El libro “Baní y Ocoa, independencia y restauración” es una obra necesaria para el conocimiento de la historia dominicana, no solo en lo relativo a los territorios que se mencionan en el título. Su autor, el arquitecto banilejo Ismael Díaz Melo, ha logrado un texto de incalculable valor por sus aportaciones a la bibliografía sobre hombres y hechos de dos períodos históricos trascendentes para el pueblo dominicano: la independencia y la restauración.

Díaz Melo (Manolo, para los más cercanos) es conocido, no solo en su patria chica, por sus aportaciones a la arquitectura y su pasión infinita por la literatura y la historia. En esta última, de manera especial, por la historia local y los estudios genealógicos de su terruño. Es tan así que, cuando se quiera saber acerca de las raíces de apellidos y generaciones banilejas, me consta que él es la fuente. A esta obra se suman las ya conocidas “Historia de los asentamientos humanos y la arquitectura en el valle de Baní” y “Villa Sombrero, el campo del Coronel…”, dos de sus significativas aportaciones a la divulgación y conocimiento de la historia de esta región del país.

La obra que aquí referimos, editada por Flam Editores en noviembre de 2021 y disponible en librería Cuesta, consta de 567 páginas y cuatro partes. En la parte dedicada a la independencia contempla: Los emigrados de la frontera y sus aportes a la independencia, La dominación haitiana (1822-1844), Los banilejos y los ocoeños en el ejército dominicano, y Las campañas militares de la guerra por la independencia dominicana (1844-1856). La segunda parte, sobre la restauración, documenta los hechos más importantes de ese período histórico y la participación en él de los hombres de esos territorios del sur dominicano. En la parte correspondiente a biografías, el autor incluye, en orden alfabético, los datos más importantes de un significativo número de banilejos y ocoeños que participaron en la independencia o en las gestas de la restauración dominicana. Díaz Melo dedica la cuarta parte de esta extensa producción a varios anexos: “Diario de una misión secreta”, de David Dixon Porter; “Las fiestas patronales de Baní de 1852”, de Antonio Camilo González, y hojas de servicio del Ejército Dominicano, pertenecientes a soldados banilejos. El libro tiene como colofón una interesante bibliografía que invita a los lectores a profundizar en su interesante contenido.

En el cierre de la introducción de “Baní y Ocoa…”, el autor dice: “Si algún mérito tuviese esta investigación hay que buscarlo en el interés de sacar del anonimato a los cientos de próceres que esta comunidad aportó a los propósitos de alcanzar la emancipación dominicana del dominio al que la había sometido Haití, desde 1822, y a los que lucharon por recuperar la autonomía nacional después de que Santana anexara el país a España en 1861”. Más, creo que el mérito de esta obra es trascendente por muchas razones: su alcance sociocultural y su valor histórico, la rigurosidad de la investigación que la sostiene, el volumen de la información recogida, los detalles que aporta sobre hechos relevantes y los protagonistas en esos hechos… En resumen, reitero, es una obra de un alto significado para el conocimiento de la historia de dos territorios dominicanos específicos (Ocoa y Baní) y de toda la nación.

Creo que el haber develado a esos guerreros anónimos que estuvieron en la primera frontera, defendiendo la patria, es el sello distintivo que catapultará a este libro y su autor. Resulta que, en estos tiempos de globalización y de innegable fragilidad de las fronteras y la historia, es vital conocer la integridad, el valor y la entereza con que los hijos de Baní y Ocoa ofrendaron su vida a favor de la República. Solamente con sus aportaciones se podía lograr esa independencia nacional que hoy se disfruta y se defiende.

Horadar las páginas de “Baní y Ocoa, independencia y restauración” es una manera expedita de ponerse en contacto con la realidad de un territorio en períodos históricos que evocan la vida y el más alto honor patriótico de los dominicanos. Es, a la vez, conocer a un autor que muestra en sus producciones la entereza que distingue a los verdaderos hijos de Quisqueya.

Ismael Díaz Melo, el amigo incondicional y trabajador incansable, con este libro preciso, bien estructurado y de fácil lectura, sigue aportando a esas cosas que tanto lo apasionan: República Dominicana, sus valores y su historia. A la vez, con este texto está motivando a otros a presentar a los valiosos guerreros anónimos que esperan en inmóviles archivos y anaqueles furtivos de la historia local dominicana.