Que el Dr. Guido Gómez Mazara haya mantenido, sobre la marcha, la construcción de un muro de contención en contra del conservadurismo político, la decadencia partidaria y la falta de nuevos paradigmas en materia de una verdadera democracia participativa, tanto hacia lo interno como hacia lo externo de su partido, constituye una firme y coherente certidumbre de una ascendente figura, reserva participante u hombre de esta época, para los cambios que debe promover una organización política comprometida con la democracia y el bienestar de los ciudadanos o munícipes de una nación.
Precisamente, el dirigente y autor de varios textos políticos, además de testigo en el tiempo de numerosas jordanas turbulentas de nuestro devenir histórico, Gómez Mazara se posiciona como el líder genuino respecto al rescate de los ideales y valores primigenios de lo que en otrora fuera una institución comprometida con la redención de los humildes: el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Entidad, ahora en ruta de la extinción, de la cual dicho líder político renunció y pasó a formar fila en el Partido Revolucionario Moderno (PRM). No obstante, insistiendo en la misma tarea de un partido político que responda al equilibrio democrático y a la justicia social, desmontando la pobreza, la pobreza extrema y las desigualdes sociales que pretendieron extirpar, ideal y programáticamente, tanto su progenitor Maximiliano Gómez como su protector Dr. José Francisco Peña Gómez. En ese tenor, en su último libro, Transición Electoral 1966-1996, el Dr. Gómez Mazara aborda ese tránsito democrático de los primeros 30 años, conjuntamente con el panorama de inestabilidad política relativa al desconocimiento o escamoteo de la voluntad popular. De ahí que el abogado y dirigente perremeísta sea un actuante producto de esa lucha por instaurar la prevalencia de los derechos individuales e inalienables de los de abajo a través del voto.
Crítico y contestatario, aunque de una racionalidad, sobriedad y elocuencia impecables, el Dr. Gómez Mazara se propone, en el contexto de su plataforma partidaria, levantar un discurso, dada sus propuestas discursivas, para estructurar un andamiaje que se corresponda con una narrativa política, social y económica asentada, fundamentalmente, en la práctica de la cotidianidad, el día a día, de la gente que sufre el encarnizamiento de un sistema social inaceptable y que la acorrala, al margen de la abundancia, como un desecho.
Y es que la personalidad del Dr. Gómez Mazara, abriéndose paso desde sus orígenes humildes, bien podría representar, extrapolada a todo el conglomerado de la sociedad dominicana, como la insignia presidencial idónea atendiendo, desde su aforo y esperanza partidaria, a su poder de convocatoria, madurez política, y al fervor e intensidad, en su rol de autor enjundioso, político, expositor y conferencista, en aras de la permanencia de una sociedad incluyente en cuanto a los espacios y conquistas democráticas. Además, en la justa distribución de las riquezas, bienes y servicios, a que están llamados a disfrutar, legítimamente, la inmensa mayoría de excluidos.
Hemos de esperar, en consecuencia, a un líder político que nos devuelva la confianza en el porvenir de la República bajo el manto de propuestas y decisiones convergentes, en el contexto del nuevo orden mundial y multipolar que nos asiste, con las necesidades reales de las viejas y nuevas generaciones. De hecho, esa ha sido, hasta ahora, la narrativa implicatoria del Dr. Guido Gómez Mazara, en su trillo proselitista o causa política de largo andar, en pos de un Estado, como lo evoca nuestra Constitución, realmente Democrático, Social y de Derecho.
Luis Ernesto Mejía en Acento.com.do