En el 2020 recibí una llamada telefónica y con muchísima formalidad una voz me dijo: "Saludos Yildalina, soy Mayra Jiménez, la ministra designada para el Ministerio de la Mujer. Le llamo porque me dijeron que para hacer lo que quiero hacer en el Ministerio, personas como usted son clave". Y me ofreció trabajo. Yo estaba entre la incredulidad y la sorpresa porque, sinceramente, nunca había escuchado hablar de la ministra Jiménez. Así que le agradecí su llamada, le expliqué que yo había decido quedarme como consultora independiente y le deseé una muy buena gestión.
Las pocas personas a las que le comenté de la llamada consideraban que yo me había "puesto en malas con la nueva ministra” y que posiblemente no consiguiera consultorías por ahí… No fue así, al contrario, esta mujer inteligente y estratégica no pierde el tiempo en esas nimiedades como ofenderse por un no, sino que persigue sus objetivos y los logra. En la segunda conversación fue mucho más categórica; me dijo: "Oiga una cosa, Yildalina, yo necesito llegar con un buen equipo, deme un año, a mí me han dicho que usted es una feminista comprometida, pues asuma su ministerio desde dentro". Llegamos el 17 de agosto del 2020, y hasta hace poco estuve haciendo un trabajo retador e interesante. Sobre una idea preexistente se ha construido algo genial. Estoy segura de que la Escuela Nacional de Igualdad hará historia positiva en la sociedad dominicana.
Agradezco a la ministra Jiménez su confianza, insistencia y fe en un proyecto del que ella se enamoró desde que le hablée la primera vez, la escuela existía, pero como un espacio disminuido. Y definitivamente una academia que tiene a su cargo la formación para lograr el principio constitucional de igualdad requiere otra visión. La igualdad atraviesa todos los derechos consagrados en la Constitución y en las Convenciones internacionales sobre derechos humanos, es algo muy serio. Esta mujer de San Pedro de Macorís, que al igual que yo, mucha gente cuando la designaron se preguntó quién era, es una ministra excepcional, de grandes luces, visión y compromiso. Sagaz, comprometida, valiente, decidida, trabajadora y confiable.
Doy fe y testimonio que el ministerio de la mujer está en unas manos que lo han engrandecido en trabajo, recursos, presencia y visión. Una mujer sabia y solidaria. Gracias Mayra Jiménez por invitarme a su trayecto ministerial, gracias por soñar en comunidad con su equipo de trabajo. Gracias por hacer realidad tantas cosas que mucha gente había dicho que eran imposibles.
Por dignificar las Casas de Acogida, que si bien es cierto lo mejor es no necesitarlas, lo cierto es que se necesitan y que ahora son espacios confortables, habitables y acogedores. Porque pronto la Escuela Nacional de Igualdad tendrá su local con todo lo necesario para operar y convertirse en un Instituto de Formación Superior y no me cabe dudas de que con su empuje será un lugar de excelencia. Porque tenemos a Sara, nuestra asistente virtual y porque es rizada. Por el mapa de servicios del sistema de protección a la violencia de género e intrafamiliar. Por luchar para que las Cátedras para la Vida sean una realidad en coordinación con el MINERD. Por la Colección Desmontando Estereotipos Caminando Hacia la Igualdad. Por las mejoras a la infraestructura física del Ministerio que estaba en tan mal estado que daba ganas de llorar. Por el servicio de atención legal y psicológico a dominicanas residentes en el extranjero. Por dignificar los salarios (que no se correspondían con los de los otros ministerios). Porque cuando visita un país se reúne con las dominicanas que ahí residen. Por lograr que Abigail Mejía repose en el Panteón Nacional. Porque yo sé que va a lograr crear el Museo de la Mujer y la Sala Las Sufragistas en el Museo de Historia y Geografía. Por creer en su equipo de trabajo y dejarnos Ser. Y por muchas, muchas cosas más.
Ministra Mayra Jiménez, usted sabe que cuenta conmigo y yo tengo la absoluta seguridad de que cuento con usted. En su generosidad comprendió que yo necesitaba volver a mi casa, pero creo que tiene claro que no se libra de mí. Como ya he narrado nos conocimos porque usted tomó la iniciativa e insistió, lo reconozco y agradezco. Ahora bien, le advierto que ahora soy yo la que no le permitirá alejarse mucho, su don de gente y su manera de conseguir todo lo que se propone, se volvieron imprescindibles en mi vida y aunque mucha gente quizás todavía no lo sepa, usted se volvió imprescindible para el país.
Mire una cosa, todo lo anterior se lo dice una mujer que es poco dada a “dar coba” a quien tenga una posición de jerarquía sobre mí. Lo que afirmo aquí usted se lo merece. Usted se inscribe en la gente cuya luz ilumina con tanta seguridad, que no le preocupa que otras luces brillen, personas como usted marcan vidas y se atesoran. Usted ejerce su liderazgo sin miedo y destaca las cualidades de su equipo en todos los escenarios.
Agradecida, agradecida, agradecida.