez, y algunos que se creen presidenciables, dentro y fuera del PRM, no tienen la preparación, ni el trabajo político realizado para aspirar – mucho menos, las condiciones intrínsecas de liderazgo político de idoneidad para aspirar. Como señaló el entrevistado, “una candidatura presidencial no se construye en un microondas.” Y de ese tema, algo sabe Guido, pues su maestro Peña Gómez, aún habiendo trillado todos los caminos, jamás llegó a la presidencia.

Sin lugar a dudas que ante la actual mediocridad política, Gómez Mazara emerge como el ave Fénix al dar una señal de renuncia, aunque sea momentánea, a sus aspiraciones e intereses personales – algo que los impacientes aspirantes presidenciales de su partido no logran hacer.