Eugenio María de Hostos con sus artículos periodísticos, discursos, conferencias y lecciones, contribuyó a transformar el sistema educativo y la enseñanza del derecho en República Dominicana, Perú, Argentina, Brasil y Chile. El pensamiento del educador siempre estuvo comprometido con la ampliación de la conciencia libertaria. Su nombre viene a ser sinónimo de educador, patriota, sociólogo, jurista, en resumen: conciencia. Así puede entenderse no solo para los antillanos sino para la humanidad.

Hostos en República Dominicana labora varias veces: de 1875 a 1876 funda la sociedad de La Educadora y promulga el principio del derecho a la libertad en las Antillas; luego de 1879 a 1888 muestra la aplicación de sus ideas mediante el establecimiento y práctica de su sistema educativo basado en su método de pensamiento; y de 1900 a 1903 tiene a cargo la reorganización total del sistema de enseñanza.

En el año de 1875 forma y dirige los periódicos Las Tres Antillas y Los Antillanos y colabora con Las Dos Antillas. En 1879 inicia su labor educativa y cívica hasta 1888. En 1880 instaura la primera Escuela Normal de Santiago de los Caballeros. En 1883 inaugura la Cátedra de Economía Política en el Instituto Profesional. Dicta a sus alumnos las Lecciones de Sociología que posteriormente formarán parte del Tratado de Sociología.  En 1884 se gradúan los primeros maestros normalistas al igual que en 1886. Publica en Santo Domingo sus Lecciones de Derecho Constitucional en 1887 y en ese año se gradúan las primeras maestras del Instituto de Señoritas dirigido por Salomé Ureña de Henríquez. En 1888 crea la Escuela Nocturna para la clase obrera y publica Moral Social. De 1899 a 1903 año de su muerte, reorganiza en Santo Domingo   la enseñanza pública y le nombran inspector general de la Enseñanza Pública, director de la Escuela Normal de Santo Domingo. Las honras a su memoria de este su amado pueblo siguen trascendiendo el día de hoy.

Define Moral como la ciencia que establece la relación de deber del ser humano con la naturaleza, consigo mismo y con la sociedad. Estos conceptos pueden y deben ser las guías para establecer una convivencia digna, responsable y trascendental basados en una educación amplia. Lo moral implica compromiso, descansa en la conciencia y la solidaridad. Defiende el derecho, la independencia económica, mental y cultural de los pueblos.

Hostos estableció y evaluó su teoría educativa del conocimiento constituyendo sistemas de enseñanzas que apoyaban el desarrollo holístico de la persona en la práctica de los derechos y los deberes. Su método propicio y alienta un sistema de vida que alcanza una conciencia cívica mediante una escuela secularizada. Logra inculcar en la razón de cada persona el conocimiento de sus derechos, de sus deberes y responsabilidades. Entiende que la práctica educativa precisa un sistema en constante proceso de entendimiento y conciencia cultural que respalde el desarrollo de los pueblos con énfasis en el bienestar de la población.

Su visión humanística reafirma el derecho individual y lo refleja en la sociedad. No hay civilización sin libertad. Su plan sirve en cualquier sociedad porque es la reafirmación del ser y sus particularidades que laboran una identificación en la colectividad. Como parte de la memoria histórica constituye uno de los fundamentos de la identidad nacional, cuya obra permite desarrollar valores como parte del derecho de gentes.

Por estas razones, es posible desplegar una estimable labor de difusión sociocultural a partir de distintos aspectos de la obra de Hostos tanto en medios académicos y universitarios como en el público general o sociedad civil. Las virtudes y las ideas que los sustentan fortalecen a los pueblos que aspiran a seguir escribiendo los cambios hacia el bien común en su propia historia.

El propósito no es político partidista, tampoco está encaminado al poder social, sino al dominio de sí mismo; lo que quiere lograr es inculcar en la conciencia de cada quien la noción de sus derechos, el conocimiento de sus deberes y el conocimiento de su responsabilidad.  Todo ello lo resume como política sin poder.

Insiste en que debe desarrollarse un sistema que ayude a establecer la conciencia del derecho y que la misma trascienda las generaciones. El pueblo como base del poder será la contribución significativa en el concepto del derecho que aporta en la reforma jurídica. Constituye este plan una serie de iniciativas mediante las ligas para organizar la sociedad. Sus aportaciones garantizaban el desarrollo intelectual, emocional e ideológico que permitía realizar las diversas tareas que entretejen el sostén de una sociedad. Sus obras conducen al análisis y estrategias para prescindir de las actitudes que impiden ejercitar el bien común.

La reflexión que hace Eugenio María de Hostos sobre el derecho y el deber tanto de la persona, de la sociedad y del Estado es un asunto que debe evaluarse constantemente a fin de lograr una convivencia en el bien común. Los principios en que fundó la defensa de los demás, aguardan por nosotros para hacerlos realidad. Honor a su memoria y agradecimiento al pueblo dominicano que lo acogió por siempre.