Mi abuela materna, Santa Mejía, oriunda de Cañafistol, un pequeño Distrito Municipal lindante a Bani, tenía muchas historias, y a todo le ponía un nombre. Así las cosas, nombraba a sus hijos por apodos que solo a ella se le ocurrían. Dentro de esa actitud de ocurrencias y repentismos, uno de sus dichos, de los cuales nunca me he podido olvidar, es que ella no recibía ¨gato en talega¨, que en síntesis quería decir, que no firmaba aquellas cosas que, previamente no leía, estudiaba, o se le explicaba claramente el propósito del negocio que se le planteaba.
A propósito de lo anterior, el anuncio de la ¨expropiación¨ de los terrenos del Hotel Hispaniola me huele raro, sumamente extraño, inapropiado y, sobre todo, fuera de todo contexto. Me explico.
La evidente connivencia del presente gobierno, que presume de transparente, con personajes de la alta política española, a quienes incluso ha llegado a otorgar nacionalidad privilegiada, por razones aún desconocidas por nosotros, entre ellos, a un político español asesor de la campaña de Abinader, hospedado entonces en el Embajador, a todo lujo, entre otras ¨personalidades¨; huele raro, sumamente raro.
Palmeras Comerciales, la empresa alegadamente propietaria del Hotel Hispaniola y los terrenos que lo componen, fue adquirida a través de una operación comercial con un político dominicano y un asesor económico de larga data, por el famoso empresario español Carlos Sánchez, condenado por blanqueo de capitales, cohecho y fraude, por demás liberado condicionalmente en el año 2017, luego de una condena de cuatro años y medio, como consecuencia del denominada caso ¨MALAYA¨, entre otros políticos y empresarios españoles.
Este, a su vez, en una operación realizada supuestamente por cincuenta y cinco millones de dólares, que habría que determinar si pagó las tasas tributarias correspondientes, en diciembre del año 2008 vendió a otros españoles el 90% del capital social de dicha empresa PALMERAS COMERCIALES, en donde se iba a realizar un ambicioso proyecto inmobiliario, el cual nunca arrancó ni tuvo siquiera un famoso primer picaso.
Dicha operación pareció más una transferencia simulada del capital accionario de Palmeras Comerciales que una operación comercial o empresarial real, tendente a la concreción de un proyecto determinado, lo cual, habida cuenta del peligro patrimonial que representaba mantener el patrimonio de una persona que posteriormente resultó condenado imponía para su futuro. Esto si se indaga, es muy fácil de descubrirlo.
Todo lo anterior viene a inquietarme grandemente ya que nada es lo que parece, y en este caso en particular me resulta suspicaz el hecho, incontestable, de la conexión española que existe en el gobierno y la ilógica, innecesaria y precipitada expropiación de estos terrenos, teniendo por ejemplo, el Agua y Luz; los terrenos de múltiples lugares en el Centro de los Héroes que no estan siendo utilizados en lo absoluto o utilizados mínimamente, y que quedan a menos de quinientos metros del Hispaniola.
Recordando a mí adorada abuela Santa Mejía y Mejía, apuesto peso a morisqueta que a nosotros, al pueblo dominicano, le quieren meter ¨GATO EN TALEGA¨ si no se lo metieron ya.