Aunque los símbolos son necesarios, pocas veces analizamos para qué o por qué existen. Si logramos comprender su importancia pueden sernos de mayor utilidad.

No importa los conocimientos que tengas, lo mucho que puedas haber estudiado o la vasta experiencia que puedas tener, hay funciones cognitivas que utilizas sin tener idea de cómo lo haces. Desde los orígenes del hombre en la Tierra ha habido símbolos, siendo algo inherente a la condición humana. Dichos símbolos pueden ser: palabras, ideogramas, objetos, emblemas, gestos, lugares, etc. Nos facilitan representar realidades extensas o complejas, como en el caso de los números para expresar grandes cantidades, o representar conceptos que no tenemos la posibilidad de entender, como por ejemplo el infinito (∞).

El símbolo puede ser representado en un ritual, hay actos convencionales o rutinarios que realizamos, que se han creado para potenciar nuestra consciencia. Pocas veces analizamos de forma crítica nuestras conductas, pero si lo haces, podrás descubrir acciones que de forma habitual realizas sin pensarlo y que para ti tienen una significación mayor que el mismo acto en sí.

Los símbolos trascienden o llegan más allá de los límites de nuestra mente consciente, impactando nuestro subconsciente y son una manifestación avanzada de nuestra evolución, lo que más nos diferencia de los animales. Un objeto tiene una realidad inmanente que es su valor material, pero también puede representar realidades trascendentes. Una bandera puede provocar grandes emociones y el valor de los soldados en las guerras es incentivado mediante ella, pero para un perro es un simple trapo, ya que un animal no puede captar su trascendencia o valor simbólico. Se asemeja a los animales quien pierde la capacidad para valorar los símbolos. La iconoclasia es la tendencia a eliminar los símbolos, aunque normalmente se vincula al ámbito religioso, es aplicable a todo nivel y actualmente muchas personas la creen propia de una mente liberal o progresista. Realmente la pérdida de símbolos nos debilita, desorienta y destruye. Pueden modificarse, pero no eliminarse.

Todas las religiones tienen símbolos. Podríamos señalar: la cruz, la forma de vestir de sus líderes, palabras que se repiten constantemente en las prédicas, imágenes de santos, lugares sagrados, gestos, danzas. Mientras más antigua es una religión más símbolos tiene. Las sagradas escrituras, tienen valor por sus enseñanzas, pero también tienen valor simbólico, como cuando en un tribunal se pone la mano sobre la Biblia para jurar (sin necesidad de leer nada) o algunas personas que la suelen llevar debajo del brazo para ostentar su religiosidad.

Los símbolos patrióticos buscan fomentar la cohesión de un pueblo, ya que es la única posibilidad de que pueda progresar. Así tenemos: historia patria, bandera, escudo, himno, lugares patrióticos, honrar los próceres. Son elementos que se consideran sagrados, aunque muchos los menosprecien. Los gobiernos totalitarios crean sus propios símbolos para mantener unificado al pueblo, por ejemplo, el nazismo y la revolución cubana.

En la Iglesia Católica existen siete sacramentos y se relacionan con siete aspectos claves de la vida. Así vemos el bautismo-nacimiento, confirmación-toma de consciencia, penitencia-superación de faltas o errores, eucaristía o comunión– recibir a Dios, matrimonio-formación de familia, unción de los enfermos-enfermedades o muerte y orden sacerdotal-consagración.

Ninguna persona es verdaderamente experta en Dios, nuestras limitaciones nos dificultan conocer realidades muy superiores a nosotros, pero mediante la representación simbólica podemos relacionarnos con ellas. En otras palabras: Dios es mucho más, de lo que tú crees que es. Civilizaciones atrasadas necesitan representarlo mediante objetos tangibles o materiales, por ejemplo, el becerro de oro (Éxodo 32) que utilizaron los israelitas al salir de Egipto, pero eso sería impensable en el Israel de hoy. Es preciso comprender que los miembros de los grupos religiosos presentan diferentes niveles de desarrollo espiritual y ningún mandato de su líder tiene el poder de igualarlos, por lo que en una misma congregación puede haber importantes diferencias simbólicas.

Además de identificar cuáles son tus símbolos, puedes adoptar nuevos, ellos te facilitarán alcanzar los estados de consciencia necesarios y te ayudan a concentrar e integrar la mente en la dirección deseada. El creyente dispone de oraciones que son de mucho valor cuando se decide a utilizarlas.

Los símbolos pueden tener significado contrario según las culturas. La imagen de Jesucristo crucificado es vista por el cristiano como un acto de amor y en otras culturas podría verse como un desagradable acto de tortura. Lo importante es el significado que tenga para ti, porque los símbolos representan nuestros valores.

Un símbolo puede ayudarte a recordar, concentrarte o relacionarte con alguna realidad trascendente, superando tus limitaciones mentales.  Es un arma de doble filo, puede ser tanto positivo como negativo, es importante que identifiques su efecto sobre ti y lo alimentes si es conveniente.

Quienes entienden el valor de los símbolos suelen crearlos para aquellos que no son capaces de comprender algunas realidades, por ejemplo, el caso de Jesucristo en la Última Cena, donde mediante un ritual, se dejó un poderoso mensaje.