La gobernanza de producto en el sector financiero se refiere, en esencia, al conjunto de políticas, procesos y prácticas implementadas por las entidades financieras para garantizar que sus productos y servicios sean adecuados, transparentes, seguros y en línea con las necesidades y expectativas de los clientes, al tiempo que cumplen con las regulaciones aplicables y gestionan los riesgos a mediano y largo plazo. Esto incluye aspectos como el diseño y desarrollo de productos, la adecuación y transparencia, la comercialización de los productos, el cumplimiento normativo, la supervisión y monitoreo continuo de los productos y servicios financieros.

 

Debido a la creciente complejidad de los productos financieros, la relevancia cada vez mayor de proteger al usuario financiero por medio de la regulación financiera y la necesidad de condiciones más precisas para la prestación y comercialización de productos y servicios financieros, la implementación de prácticas en materia gobernanza de productos ha crecido enormemente en los últimos años.

 

El término de gobernanza de producto deriva del establecimiento de guías o mejores prácticas dirigidas a los productos y servicios comercializados en el sector del mercado de valores. Iniciativas como la Guidance on retail products development and governance structured product review de 2012 de la Autoridad de Servicios Financieros de Reino Unido (FSA, por sus siglas en inglés), o la Joint Position of European Supervisory Authorities on Manufacturers´product oversight and governance processes, del Comité Conjunto Europeo, han demostrado cómo la adopción de mejores prácticas en la materia disminuye los niveles de riesgos que pudieran experimentar las entidades financieras al momento de presentar y comercializar nuevos productos o servicios financieros. La realidad actual es que su evolución tiende rápidamente hacia un reconocimiento e incorporación a nivel regulatorio.

 

En materia de regulación, las autoridades a nivel mundial han implementado una serie de normativas y directrices para mejorar la gobernanza de producto en el sector financiero. Por ejemplo, en la Unión Europea, la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) y la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés) han establecido directrices sobre la gobernanza de producto para las instituciones financieras. En los Estados Unidos, la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB, por sus siglas en inglés) y la Comisión de Valores y Bolsa (SEC, por sus siglas en inglés) también han establecido regulaciones y pautas relacionadas con la gobernanza de producto y, en particular, con la protección del consumidor en el sector financiero. Actualmente la normativa de referencia más robusta que fija criterios sobre la gobernanza de productos es la Directiva europea sobre instrumentos financieros (MiFID II) y su norma de implementación. También resaltan las directrices sobre requerimientos de gobernanza de producto publicadas por la ESMA en 2017.

 

La gobernanza de producto en el sector financiero desempeña un papel fundamental en la protección del consumidor o usuario financiero, en tanto busca garantizar que los productos y servicios sean adecuados, transparentes y seguros. Esto implica la implementación de políticas y procedimientos sobre la adecuación (suitability) para evaluar si un producto es apropiado para un cliente específico, la comunicación clara y completa de información sobre los riesgos, costos y características de los productos financieros y el seguimiento continuo por parte de la entidad al comportamiento del producto o servicio ofrecido, a los fines de asegurar su sostenibilidad y la protección al consumidor o usuario financiero a largo plazo.

 

Cuando las entidades financieras someten la creación, desarrollo y comercialización de productos y servicios financieros al modelo basado en la gobernanza de productos, mitigan mejor su exposición a daños a los consumidores o usuarios y posibles demandas legales, así como mantener su reputación en el mercado. Además, al adoptar prácticas de gobernanza de producto, las instituciones financieras pueden identificar y abordar proactivamente los riesgos y problemas relacionados con sus productos y servicios, lo que les permite realizar mejoras constantes y mantenerse competitivas en el mercado.

 

La gobernanza de producto se encuentra estrechamente relacionada con el buen gobierno corporativo, en tanto se suma al conjunto de reglas, criterios y prácticas con el objetivo de que las entidades financieras aseguren actuaciones cada vez más éticas y responsables. A su vez, al adoptar prácticas de gobernanza de producto, las instituciones financieras pueden mejorar su gestión de riesgo reputacional.

 

En ese sentido, la gobernanza de producto forma parte de una actuación basada en fomentar mayores niveles de transparencia al mercado. Al comunicar las políticas y prácticas que fundamentan la gobernanza de producto de una entidad, esta demuestra su compromiso con los diferentes stakeholders, lo que refuerza su credibilidad y confianza en el mercado.

 

En sentido general, la gobernanza de producto implica el conocimiento y actuación consciente en este sentido de los órganos de administración y gobierno, incluyendo la redefinición de los comités o entes internos sobre diseño y desarrollo de productos o servicios. Implica, a su vez, rediseñar el proceso de análisis de productos y servicios integrando desde el inicio una visión basada en el equilibrio y protección del público objetivo, consistente con las obligaciones regulatorias y los principios y propósitos corporativos.

 

En definitiva, la gobernanza de producto en el sector financiero es una tendencia en auge que tendrá cada vez más un impacto significativo en la protección del consumidor o usuario financiero basado en los pilares del buen gobierno corporativo. Hoy resulta fundamental para cualquier entidad financiera -incluyendo las de mercados donde aún no existe normativa sobre el tema- dedicar tiempo y esfuerzo en establecer o mejorar procesos sobre diseño, aprobación e implementación o comercialización de productos y servicios. La gobernanza de producto no solo es una herramienta importante para el cumplimiento regulatorio y la gestión de los riesgos asociados a los productos y servicios, sino que ha demostrado ser esencial para que las entidades mejoren su posición hacia prácticas competitivas en mercados cada vez más exigentes y conscientes de la importancia y beneficios que suponen los buenos productos y servicios.