Se nos fue Gabina a habitar su Estrella, pero se quedó entre nosotros enredada en nuestros recuerdos y sentires. Gabina fue una mujer mágica que encantó todos quienes la conocimos con su energía empática, sus fotos de los niños del barrio, su sonrisa y su mirada aguda.
Madre de Miguel D. Mena y de Claudio a quienes crió contra viento y marea cuando la vida le mostró su cara cruel y tuvo que convertirse en padre y madre.
Nicolás nos llevó a conocer a Gabina, hace muchos años, cuando Miguel se interesó por lo que hacíamos Nuevarquitectura, y nosotros nos interesamos por lo que hacía Miguel, y supo, además, que éramos vecinos. En esa época Emilio Brea y yo tejíamos sueños en la oficina en la 27 de Febrero con Barahona, en los altos del Banco Popular, desde donde se veía la casa de Gabina, al lado de Las Yayas ese patio disruptivo de San Carlos que colinda con el Patio Azul ejemplos de la poética de Santo Domingo que construía Miguel.
En ese encuentro no faltó el cocido, caldo primordial para consolidar las amistades y del cual Gabina era una exquisita maestra. Desde ese día, el espeso caldo no faltó en los encuentros para celebrar los cumpleaños de Miguel y de Gabina, alguno otro encuentro navideño o con los amigos de Miguel, que son muchos. Recuerdo que más de una vez Emilio, en su sibaritismo gastronómico, compró los ingredientes para el cocido y los envió con Nicolás, para pasar luego -los dos- a degustar la delicia de Gabina.
Con el tiempo la amistad y el cariño, el respeto y la admiración por Gabina y Miguel fue creciendo, y cada encuentro con ella era una inagotable fuente de alegría. Su dinamismo nunca decayó a pesar de que sus rodillas se resentían de tanta energía.
Siempre le preguntaba a Nicolás por mí y no olvidaré la alegría con la que siempre me recibió en su casa, o con la que me mostraba sus fotos (cuando descubrió la fotografía y se lanzó a sacar fotos de sus vecinos) o cuando hablaba de Miguel.
Pude disfrutar con ella en su último cumpleaños, y doy gracias por su amistad y cariño.
¡Gabina fue una gran mujer, me entristece tanto su partida!