Sin lugar a dudas las afecciones de salud sufridas por la humanidad a lo largo del tiempo han demostrado que la salud no debe ser subestimada. En el 2020 , la actividad económica de la República Dominicana, como la de los demás países del mundo en el contexto de la pandemia del coronavirus (que produce la COVID-19), se vio muy afectada, sufrió lo que en economía se describe como una contracción en su avance: una reducción de la producción de los bienes y servicios en sus principales actividades pujantes. Por citar ejemplos, tenemos que el PIB real disminuyó un 6.7% a diferencia del 2019 en donde se había expandido un 5.1%, el sector turismo, uno de nuestros principales sectores económicos, sufrió  una desaceleración del  47.5%, comprendida en las actividades de los hoteles, bares y restaurantes, como consecuencia del cierre temporal para prevenir contagios. Por otro lado, el déficit del sector público no financiero cerró 2020 en un nivel equivalente al 7,9% del PIB en comparación con el 2,3% en 2019. El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos equivalió al 2,0% del PIB, frente al 1,3% registrado en 2019, debido sobre todo a la disminución de las exportaciones.

A nivel macroeconómico la pandemia  ha acarreado una de las peores catástrofes económicas y sociales de la historia: endeudamiento externo, altas tasas de desempleo, quiebra de micro-empresas, tambaleo de las grandes fábricas, reducción de capacidad de empleabilidad, reducción del PIB, crisis de salubridad, entre otros estragos.Un efecto dominó a grandes masas, un pre-apocalipsis económico inimaginable. A todo esto un cambio de mando con altas expectativas, esperadas por el pueblo dominicano, ha ocurrido  en medio de una crisis, el cual no se ha dejado abatir.

En una retrospectiva pre-pandémica se observa, cómo una premonición del futuro preparándonos para lo peor, datos recogidos por el Banco Mundial  plantearon que en los últimos 25 años, la República Dominicana  experimentó un notable periodo de crecimiento económico, entre los años 2015 y 2019 , la tasa de crecimiento anual del PIB dominicano promedió un 6.1 por ciento. El turismo, las remesas, la inversión extranjera directa, los ingresos por minería, las zonas francas y las telecomunicaciones ayudaron a convertir a RD en una de las economías de mayor expansión de la región de América Latina y el Caribe. En comparación al  2019 el ritmo de crecimiento de la actividad económica del país durante el 2020, visto y metrizado desde el producto interno bruto (PIB) real fue de -6.7%, el peor desempeño de la historia desde la crisis financiera del año 2003  que fue del -1.3%  cómo efecto adverso indirecto de la caída mundial de la economía a raíz del desafortunado evento del atentado terrorista a las Torres Gemelas.

“ Para el año 2019, el país se encaminaba a cumplir la meta de alcanzar el estatus de alto ingreso para 2030. Sin embargo, el impacto global que supuso la pandemia de COVID-19 impactó de forma significativa la economía de la RD, provocando en el segundo trimestre de 2020 una aguda contracción en todos los sectores críticos, como turismo, construcción y minería” . ( Notas del Banco Mundial)

El resultado antes mencionado  de incidencia directa e indirecta  negativa, es  el ejemplo vívido de la crisis financiera que se produjo durante la pandemia debido a las medidas restrictivas de seguridad nacional para el control de la nueva enfermedad: distanciamiento social, cierre de las fronteras por aire, mar y tierra, toque de queda desde el final de la tarde hasta el amanecer, suspensión de operaciones en actividades económicas no esenciales y limitaciones en el transporte público. En fin, el panorama arrojado fue oscuro e incierto  y a esto nuestro gobierno actual recibe un sin número de situaciones de primer orden a regularizar y mejorar empezando por  hacerle frente a la pandemia y creando mejores estrategias y  condiciones de salubridad, para combatir lo antes posible el aumento de los brotes, manteniendo las políticas de distanciamiento social pero a la vez buscando los fondos para ser de los primeros países de América Latina en recibir las vacunas que nos rescatarían de los altos niveles de mortandad y en cierta  medida apoyarían a la larga la recuperación de nuestra economía, la cual una vez tomada esta medida nos permitió  generar el desmonte de las medidas que retrasaban nuestro avance y  desarrollo económico.

Según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la economía dominicana registra en 2021 un crecimiento del 8.0% y afirma que esta recuperación se debe en parte a la exitosa campaña de vacunación y al crecimiento esperado de la economía de los Estados Unidos, fuente principal de ingresos por remesas familiares y de turistas. Asimismo, la CEPAL pronosticó que el Banco Central continuaría una política monetaria expansiva para apoyar la recuperación. La CEPAL advirtió  en su proyección que el incremento de la actividad económica redundaría en una mayor recaudación, lo que, junto con la eliminación gradual de las exenciones fiscales, permitiría reducir el déficit fiscal del sector público no financiero hasta el 3.0% del PIB. Se prevé una disminución del déficit de la cuenta corriente al equivalente del 1.4% del PIB, casi su nivel anterior a la pandemia. La inflación cerraría el año en torno a un 5% cerca del límite superior del rango de la meta.

La  CEPAL también  advirtió en el primer trimestre del 2021, que la economía mostró una franca recuperación debido a diversos factores entre ellos una política monetaria expansiva, enfocada en proveer de liquidez a los sectores productivos, una jornada de vacunación avanzada ( a junio de 2021, el 22% de la población mayor de 18 años había recibido la dos dosis de la vacuna) y los esfuerzos encaminados a reactivar el sector turismo y ofrecer apoyos monetarios a los trabajadores del sector que siguen en situación de desempleo. El PIB creció un 3.1% en el primer trimestre del 2021. La recuperación según los informes de CEPAL es más visible en los sectores de la construcción y turismo, bares y restaurantes.

Actualmente, el Banco Central ha resaltado que el año 2021 ha superado estas expectativas y ha pronosticado un crecimiento económico del 11% del PIB,  al cierre del año, siendo el turismo el protagonista de esta elevada especulación. El indicador mensual de la actividad económica  (IMAE) , indicó que el periodo correspondiente a octubre del 2021 se ubicó un 9.7% de expansión y en ese mismo tenor anunció que la inflación alcanzó el 7.72 % y una subyacente interanual del 6.31% al cierre de octubre. Entre las actividades económicas que más contribuyeron a este resultado, tal cómo lo ha pronosticado la CEPAL figuran la industria hotelera, el sector alimentos y bebidas, es decir, bares y restaurantes  en 36.1% , el sector construcción en un 24.9%, la industria manufacturera de las zonas francas 21.9%, manufactura local 10.9% y servicios 9.2%. Asimismo agregó, en sus proyecciones  que otros sectores que irían mostrando un dinamismo sostenido son las remesas 3.1% , las exportaciones nacionales 6.0% y las zonas francas 9.1%. Por otra parte, la inversión extranjera directa registró 2,337.3 millones de dólares  en el periodo enero – septiembre y se especula que alcance los 3,000.00 millones al cierre de este año.

En ese mismo tenor el gobernador del Banco Central, Valdez Albizu, indicó que se registró una ocupación total de 4,598,409, entre formales e informales para una aceleración del 7.1 % en comparación al año anterior.

Las consecuencias económicas y las pérdidas humanas de la pandemia de la COVID 19 jamás serán olvidadas, es una lección del universo de humildad y humanidad. No obstante, con optimismo miramos hacia el futuro y esperemos que sea un mal sueño  de un  pre-apocalipsis económico que no se volverá a repetir y el cual hemos paliado gracias a la rápida acción del gobierno dominicano, la cooperación del sector privado y la toma de conciencia de la mayoría de la población dominicana.