Hay una tendencia actual que aparenta ser contradictoria. Se está promoviendo frenar el desarrollo industrial y el ritmo de nuestra civilización.
Algunos paradigmas ya no son sostenibles. Durante muchos años la humanidad buscaba simplemente asegurar agua, comida, techo y seguridad. Ahora necesitamos: viviendas suntuosas para pasar la mayor parte del tiempo fuera de ellas, autos costosos, pero de bajo consumo, más ropa que las que verdaderamente necesitamos, tecnología sofisticada para complacer antojos de mentes inmaduras, grandes inversiones en salud que nos permitan mantener hábitos no saludables, procesos médicos-estéticos que adapten nuestro cuerpo a los trastornos mentales que tengamos, substancias químicas que eliminen nuestra infelicidad, acumular riquezas excesivas por nuestro miedo al futuro, entre otras tendencias que antes eran excéntricas y ahora son cada vez más comunes. Cuando satisfacemos todas nuestras necesidades materiales inventamos necesidades nuevas y hasta ridículas, para tener algún tipo de sentido existencial.
Para evitar que nos conformemos con nuestros equipos tecnológicos, constantemente se hace cualquier innovación, junto a la promoción para convencernos de que estaríamos atrasados si no la compramos. Está bien que adquieras algo que te atraiga si puedes hacerlo, pero no que te sientas infeliz si no puedes. Toda innovación debe valorarse en función al beneficio que realmente aporte. Si posees tanto dinero que no sabes en que gastarlo, recuerda que muchas personas no saben si podrán comer mañana y si los ayudas también te ayudas.
El futuro al que nos estamos dirigiendo no es sostenible, deben utilizarse los recursos que la naturaleza brinda para mejorar la existencia, pero no para satisfacer antojos irracionales. Es importante comprender que en la medida en que buscamos lo que no necesitamos, contribuimos a eliminar los recursos planetarios que sí necesitamos.
Si creamos una máquina que haga el trabajo de mil hombres, tenemos el deber de idear qué harán entonces esos mil padres de familias desempleados. Si se convirtieran en delincuentes, no sería justo culpar a Dios por la maldad existente.
Se está considerando controlar los avances tecnológicos altamente sofisticados, pero que aportan poco, a fin de concentrar el desarrollo de la Ciencia en las verdaderas necesidades que presenta la humanidad.
Los recursos que empleamos para perfeccionar nuestra tecnología para matar (gastos militares) serían suficientes para solucionar necesidades mundiales como: alimentación, educación, viviendas y salud al alcance de todos. Pero la incapacidad de dominar: odio, egoísmo, envidia, vanidad, injusticia, miedo, desconfianza, etc., nos hace emplear enormes recursos para tratar de sostener lo insostenible por la fuerza.
No podrás tener un futuro sostenible si eres responsable de que tus vecinos no puedan tener futuro. No basta con aparentar que nos preocupamos por los demás.
Los acumuladores sueñan con una industria que emplee pocas personas para poder aumentar sus ya cuantiosas ganancias y lograr mejores políticas para mantener tranquilos a los desposeídos. Pero tanto la Ciencia como la Espiritualidad nos enseñan lo estrechamente unidos que estamos, de manera que cuando mejoro el mundo de los demás estoy mejorando el mío, porque la existencia humana no se desarrolla en compartimientos estancos y las injusticias cometidas en cualquier parte del planeta afectan mi hogar, aunque construya elevados muros electrificados.
El futuro ideal suele visualizarse de forma personalizada. Así en las religiones usualmente se espera ser trasladado a otro lugar paradisíaco mientras los demás humanos se quedarían padeciendo eternamente horrores indescriptibles, otros esperan que los extraterrestres vengan a arreglar lo que vivimos dañando, algunos imaginan que el mundo será maravilloso cuando desaparezca: un país, una raza, una religión, los pobres, los homosexuales, los ateos o cualquier otra persona que cometa el “grave error” de ser diferente. En la nave que te llevará al futuro ideal que anhelas no puede haber excluidos, tienes que llegar con todos los que la vida te presentó. Aceptarlos y comprenderlos es tu tarea.
Puedes diseñar un futuro “a la carta” con todo lo que te parezca perfecto, pero si no cambias tú, no encajarías en ese futuro ideal.
Mucho más importante que lograr un mundo futuro excelente es lograr la excelente habilidad para vivir en armonía aquí y ahora, lo demás vendría por añadidura.
Muchos científicos muestran mayor entusiasmo en lograr producir alimentos en Marte que en nuestros desiertos. Tienen la esperanza de hacer posible la vida sostenible donde no existe vida, mientras en nuestro planeta, la vida se hace cada día menos sostenible. Aspiran a reiniciar una existencia paradisíaca en otro planeta para un grupo selecto de elegidos, desentendiéndose del resto de la humanidad.
El hambre insaciable no solamente acaba con los alimentos, también acaba con quien no sabe parar de comer. Lo que nos contaron del Rey Midas cuando éramos niños, ahora parece una historia real. Nuestro deseo de convertirlo todo en oro nos impide vivir.
Pero, aunque parezca que nuestra capacidad destructiva es imparable, las fuerzas que se crearon para moldear el universo nos superan por mucho, por lo que, si estamos despiertos, siempre volveremos a ver el amanecer después de una noche obscura. Afortunadamente la luz del mundo no depende de los hombres.