La tormenta Franklin, antes y después de su paso por el territorio nacional, llevó al Gobierno a ejecutar acciones anticipadas que comprueban la importancia de los programas de protección social adaptativa y reactiva. Efectivos como mecanismos de asistencia humanitaria y un especial aporte de proteger medios de subsistencia, salvar vidas y aliviar el sufrimiento de los que menos tienen.
Por iniciativa de la Defensa Civil, los programas sociales del Gobierno y agencias de desarrollo fueron convocados para establecer una coordinación de atención a la tormenta Franklin. La intención se centró en preparar una plataforma de respuesta y asistencia humanitaria dirigida a las poblaciones afectadas que estuvieran alojadas en centros colectivos (albergues) y en hogares afectados por el fenómeno.
Desplegaron capacidades y recursos para responder a la tormenta Franklin el Plan Social de la Presidencia, el Programa supérate, los Comedores Económicos, Ministerio de la Juventud, Ministerio de Interior y Policía, Programa de Medicamentos Esenciales y Central de Apoyo Logístico, Sistema Único de Beneficiarios, Oficina Nacional de Meteorología, Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
La estrategia consistió en establecer una ruta que definiera el proceso de intercambios de información basada en los pronósticos de la Oficina Nacional de Meteorología y las proyecciones sobre el posible impacto de la tormenta al país y a la población, apoyados en el seguimiento y monitoreo del modelo de Análisis y Mapeo Avanzado de Desastres (ADAM) del PMA, con datos que permitieran calcular las posibles poblaciones que serían afectadas.
Con dos días de anticipación al impacto de Franklin las instituciones articuladas pre-posicionaron sus estructuras para la asistencia humanitaria. Desplazaron personas con las capacidades administrativas y operativas adecuadas para brindar en las primeras horas la asistencia de lugar.
Con apoyo de las gobernaciones y alcaldías, los programas sociales llegaron a las familias que se beneficiaron de manera rápida. Por ejemplo, las raciones de alimentos, los kits de cama, medicamentos, bonos en distintas modalidades dispuestos, entre otras, tuvieron listos para una entrega oportuna. Lo que mayormente pudo entregarse fueron alimentos cocidos y crudos. Un aspecto interesante que dignifica a las familias es la entrega de alimentos casa por casa; en toda la geografía nacional las gobernadoras y miembros de la Defensa Civil procedieron hogar por hogar.
El espacio de articulación quedó habilitado y promoverá en la Comisión Nacional de Emergencias la creación de un comité consultivo de protección social (adaptativa y reactiva) que, en el marco de las acciones de gestión de riesgos de desastres, contribuirá para robustecer el plan de contingencia con los procedimientos de las instituciones envueltas, a fin de llegar a las poblaciones de manera ágil cuando se vean afectadas por lluvias, inundaciones u otras emergencias.
Si muy bien los sistemas de alerta temprana convencionales se han mantenidos en el tiempo, jugando un papel importante, igual los mecanismos de protección social, articulados de forma sistemática, están haciendo la diferencia en la manera en que las personas reciben la asistencia en una crisis.
Ejemplo, la comunidad la Barquita, en Sabana Perdida, cuando caen grandes volúmenes de lluvia se inunda. En una dinámica de gestión de riesgo con protección social, tal como se puso en marcha con Franklin en otras comunidades, se haría lo siguiente:
Preparar la base de datos estadísticos de la población y viviendas residentes en la zona para determinar y comprobar la cantidad de casas. Identificar la representación de hombres, mujeres, envejecientes, adultos mayores, jóvenes, adolescentes, niños, niñas, embarazadas y personas con discapacidad y en condiciones especiales.
Se trabajan las proyecciones del evento en desarrollo según los modelos de pronósticos de la ONAMET y PMA, para ver las indicaciones probables de impacto en la zona. El equipo analiza los datos y la respuesta. Prepara al personal de emergencia, pre-posiciona alimentos, medicamentos y otras ayudas cerca de la franja en peligro.
Se organiza la data para la entrega de bonos y transferencias a las familias que previamente fueron identificadas en el censo inicial y que sus hogares están en peligro para que salgan de las viviendas en riesgo con la ayuda recibida y se trasladen a lugares seguros. Una vez el evento atmosférico impacta y deja inundaciones, la comunidad y familias se encuentran sanas y salvas.
Se evalúan los daños, se entregan las ayudas y se empieza a reconstruir. Se preservan las vidas, los medios de producción que se puedan; y los insumos alimenticios, de higienes y salud se entregan. No se registran muertes y la comunidad vuelve a la normalidad. Ese es el presente y futuro de las respuestas a emergencias…