Según la OMS, los factores de riesgo fundamentales en el tránsito son: exceso de velocidad, conducir bajo los efectos del alcohol y no utilizar el casco en motocicletas, ni cinturones de seguridad y sistemas de retención para niños en vehículos. Lo anterior no quiere decir que no haya otros muchos, pero tienen menor relevancia.
A su vez, los investigadores sobre seguridad vial afirman que los accidentes de tránsito son fruto de la interacción de tres elementos: conductor, vehículo e infraestructura. Teniendo en cuenta lo anterior, y dado que la infraestructura de nuestras autopistas y carreteras es muy insegura, propongo se haga un análisis de la velocidad máxima permitida en nuestras vías, muy en particular en las autopistas.
Nilsson, en 2004, junto con otros investigadores, estudió la relación entre accidentes y cambios en la velocidad. Mediante muchos estudios, demostró que pequeños aumentos en la velocidad producen incrementos pronunciados de sufrir un accidente. Como se puede ver en la figura adjunta, un aumento del 5% en la velocidad promedio conlleva un aumento aproximado del 10% en los choques con víctimas que sufren lesiones, pero un aumento del 20% en los que producen víctimas mortales. Estos estudios están avalados por el Banco Mundial, la OMS, la Fia Foundation, Road Safety, etc.
Algunos ejemplos de lo ocurrido al variar las velocidades máximas permitidas los presento a continuación. Entre 1987 y 1988, 40 estados de Estados Unidos incrementaron el límite de velocidad en autopistas de 88 km/h a 105 km/h. Esto dio como resultado un aumento de la velocidad promedio de 5 m/h, lo que produjo un aumento de víctimas fatales de entre el 20 y el 25 %. En Melburne, Australia, se aumentó el límite de velocidad en 1987 de 100 km/h a 110 m/h y produjo un incremento del 24.6% en el número de víctimas fatales. En 1989 volvió a cambiarse a 100 m/h.
Teniendo en cuenta lo anterior, sugiero analicen reducir en 10 km/h la velocidad máxima en nuestras vías, sobre todo en autopistas, ya que podría significar reducir en forma significativa el número de fallecidos. En particular, en la autopista Duarte, que es la que ostenta el peor indicador. Sería una medida impopular, pero muy necesaria.
El éxito de esta medida se podría comprobar en poco tiempo, aunque sería fundamental un control exhaustivo de la velocidad. Sugiero el uso de sistemas modernos, como drones y radares camuflados para controlar la velocidad. Esos equipos se amortizarían de inmediato con las sanciones y, lo más importante, lograrían bajar las cifras tan altas de fallecidos.
Esta medida debiera analizarla con detenimiento el INTRANT, ya que, aparte de reducir en forma significativa los accidentes, reduciría el consumo de combustibles, así como las emisiones de gases de efecto invernadero y, de ese modo, ayudaríamos a luchar contra el cambio climático.